EN EL CONVENTO DE LOS CARMELITAS
San Juan de la Cruz ya tiene su lugar en la ciudad de Toledo
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Recientemente, el poeta Santiago Sastre recordaba en un interesante artículo publicado en el especial ABC Artes & Letras de Castilla-La Mancha las noches toledanas de San Juan de la Cruz, su llegada a la ciudad en 1577 a lomos de un mulo, en una noche oscura, con los ojos tapados para evitar que conociera el sitio que sería su cárcel durante nueve meses. «Lo conducen al convento Nuestra Señora del Carmen, entre el artificio de Juanelo y el puente de Alcántara. Del convento, que fue incendiado por los franceses en la invasión de 1808, sólo queda el muro en el que el 22 de noviembre de 1968 se descubrió, con motivo del IV centenario del Carmen Descalzo, una placa en la que figura la primera estrofa de la composición poética Noche oscura». Y éste ha sido, hasta ahora, el único vínculo que la ciudad donde nació el «Cántico espiritual» ha guardado con el gran poeta.
En 1995 la Cofradía de Investigadores quiso saldar su deuda con San Juan de la Cruz y encargó una escultura al artista Kalato, que concibió la idea con mucha ilusión y diseñó un bello monumento alegórico de 8 metros que iba a estar instalado en Doce Cantos, aunque los avatares políticos y la falta de presupuesto hicieron que el proyecto se quedara en una maqueta que ha permanecido durante años en su estudio. Pero, después de 15 años, San Juan de la Cruz ha encontrado su lugar en la ciudad de Toledo y desde el sábado vive en el claustro del convento de los Carmelitas.
Como recordó su viuda, Juli Gómez Barroso, en la inauguración de la escultura, «Kalato, desde la eternidad, estará encantado de que su San Juan, por fin, pueda ver la luz. ¿Dónde puede estar mejor que en su casa?», dijo. Y al lado de Santa Clara.
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