Investigan un fallo mecánico como causa del accidente de helicóptero
El piloto intentó un aterrizaje de emergencia antes de que el aparato se estrellara entre unos cerros turolenses
La hipótesis del fallo mecánico toma fuerza como causa más probable del accidente de helicóptero ocurrido el sábado en la provincia de Teruel y que costó la vida a seis de los siete ocupantes del aparato, utilizado para el transporte de brigadas de extinción de incendios forestales. El helicóptero, como ayer informó ABC, se estrelló en un llano rodeado de pequeños cerros. Había buenas condiciones meteorológicas, no había problemas de visibilidad y la zona en la que se produjo el siniestro no es geográficamente accidentada.
Por las circunstancias en las que se produjo la colisión con el terreno, una de las primeras hipótesis apuntaba a que se hubiera producido un fallo técnico del helicóptero, que le hizo caer. Y las primeras investigaciones parece que refuerzan esa posibilidad, según informaron ayer diversas fuentes.
Se ha sabido que el piloto intentó evitar la colisión con un aterrizaje de emergencia. Logró dar con una zona de llano, pero el impacto resultó fatal. En uno de los pequeños montículos situados cerca de esa explanada se han encontrado marcas que confirman que el helicóptero rozó con esa elevación antes de estrellarse.
Técnicos de la Comisión de Investigación de Accidentes de Aviación Civil, adscrita al Ministerio de Fomento, acudieron ayer al lugar donde se produjo el impacto para realizar una primera inspección del aparato siniestrado y del terreno. Los restos del helicóptero han sido trasladados a Madrid, para llevar a cabo una revisión en profundidad en instalaciones especializadas en este tipo de investigaciones.
También ayer se les practicaron las autopsias a los fallecidos, entre ellos el piloto del helicóptero, Albert B., de 38 años, que residía en Manresa (Barcelona) y que llevaba seis años a los mandos de helicópteros dedicados a la lucha contra incendios forestales. La autopsia del cuerpo del piloto también permitirá conocer si sufrió algún ataque o afección de salud en los instantes previos al accidente que pudieran haberle hecho perder el control del aparato, si bien, como se ha indicado, la hipótesis que ha tomado más fuerza es la de un fallo mecánico.
Para esclarecer lo ocurrido será también fundamental el testimonio que aporte el único superviviente, Ángel A. C., de 39 años, natural de Zragoza y vecino de Ladruñán-Castellote (Teruel). Se encuentra ingresado con pronóstico grave en el hospital Obispo Polanco de la capital turolense. Ayer comenzó a retirársele la sedación y, si su estado de salud lo permite, hoy mismo se le podría tomar declaración para saber más detalles de los instantes previos al trágico accidente.
El helicóptero siniestrado llevaba pocos años de servicio. Fue fabricado en 2008 y estaba desde el año pasado asignado a los dispositivos de lucha contra incendios forestales del Gobierno aragonés.
Por otra parte, ayer se oficiaron los funerales de tres de los fallecidos: Rafael A. O., de 40 años, Francisco Javier B. O., de 33, y Esteban G. G., de 35, todos ellos miembros de la brigada de extinción con base en Alcorisa que viajaba en el helicóptero para acudir a sofocar un incendio que se había producido en el término municipal turolense de Villel, cerca de donde se produjo el mortal accidente. Los funerales se oficiaron en sus localidades turolenses de origen, Andorra y Torre de Arcas.
Hoy está previsto el funeral por otra de las víctimas en Alcañiz. El resto de los fallecidos, además del piloto, son Angus T. G., de 35 años, y José Ramón M. S., de 24, ambos naturales y vecinos de Alcañiz.
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