«Olé y Amén»: Pitingo vuelve a casar el flamenco con el soul
El artista presenta hoy y mañana en Madrid su nuevo trabajo discográfico

Ha sustituido su encrestado y oscuro peinado por una cabellera cuidadamente engominada e iluminada con la plata de las canas. Pero para Pitingo la vida sigue igual, y su nuevo disco, titulado «Olé y Amén», mantiene ese matrimonio entre flamenco y soul y pop que tenía su trabajo anterior, «Soulería». El artista de Ayamonte pondrá de largo este disco hoy y mañana en el teatro Calderón-Häagen Dazs de Madrid. «Este trabajo es consecuencia del anterior —dice Pitingo—; no hay que cambiar una fórmula si funciona, y hay que respetar lo que el público quiere. Sí creo que con este disco damos un paso más en cuanto a calidad». En él colaboran artistas como Juan Carmona, Juan Habichuela, Farah Siraj, Luis Fonsi —que canta un dúo con Pitingo, «Y Dios nos ayudará»— y el Soul of Prophecy Gospel Choir.
Además de tarantos, bulerías, malagueñas o seguirillas, «Olé y Amén» incluye versiones de canciones como «She works hard for the money», de Donna Sumer; «I Just Called To Say I Love You», de Stevie Wonder; y otras más cercanas como «Cucurrucucú Paloma», «Ven, devórame otra vez» o «Eres tú». Canciones que forman parte, dice, «de mi vida, de mi infancia y mi juventud». Y todas pasadas por su inevitable tamiz flamenco. «Me levanto y me acuesto flamenco, y todo lo que me rodea lo es: mi manera de andar, de sentir, de pensar. Cante lo que cante, siento en flamenco. Soy cien por cien pata negra», dice sonriendo.
No le preocupa, asegura, lo que digan los puristas. «Me he hecho un escudo y recibo bien las críticas. Yo creo que el purismo no es bueno para nada, pero está ahí, y hay que aceptarlo». «En este disco —continúa el artista— canto temas que me han marcado a lo largo de mi vida, y en ellos rindo mi pequeño homenaje a sus autores y a sus intérpretes. Y claro, he querido hacerlos personales, darles otro color, otro punto de vista. El flamenco tiene tal riqueza y variedad de ritmos que puede admitir todo tipo de canciones».
La que más le ha costado, admite, ha sido «Cucurrucucú Paloma»: «Fue un reto para mí, porque resultaba muy difícil que no sonara a ranchera. Finalmente hemos hecho una nana casi susurrada».
Cree Pitingo que el flamenco sigue siendo, en general, un arte minoritario «a menos que se presente con alguna fusión. Camarón hizo del flamenco por derecho un arte de masas, pero después de él nadie lo ha logrado. Yo sigo queriendo acercar el flamenco a un público que no lo es, y gustar también a los flamencos. Por eso después de un tema de Donna Summer va una soléa; creo que es una manera más digerible para los espectadores en general».
Le gustan, dice, los cantaores clásicos, y admira a Arcángel, a Poveda, al recientemente fallecido Enrique Morente. «Dar un paso más no significa perder pureza o flamencura. No se va a cantar ya como antes, con esas fatigas. Las letras clásicas hablaban de todas esas penas, y hoy, afortunadamente, hay muchas otras cosas de las que hablar». Se felicita por el nombramiento del flamenco como Patrimonio de la Humanidad, aunque dice que lo ha sido siempre. «Es una cultura que pertenece a la Historia de España. El himno español debería hacerse por flamenco»
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete