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RUGBY

¡Que viva el rugby afrancesado!

Perdido el tren del Mundial de Nueva Zelanda, España debutó en el Europeo dirigida por el técnico galo Sonnes

MIGUEL ÁNGEL BARBERO

El rugby en España tiene una larga trayectoria, pero a nivel internacional no se han vivido excesivos éxitos. Ha sido en los últimos tiempos, sobre todo a raíz de la participación en el Mundial de 1999, cuando ha empezado a tomar más importancia la selección. Después de una lenta pero constante ascensión en su nivel, el año pasado se sufrió la decepción de no clasificarse para el Mundial de Nueva Zelanda 2011 y en la Federación decidieron dar un vuelco a la preparación.

Así, terminó la etapa del inglés Ged Glynn al frente del equipo nacional y comenzó la del francés Regis Sonnes, que ha supuesto una auténtica revolución en el colectivo. «Me siento muy bien aquí _afirma el técnico galo_ y desde el principio he encontrado una gran colaboración. Toda mi ilusión se la he transmitido al grupo y viceversa y eso nos está sirviendo para trabajar bien y duro». Bajo su mando se han aprovechado las vías abiertas por la Federación Internacional para incorporar a jugadores oriundos y la avalancha de deportistas procedentes del ruyby francés ha sido tremenda. Cobijado dentro de ese paraguas legal, cualquier descendiente de españoles de hasta segunda generación tiene derecho a jugar para España. Y para el partido ante Rusia del pasado sábado la mitad de la lista procedía de más allá de los Pirineos. «Siempre he dicho que lo importante para mí no es el lugar de nacimiento, sino el rendimiento en el campo. En los amistosos que tuvimos ante Canadá y Namibia ya se vio que se estaba produciendo una buena integración entre todos y eso es un gran síntoma. Tenemos el mismo objetivo común y salimos a morir todos juntos por la misma bandera. El ambiente es muy bueno». Esta furia española se la ha transmitido la camiseta roja a los recién llegados de inmediato. De hecho, como comenta el director técnico federativo Rubén Duque, «pone los pelos de punta ver cómo algunos de estos nuevos jugadores lloran cuando escuchan el himno nacional. La integración, desde luego, es total».

Después de los test comentados (derrota ante los americanos y victoria ante los africanos) el espíritu de la selección se ha venido arriba. «En la segunda parte ante Canadá se vivió una mejora en nuestro rendimiento y frente a Namibia la prueba fue muy positiva —prosigue Sonnes—. Y ayer ante Rusia también hicimos un buen partido; estoy contento». Pese a la derrota (24-28) la recuperación fue evidente: en el segundo tiempo España logró un parcial de (21-6) que estuvo a punto de dar la vuelta a la tortilla.

Recién ascendidos de categoría, los españoles tienen que consolidarse en este Campeonato Europeo (Seis Naciones B) para seguir sumando puntos en el ránking mundial. «Nuestro objetivo es seguir mejorando y alcanzar la cuarta plaza del grupo. Por eso, este partido nos hará crecer». Esa opinión la comparte el capitán Martín Heredia. «Estamos trabajando duro en los entrenamientos y las buenas acciones del partido no fueron por casualidad. Vamos a aprender mucho más quedándonos cerca y perdiendo que si hubiéramos ganado; eso seguro».

El centro nacional Javier Canosa confirma la clave del éxito. «Antes retrocedíamos y ahora nos venimos arriba ante cualquiera. La forma de trabajo ha cambiado y ha llegado gente joven y con ganas de otras ligas que nos aportan su experiencia y su humildad». El próximo sábado, en Tiblisi, Georgia será una piedra de toque perfecta para comprobar la evolución. «Seguiremos adelante, nunca nos harán retroceder» es la nueva filosofía del XV del León.

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