Robo de arte poligonero
La Policía ha recuperado 34 de las 35 obras de arte robadas en un polígono de Getafe. Estaban en una furgoneta, también sustraída, que los cacos aficionados dejaron en otro polígono, después de vender a un chatarrero un Chillida de 800.000 euros por treinta

Solo hay que ver la furgoneta blanca, robada hace unos días en Madrid, y las esculturas y dibujos de Chillida, Picasso, Botero, Saura o Marsic para darse cuenta de que los cacos que se llevaron un camión con 35 obras de arte (están valoradas en unos cinco millones de euros) del polígono industrial Los Olivos de Getafe no son ni mucho menos unos expertos en arte.
Solo hay que ver el lugar donde dejaron abandonado el vehículo, otro polígono industrial de Leganés, al aire libre, quizá porque ya intuían que la Policía les pisaba los talones para percibir que el refinado mundo del arte contemporáneo no es lo suyo. Solo hace falta, por redundar, saber la salida que le dieron a una de las piezas del botín, el «Topus IV» del maestro Chillida para confirmar el pelaje de los ladrones: como adelantó ABC, se la vendieron a un chatarrero por 30 euros, sin despeinarse, hierro para fundir que ese era su destino, si no llega a ser porque la Policía de Madrid se les puso por delante.
Los agentes de la Judicial de Madrid han conseguido el objetivo principal y han recuperado 34 de las 35 obras sustraídas el 27 de noviembre , pero hay sombras que por ahora no redondean el servicio. Los ladrones aún andan sueltos. Se cree que tres, quizá cuatro, que aunque aficionados y poco profesionales, según han demostrado, al menos en cuanto a calibrar el valor de su botín sí que les están dando quebraderos de cabeza porque ya no hay ladrón que no se conozca el cuadernillo y adopte todas las precauciones del mundo. Sensación agridulce, por tanto, pese a que el objetivo principal está conseguido. Dicen los policías que la investigación va por buen camino y que pronto caerán.
El chatarrero, fundamental
Los cacos abandonaron el camión vacío en el que habían robado la mercancía cuatro días después y metieron su botín en una furgoneta que ahora ha aparecido. Cuando los agentes descubrieron que el «chillida» acabó en un chatarrero fueron a por él y a partir de ahí tiraron del hilo y descubrieron el vehículo con las obras. Muchas las habían sacado de la valija en la que venían procedentes de una exposición colectiva en Colonia, pero con otras ni se molestaron y conservaron el embalaje original. Chapuza tras chapuza. Falta una que por ahora es una incógnita, aunque los investigadores no descartan que alguno de los ladrones se haya encaprichado de ella y se la haya llevado a su casa. El robo de arte de Getafe, que algunos atribuyeron a una maniobra planificada y por encargo, a la vista de los hechos se parece cada vez más a las secuencias disparatadas de «Atraco a las tres». Sin duda, un robo de polígono que acabó en polígono.
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