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LA LUPA

Vuelos pagados

Dudo mucho que la línea aérea entusiasme a los turistas ingleses, pero estoy seguro de que irrita profundamente a los parados de larga duración

alfredo aycart

NO hay que escarbar mucho para encontrar en Abel Caballero el muestrario casi completo de los defectos primordiales de la clase política que nos maltrata. Demagógico hasta la extenuación, despilfarrador y de demostrada ineficacia, sea cual fuere el cargo público que le toque ocupar —y son ya varios en una dilatada carrera, demasiado prolongada para sus limitados méritos— permanece ajeno a los intereses de los administrados para atender con exclusividad a la veleta de sus necesidades electorales.

La última del ahora alcalde de Vigo es la inversión de 650.000 euros de las exiguas arcas municipales para recuperar un superfluo vuelo a Londres desde el aeropuerto de Peinador. El derroche de recursos públicos es dudoso que beneficie a más ciudadanos que a los que ya podrían permitirse de cualquier forma viajar a la bella capital inglesa. Ahora harán turismo a menor coste, subvencionados por una corporación que reduce sus Presupuestos en un 8 por ciento en 2011.

Algún día habrá que entrar en la discusión sobre si Galicia puede permitirse el lujo de contar con tres aeropuertos internacionales plenamente operativos. Tanto La Coruña como Vigo están a una hora escasa de las instalaciones de Labacolla, y parece sensato plantear al menos la posibilidad de reforzar la instalación aeroportuaria central en demérito de las extremas para dar mejor servicio a toda la Comunidad.

Pero mientras se abre un debate que entra de lleno en el corralito de ciego localismo de buena parte de la dirigencia política, irresponsable hasta el extremo de atizar en beneficio propio absurdas rencillas de vecinos, cabe preguntarse si la generosa aportación a Vueling, una compañía de bajo coste que, al menos, presenta mejores modales que los barriobajeros habituales de su competidora Ryanair, beneficia a la ciudad que administra con el apoyo cómplice del BNG.

Es muy discutible. En todo caso, podría comprenderse el respaldo a un enlace directo con París, justificable por la presencia de Citroën en una ciudad que ha basado su desarrollo en la industria. Pero lo de Londres suena al despropósito propagandístico habitual, agudizado en periodo electoral. Dudo mucho que la línea aérea entusiasme a los turistas ingleses, pero estoy seguro de que irrita profundamente a los parados de larga duración condenados a la miseria por la retirada de la ayuda de 426 euros decidida por José Luis Rodríguez Zapatero.

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