«En el cómic hay una libertad creativa que no existe en otras artes»
Carlos Pacheco, el dibujante de Marvel (el «Gasol» del cómic), en el Museo ABC

El Museo ABC dedica tres jornadas a diseccionar el proceso creativo de los autores de cómics. Hoy concluyen los encuentros programados con las intervenciones, a partir de las 18:00 horas, de Fernando Vicente, Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí; ayer fue el turno de una de las grandes estrellas del momento, Carlos Pacheco.
El gaditano viene a ser al cómic lo que Gasol al baloncesto. Es decir, un hombre que ha llegado a la cumbre en el lugar donde cualquiera de su profesión soñaría con triunfar: Estados Unidos. Desde 1993 dibuja a los superhéroes más populares del planeta, desde Batman a los X-Men, desde la Liga de la Justicia a Los Vengadores. Las dos editoriales que copan el mercado, DC Comics y Marvel (donde hoy trabaja) se lo rifan. También es como si a un futbolista se lo rifaran el Real Madrid y el Barcelona: «El cómic se justifica a sí mismo, siempre ha producido obras dignas de ser admiradas —nos cuenta—, otra cosa es que la sociedad no haya querido hacerlo. Especialmente en España siempre ha habido cierto problema con aquellas artes que se mezclan la imagen con la palabra escrita, considerándolas un subproducto, y transmitiendo la idea de que es algo para iletrados o personas no formadas, cuando en realidad ha venido produciendo obras maestras desde su propio nacimiento».
Sin embargo, también ve positivo «cierta invisibilidad social, porque hace que no tenga que vestir su discurso, dándole al mundo lo que el mundo espera. Cuando los medios están muy definidos, se supone que tienen que producir una obra concreta que la sociedad espera. El cine, la pintura, la literatura... tienen que ser de determinada manera. En cambio, esa falta de presión social le da una libertad creativa y artística que en otros medios se echa de menos».
Cambian los superhéroes
Algo que permite que los superhéroes cambien, «porque cambia el público. No tienen nada que ver el público de ahora con el que yo fui. Es curioso ver cómo se quedan viejas obras que fueron impactantes. Los tebeos son reflejos sociales, confluyen todas las corrientes éticas y estéticas, al margen de que el personaje sea el mismo. El Spiderman de los años 60 no tienen nada que ver con el de ahora. Antes el líder de los cuatro fantásticos le decía a su mujer quédate atrás, que yo soy el jefe. Además ella era la Mujer Invisible, la mujer perfecta de los años 60. Hoy día el guionista sería defenestrado. En sus orígenes, el cómic era muy machista». Una de las cosas que ha cambiado ha sido la irrupción de los videojuegos, que ha dejado su marca en las viñetas: «Muchísimo, y en principio negativamente, matando villanos cada vez más grandes y peligrosos, así sucesivamente en una carrera sin fin y sin sentido».
«Prefiero los perdedores»
Acostumbrado a dibujar a los grandes nombres que hacen soñar a millones de aficionados, sorprende cuando responde a la pregunta de cuál es su personaje favorito: «Los perdedores, los personajes que no tienen relevancia. Porque a Lobezno, por muy interesante que pueda ser, no puedes llevarlo a ciertos territorios, pero sí lo puedes hacer con personajes de segunda fila. Son los que creativamente siempre me han interesado más y ofrecen más posibilidades».
En cuanto al desembarco de dibujantes españoles en las grandes editoriales estadounidenses, explica, que «hemos aportado una visión ecléctica de la propia historieta. El cómic norteamericano fue durante muchos años muy endogámico, se alimentaba de sí mismo, y eso jugó en su contra. No salía de determinados parámetros. Lo que define la escuela española es que no existe como tal».
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