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Al pairo

PERDER LOS PAPELES

Pero las que no conocíamos eran las facturitas, la letra pequeña de ese contrato bausra firmado por ZP con los nacionalistas a cambio de mantenerse en el trono

fernando conde

MIENTRAS Salamanca sigue perdiendo los papeles, stricto sensu, el Gobierno de la nación continúa instalado en su política del todo vale, siempre y cuando sea bueno y «rentable» para el convento socialista. La última salida de papeles del Archivo de la Guerra Civil, una vez más envuelta en un halo de alevosía, nocturnidad y puerta de atrás, no es otra cosa que una muestra añadida a la ya de por sí larga y vergonzante actitud de ZP al respecto —la «c» de «respecto» se puede quitar, si se considera oportuno—. Por cierto, me pregunto en qué rincón andará a estas alturas de la película Jesús Caldera. ¿Le habrán reventado el hígado de tanto pasar y tan a menudo con cajas de documentos por encima de su cadáver? Si alguien sabe algo, que lo diga, por favor.

Estaba más que claro que el pacto con los nacionalistas vascos a propósito de los presupuestos generales del Estado para el año que viene iba a pasar facturas. La gorda todos la conocemos: una brecha más y más profunda en la ya de por sí considerable y abismal asimetría que distingue y distancia a las comunidades autónomas ricas de las pobres. De nuevo, el gobierno socialista, el de las políticas sociales y la no discriminación, adornando su imaginario ideológico con esas perlitas que son los votos a cambio de descaradas regalías, aunque éstas supongan el principio del fin del modelo de Estado.

Pero las que no conocíamos eran las facturitas, la letra pequeña de ese contrato basura firmado por ZP con los nacionalistas, a cambio de mantenerse en el trono de esta España en crisis y en caída libre. Las facturitas van saliendo a la luz como los caracoles al sol. Cuando ven un rayito en lontananza, los caracoles sacan la (mala) baba a relucir y se ufanan de sus conquistas y de tener a sus pies al Gobierno de la nación. Y eso por no hablar de Cataluña donde, en evitación de una previsible catástrofe y de un enorme varapalo, ZP permite que los nacionalistas le predigan que, después de las elecciones, van a hablar con su pomposo Gobierno de España de tú a tú.

La facturita catalana aún no está escrita. Pero, conociendo el paño, podemos temernos lo peor. Y aquí es donde uno entiende bien a Niemöller —mutatis mutandis—, verdadero autor de esa archifamosa cita atribuida erróneamente a Brecht y que podríamos sintetizar así: cuando ya nada parece suficiente, ¿qué haremos el día en que vengan a por todo?

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