La inyección letal se seca
La única farmacéutica con licencia para producir el Pentothal ha dejado de fabricarlo. Los grupos contrarios a la pena capital intentan aprovecharlo

«Texas tiene suficiente tiopental sódico para las dos próximas ejecuciones previstas en febrero. El sedante se nos acaba en marzo y a partir de ahí consideraremos todas nuestras opciones, incluyendo la posibilidad de utilizar una anestesia alternativa o buscar otro proveedor», declara a este periódico Michelle Lyons, portavoz del Departamento de Justicia Criminal del estado que más presos ha ejecutado (464) desde que en 1976 se reinstauró la pena de muerte en EE.UU.
El tiopental sódico (o Pentothal), primer paso en el protocolo de la inyección letal, se agota. Y se agota porque la única compañía con licencia para producirlo en EE.UU., Hospira , acaba de anunciar que deja de fabricarlo en su planta italiana de Liscate. ¿La razón? El Parlamento italiano dio un ultimátum a la farmacéutica en diciembre: o demostraba que el producto no sería utilizado en la pena capital, o perdía el derecho a exportarlo desde Italia.
«Intentamos cumplir la orden, pero no podemos controlar dónde acabará el producto, así que decidimos no exponer a nuestros empleados italianos a violaciones de la ley», explica Daniel Rosenberg, portavoz de Hospira. La empresa también fabrica los otros dos compuestos del cóctel mortal en las inyecciones letales : bromuro de pancuronio , agente paralizante que corta la respiración, y cloruro de potasio para detener el corazón del ejecutado. Pero es el Pentothal , utilizado en 33 de los 35 Estados con pena capital, el que más problemas está dando. Se trata de un anestésico para eliminar el dolor y dejar inconsciente al reo. Un anestésico que «no está creado para la pena capital, sino para operaciones quirúrgicas», subraya Rosenberg sobre este compuesto que hace dos décadas dejó de utilizarse en los quirófanos del primer mundo por sus efectos secundarios (hoy sólo se usa en países en desarrollo).
Ya en agosto de 2009 varios Estados tuvieron que retrasar ejecuciones por falta de tiopental sódico. Fue cuando Hospira decidió transferir su fabricación desde Carolina del Norte a Italia. «Es muy común que las farmacéuticas, por razones de costes, muevan la producción. Teníamos la opción de modernizar la fábrica de Carolina del Norte o utilizar las nuevas instalaciones italianas. Y decidimos que esto último nos convenía más», confiesa Rosenberg, insistiendo en que Hospira «no está de acuerdo en utilizar Pentothal en las ejecuciones y así se lo hemos trasladado a los Estados con pena de muerte ».
China y Pakistán, a la espera
Con Italia prohibiendo las exportaciones de tiopental sódico, al igual que Alemania y Reino Unido, EE.UU. tendrá que comprarlo en países sin restricciones como China o Pakistán. Además, se enfrentará a largos procesos judiciales para aprobar otros sedantes como ocurrió en Oklahoma el pasado noviembre, donde un juez federal aceptó el uso de pentobarbital, barbitúrico utilizado en la eutanasia animal, como sustituto del Pentothal. Así, John David David Duty, sentenciado a muerte por estrangular a su compañero de celda cuando cumplía condena por violación, robo e intento de asesinato, se convirtió en el primer preso ejecutado con anestesia para caballos. En el caso de Alemania, el ministro de Salud, Philip Rösler, ha solicitado que no vendan tiopental sódico desde ese país a EE.UU., recordando que la legislación alemana es contraria a la pena de muerte. «Si llegan pedidos, los rechazaremos», promete la asociación alemana de farmacéuticas.
En Reino Unido, la caza de la compañía que vendía los tres compuestos de la inyección letal la inició la ONG Reprieve . Dream Pharma, una pequeña empresa londinense cuyo dueño, Mehdi Alavi, hacía negocios desde la parte trasera de una autoescuela, exportó a Arizona 150 dosis de Pentothal, 180 de cloruro de potasio y 450 de bromuro de pancuronio. Todo por valor de 5.300 euros. Según esta ONG, esas dosis serían suficientes para matar a 10 prisioneros. Contactado por este diario, Alavi declina comentar, repitiendo lo que ya ha dicho a la prensa británica: «Mo he hecho nada ilegal o inmoral; esto es una caza de brujas y yo soy el chivo expiatorio». Maya Foa, investigadora de Reprieve, relata a ABC cómo dieron con Dream Pharma . «En octubre nos llamaron los abogados de Edmund Zagorski, prisionero en el corredor de la muerte de Tennessee, tras descubrir que ese Estado intentaba comprar la inyección en Inglaterra. Unos días antes, otro preso había sido ejecutado en Arizona con drogas importadas del Reino Unido, así que le pedimos al Gobierno que impusiera una prohibición a la exportación (algo que no han conseguido) e iniciamos nuestras pesquisas». A finales de diciembre la ONG recibió una factura de Dream Pharma en la que se especificaban las dosis enviadas a Arizona. Se la envió un abogado defensor del estado sureño.
El hecho de que el Pentothal sea difícil de fabricar y ya no tenga patente lo convierte en un producto muy poco atractivo para las farmacéuticas, conocidas por su afán de hacer negocios millonarios. Por eso la decisión de Hospira es tan importante para los grupos contrarios a la pena de muerte. «Aunque los Estados cambien de anestesia, esto requiere ir a corte o nueva legislación», insiste Foa. «Es muy posible que sigan a Oklahoma, pero eso conllevará largas batallas legales que avivarán el interés de la opinión pública. Esperamos que los ciudadanos puedan replantearse la prohibición de la pena capital en EE.UU. y otros países». Las batallas legales están aseguradas, porque aunque un juez federal aprobara el sedante utilizado para sacrificar animales en Oklahoma, esa decisión sólo es vinculante en los Estados del décimo circuito (Kansas, Nuevo México —que no tiene pena de muerte—, Colorado, Utah y Wyoming, además del mencionado Oklahoma). El resto tendrá que defender cada caso en sus propios circuitos. La batalla dialéctica también está servida. Por un lado, los activistas contrarios a la pena capital recuerdan que quienes la apoyan parten de varios errores. «Muchos creen que es más barato que condenar a un preso a cadena perpetua, cuando en realidad la pena de muerte es tres veces más cara debido a las investigaciones, la selección de jurado y la necesidad de dos juicios, uno para determinar si el acusado es inocente o culpable, otro para la sentencia. Y todo eso antes incluso de iniciar el largo proceso de apelaciones», señalan desde Reprieve. Otro de los argumentos más comunes para defenderla es que reduce el crimen, pero las estadísticas muestran el efecto contrario: cuando Canadá abolió la pena capital en 1976, el número de homicidios descendió. Ese mismo año se reinstauró en EE.UU., y los asesinatos aumentaron. ¿Por qué entonces la mayoría de los estadounidenses está a favor de la pena capital? «Porque creen que es inmoral que los peores asesinos, los que han violado, secuestrado o robado a sus víctimas antes de matarlas, vivan en la cárcel viendo televisión, disfrutando de la comida, leyendo y hasta estudiando arte mientras sus víctimas inocentes están enterradas y las familias lloran su pérdida», insiste desde Sacramento (California) Michael Rushford, presidente de Criminal Justice Legal Foundation (CJLF), a favor de la pena capital. «La mayoría pensamos que el valor que la sociedad da a la vida de un inocente asesinado es el precio que el asesino debe pagar por quitársela». Además, «los condenados a cadena perpetua pueden matar en la cárcel, mientras que un asesino ejecutado nunca podrá volver a hacerlo». Para Rushford, la decisión de Hospira no supondrá un grave problema porque muchos Estados cambiarán el Pentothal por el pentobarbital, «siguiendo el ejemplo de Oklahoma», y porque «las encuestas a favor de la pena capital han sido consistentes en la última década: los americanos la defienden». Por el contrario Diann Rust-Tierney, directora de la National Coalition to Abolish Death Penalty , grupo en contra de la pena de muerte con sede en Washington, apunta: «Tras el anuncio de Hospira es más evidente que el castillo de naipes sobre el que se sostiene este sistema se viene abajo».
«Acabar con este proceso»
Asimismo, Kristin Houle, directora de la coalición texana contra la pena capital , ve en la decisión de la farmacéutica «una razón más para acabar con este costoso e innecesario proceso». Virginia, que con 108 es el segundo Estado que más ejecuciones ha realizado desde 1976 (la última, una mujer el pasado septiembre), busca alternativas a los dos métodos que utiliza actualmente (la inyección letal de tres compuestos y la silla eléctrica). También hay casos como el de California, que ha intentado comprar Pentothal a otros Estados, en hospitales y hasta en Pakistán; o Maryland, cuyos legisladores llevan años debatiendo la posibilidad de abolir la pena capital. Allí hay una moratoria desde 2006 y el 16 de febrero propondrán nuevas regulaciones.
Dieter cree que casi todos seguirán el ejemplo de Ohio. Pero los abogados defensores de los condenados aprovecharán cualquier cambio para llevarlo a corte. «En ese caso, los tribunales de cada Estado solicitarán testimonios médicos sobre los efectos del protocolo. Y si surge algún problema con el pentobarbital, habrá retrasos en las ejecuciones». A pesar de ello, y aunque todos los Estados evalúan opciones, su intuición es que «la polémica alrededor de las inyecciones letales no acabará con la pena de muerte en EE.UU.».
Noticias relacionadas
- EE.UU. se queda sin el sedante utilizado para la inyección letal
- Oklahoma ejecuta a un hombre con sedante para animales
- Departamento de Justicia Criminal de Texas
- Hospira
- Reprieve
- Dream Pharma
- Criminal Justice Legal Foundation
- National Coalition to Abolish Death Penalty
- Coalición texana contra la pena capital
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete