Casi la mitad de los españoles creen que en 2011 aún habrá más paro
Un 48% vaticina que en los próximos doce meses la situación económica será todavía peor que en 2010
Cuando la pobreza asoma la cabeza por la puerta, la ilusión salta por la ventana. Esa parece la principal conclusión del «Barómetro Global de la Esperanza y la Desesperación para 2011», una encuesta entre 64.000 personas de 42 países que certifica que, si la alegría va por barrios, hace un tiempo que no se pasea por los de Occidente y prefiere emerger en los de los países asiáticos y suramericanos, en los que todo está por explorar y explotar.
Y tampoco frecuenta demasiado los de España. No hay muchas esperanzas depositadas en el 2011 que está a punto de desperezarse: los españoles prevemos más paro y el mismo miasma emanando del lodazal económico. A la pregunta de cómo imaginaban la situación para el próximo año, sólo un 13% de los encuestados en nuestro país vaticinó que la crisis entrará en recesión durante los próximos doce meses, mientras que un 48% estima que la bestia seguirá devorando sueños a un ritmo incluso mayor. Un 36% cree que la vida seguirá igual y un 3% prefiere no pensar en ello para no tener que contestar.
Esos 35 puntos porcentuales de ventaja con los que la desconfianza se afianza sobre la certidumbre sólo son superados, entre los países más desarrollados, por Francia (-58%), Islandia (-49%) y Reino Unido (-44%). Italia nos iguala, lo que confirma que el sur europeo aún existe, pero está cerca de desistir. Convertido hace un par de años en el país probeta de la primera gran crisis económica del milenio, el pesimismo islandés resulta comprensible, aunque no deja de resultar chocante que, sin sufrir la presión de los suspicaces e implacables mercados y con unos síntomas de recuperación algo más estables que los de la media europea, franceses y británicos dibujen un panorama aún más ceniciento que los españoles. En Francia, el malestar general es evidente: sólo un 3% está convencido de que habrá una mejoría económica en 2011, la cifra más baja de todos los estados en los que se realizó el informe.
La sombra del desempleo
Eso sí, en catastróficas perspectivas laborales no nos gana casi nadie. La encuesta, coordinada por la red WIN +GIA y elaborada en España por Dym, refleja que sólo un 1% de los españoles estamos convencidos de que en los próximos doce meses aumentará de forma significativa el número de empleados. Sólo Italia, Letonia y Bulgaria, que directamente se deciden por poner cerco a la ilusión con un rotundo 0%, ven más alargada la sombra de la cola del paro.
La mayor parte de los españoles, un 37%, considera que el desempleo aumentará ligeramente y otro 11% que se incrementará mucho, frente al 14% que cree que el paro mejorará con un pulso débil. Un 34% cree que nada cambiará en el mercado laboral. En total, un 48% contempla como irremediable que, a pesar de nuestro poco envidiable posición de campeones europeos del paro, el desempleo subirá en mayor o menor medida. Nadie parece tomarse muy en serio las previsiones del Gobierno, que espera reducir la tasa actual del 19,8% al 19,3%.
Definitivamente, los trabajadores españoles no lo ven claro. Un 40% cree que su empleo corre bastante peligro en 2011 y un 57% lo encuentra aún seguro. La diferencia, de tan solo 17 puntos, está muy por debajo de la media de Europa Occidental (39 puntos) e incluso de la de América Latina (22 puntos). Y encontrar nuevo acomodo tampoco se antoja fácil. Casi dos de cada tres entrevistados considera que tardaría bastante tiempo en encontrar un nuevo empleo.
De nuevo, Francia (un 67% de encuestados cree que subirá el paro) y Reino Unido (72%) rompen la vajilla del ánimo entre los países desarrollados. Alemania, por ejemplo, se queda en un 27% y Estados Unidos alcanza un 39%. Y es que el estudio confirma que el mundo está revuelto, pero que algunos países andan más de cabeza que otros. De hecho, en cifras globales, el informe concluye que, aunque sea recurriendo a la foto finish, la esperanza se impone. Un 30% confía en que 2011 será un año próspero económicamente, mientras que un 28% prevé que sigan pintado bastos y un 36% estima que la botella seguirá igual de medio llena o medio vacía.
Un equilibrio grisáceo entre aquellos que vislumbran un panorama blanco y los que apuestan a la rutina del negro que esconde una letra pequeña significativa. Mientras que en los musculosos BRIC —acrónimo que en-globa a Brasil, Rusia, India y China— la esperanza de un buen año se dispara hasta el 49% y sólo un 14% es pesimista, en el G-7, el grupo de los atribulados países todavía más ricos del mundo —EE.UU., Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón— registra un 17% de ciudadanos ilusionados y un 36% que cree que aún queda mucho por caer cómo para aventurarse guardar en el armario el abrigo del recelo. El partido por la esperanza macroeconómica no puede estar menos reñido: emergentes +35%, decadentes -19%.
De ilusión también se vive, pero se hace mucho mejor si los deseos se engordan con buenos números. No es extraño que un 73% de los brasileños y un 67% de los chinos crean que su situación personal va a mejorar en 2011, mientras que sólo un 15% de franceses e italianos o un 24% de españoles aguardan un mañana mejor.
Aunque lo ideal es combinar riqueza mental y salud financiera, un «ranking» que dominan los países nórdicos: Suecia, Finlandia y Dinamarca (de nuevo obvien a la escaldada Islandia) y Suiza, que siempre fue un paraíso, fiscal o no, al margen de cualquier atravesada contingencia, mundana o mundial.
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