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arte

Con alevosía y nocturnidad

Cae la noche en el museo Artium de Vitoria. Un tiempo para la vida a oscuras, los sueños, y también las pesadillas, que plantea la exposición colectiva «Medianoche en la ciudad»

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laura revuelta

Trescientos sesenta y cinco días con sus trescientas sesenta y cinco noches. Así está el calendario organizado, no hay vuelta de hoja. No hay día sin noche , pero no me atrevería a asegurar que el ciclo haga el recorrido a la inversa: que todas las noches tengan su día. Que salga el sol es una esperanza final, de vida, no siempre hecha realidad. La noche es tiempo de sueños y pesadillas y es entonces cuando, tal y como señala el dicho popular, todos los gatos son pardos . Está exposición se instala en el territorio nocturno porque es más territorio comanche –también se reconoce así– y, por extensión o flujo bohemio, es más dado a las loas de los malditos, es decir, de los artistas que se reconocen vitales, y también mortales , cuando cae el telón diurno. Esta exposición se asienta en lo que han escrito, han filmado o han escenificado todos ellos cuando quedan seducidos por la nocturnidad y la alevosía.

Solo algunos de los artistas aquí reunidos destila tantas ganas de sangre nocturna como sus compañeros literatos

Su comisario, José Miguel G. Cortés , centra todo el recorrido en el carácter multidisciplinar de aquellos creadores a quienes podríamos llama r los hijos de la noche (no confundir con la medianoche o las medias tintas). Aunque en las salas de la muestra que ahora recala en Artium de Vitoria –y que antes pudimos ver en el Centro La Panera de Lérida – vamos a encontrar lo que habitualmente entendemos como creaciones de artistas contemporáneos (vídeos y fotografías en su mayoría), en el fondo, el discurso descansa sobre la fascinación nocturna que han sentido cineastas y, sobre todo, escritores . En su texto del catálogo, imprescindible para poder apagar la luz a gusto, saltan uno tras otro los nombres de aquellos que han narrado experiencias nocturnas propias o ajenas. Las citas son obligadas, y por allí pasan Julio Cortázar, Roberto Bolaño , Klaus Mann, Bret Easton Ellis , Djuna Barnes, John Rechy, Haruki Murakami , Malcolm Lowry, Céline, Jim Jarmusch, Fritz Lang, Ridley Scott, Murnau, Wong Kar Wai , Gus Van Sant , Cassavettes… Para tejer toda esta red nocturna.

Al final de la noche

Extracto tan solo tres breves citas para enmarcar lo que encierra el recorrido de la muestra. Julio Cortázar: «Cada vez que paseo por París, solo, de noche, sé muy bien que no soy el mismo que, durante el día a día , lleva una vida ordinaria y normal». El denostado Céline, cuyo centenario no quieren celebrar en Francia: «Me repetía a mí mismo, para alentarme, “a fuerza de verte echado a la calle en todas partes, seguro que acabarás descubriendo lo que tanto miedo da a todos , a todos esos cabrones, y que debe encontrarse al final de la noche. ¡Por eso no van ellos hasta el fin de la noche!”». Malcolm Lowry : «Noche: y una vez más el nocturno combate con la muerte, el cuarto que se cimbra con demoniacas orquestas, las ráfagas de sueño aterrado, la voces fuera de la ventana, mi nombre que repiten con desdén imaginarios grupos que van llegando. ¡Cómo si no hubiera bastantes ruidos reales en estas noches de calor canoso! ».

Contado así, con tanta intensidad por los arriba extractados, parece que vamos a entrar en la noche de los tiempos , pero la exposición se queda corta en emociones. Quizá un exceso de frialdad para tanta mítica nocturna lanzada a los cuatro vientos. Tal vez sea porque un museo no está preparado para transmutarse en un callejón a altas horas de la madrugada o porque el documentalismo, y lo conceptual, están reñidos con tanta literatura noctámbula como se nos ha contado y narrado en películas clásicas del género: Mala noche , Nosferatu , Shadows. .. A decir verdad, solo algunos de los artistas aquí reunidos destila tantas ganas de sangre nocturna, tanto mal sueño con la luz apagada, como los ya citados en estos títulos y en estas frases, y en tantas otras.

Luces y sombras

Pienso que tan solo llega a esta intensidad narrativa y descriptiva Gregory Crewdson en su serie Dream House . Si la noche inquieta, esta que se escenifica en sus fotografías es inquietante de verdad por cuanto tiene de pesadilla, mucho más irreal que real. O Carlos Garaicoa , que monta una de sus ciudades iluminadas (Nuevas arquitecturas o una rara insistencia para entender la noche), donde la simplicidad escenográfica encierra una poesía y un drama que solo se desdibuja a la luz de las farolas más que de las velas. O Félix González Torres , que quiere que se haga la luz en medio de la oscuridad ( Last Night ), un punto de fuga, viejo anhelo de quienes ya no aguantan más tralla. O Nan Goldin y su ya mítica The Ballad of Sexual Dependency , cuya literatura resulta tan desasosegante como las palabras de Céline, por recoger un ejemplo ya citado. Sin duda, para contar antes hay que vivir y, Nan Goldin lo ha hecho y lo sabe transmitir como nadie. Ella es una reina de la noche y ha sobrevivido a todos sus avatares.

La exposición se instala en el territorio nocturno, territorio comanche más dado a las loas de los malditos

O Carmela García , que viene a contar que las madrugadas en la ciudad no son solo territorio masculino. Los garitos que ella retrata en Escenarios , vacíos por completo, sin un alma, no son para hombres, sino para mujeres. O Begoña Zubero y sus gasolineras en medio de la nada ( Gas ). O las coreografías fantasmagóricas de Jean Marc Bustamante en Lumiere , donde imágenes borrosas nos dejan entrever grupos de jóvenes que no se sabe muy bien si vienen o si van, si se saludan o se despiden, si se abrazan o están a punto de pelearse. Lo mismo que Ervin Çavusoglu en su vídeo Impasse , que mira a través de una ventana lo que pudiera ser el preludio de una discusión callejera.

Y paro de contar sobre esta noche que aquí se relata. Se me quedan cortos ante tanta expectativa literaria y cinematográfica los otros artistas aquí expuestos: Ignasi Aballí ( Sipnosis II, película sin fin ); Juan Pablo Ballester ( Sin título. En ningún lugar ); Carles Congost ( Tonight’s the Night ); Alicia Framis ( Cinema Solo ); Carlos Pazos ( Music, Martinis and Memories ); Azucena Vieitez ( Reclaiming the Night ) y Massimo Vitali ( Benicassim Arctic Diptych ). Por mucha nocturnidad y alevosía que se le ponga, no les veo el drama anunciado . La medianoche y la noche cerrada se quedan en medias tintas.

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