«No se extrañe si le dan dos tiros»
En dos años los jueces han dictado 5 penas de cárcel por agresiones a médicos y 9 órdenes de alejamiento

El ejercicio de la medicina conlleva más riesgos de los que parece. Si no, basta comprobar los datos: en tan solo dos años, los jueces han impuesto 5 penas de cárcel por agresiones a médicos por parte de pacientes y familiares y nueve órdenes de alejamiento en la Comunidad de Madrid.
Como telón de fondo están los insultos y amenazas verbales que reciben el 75% de estos profesionales. Con todo, no siempre denuncian: sólo lo hacen 3 de cada 10 galenos y buena parte de ellos solo acuden a los tribunales cuando la situación ha pasado a mayores y la agresión ha sido física. Así lo indicó ayer el departamento jurídico del Colegio de Médicos de Madrid (Icomen). La mayoría de los conflictos se producen en el área de Atención Primaria y en las Urgencias hospitalarias por ser los servicios más accesibles y cercanos para los ciudadanos.
Los motivos habituales son exigir bajas laborales; determinados tratamientos y medicación no pautados; una atención preferente y ser recibido en consulta sin estar citado, explicó a ABC Miguel Ángel Sánchez Chillón, vocal de los médicos de Atención Primaria del Icomen.
«A mí un paciente, ex convicto, no solo me amenazó de muerte sino que me pegó porque no le apetecía esperar su turno. Exigió ser atendido el primero, cuando le expliqué que no podía ser, replicó: “Yo no espero”, y pasó a las manos», resume. La historia ocurrió en un centro de salud de la capital. No era la primera vez que el paciente, una persona agresiva y asocial, le causaba problemas en la consulta. La consecuencia de ello fue que la médico fue apartada del servicio con el fin de protegerla de su agresor mientras que él sigue entrando y saliendo a sus anchas del ambulatorio. «Me siento encarcelada en mi propia casa. Como un gato enjaulado».
El propio vocal del Colegio de Médicos explica uno de los incidentes que se vio obligado a denunciar. Ocurrió cuando estaba cubriendo las urgencias de un centro de salud del distrito de San Blas. «Una mujer a la que se le había pasado la hora de cita con su médico habitual pretendía a toda costa que le recetase unas medicinas para su madre. Le indiqué que no era posible. Que acudiera otro día porque yo estaba de guardia y su caso no era acuciante». Lejos de conformarse, la señora, visiblemente contrariada, le espetó, al tiempo de marcharse, con la puerta abierta: «Esto no se va a quedar así. Y no le extrañe que luego le peguen un par de tiros». El asunto acabó en un juicio rápido y en una sanción administrativa para la autora de las amenazas.
Otro caso flagrante sucedió hace ya unos años. El protagonista fue un «buscavidas» que traficaba con tranquimazines y ansiolíticos que vendía a toxicómanos. Para ello, conminaba a su doctor a que se los prescribiese. Ante su negativa, el susodicho un buen día entró en la consulta y le espetó: «Hoy me voy a llevar las recetas. Vengo dispuesto a todo, me advirtió». Dicho y hecho. «Sacó una navaja y me la clavó en el pecho». El cuchillo me rasgó la bata y la camisa. Por suerte, las heridas no eran penetrantes». Ahí no acabó la cosa, el agresor se quería llevar el talonario de las recetas. «Comenzamos a forcejear y el alboroto fue tremendo». El resultado para el médico, de 57 años y 20 de ejercicio, fue cambiarse de casa y de lugar de trabajo ante las continúas amenazas de las que era objeto para que retirase la denuncia.
Con el fin de atajar episodios como los anteriores, el Colegio de Médicos hizo hincapié en que los facultativos se conciencien. Y, a su juicio, el único modo es que formalicen la denuncia. En este sentido, el vocal de médicos de Atención Primaria, Miguel Ángel Chillón, subrayó que es fundamental que los médicos denuncien siempre cualquier agresión física y verbal porque solo lo hacen el 30% y en el 90% de los casos la sentencia es favorable.
«Mañana puedes ser tú»
Asimismo, el vocal de médicos Titulares y Rurales, Alberto López Rocha, instó a los facultativos a «dar un paso al frente y no quedarse impasible ante estas agresiones, ni ser sumiso, porque hoy es tu compañero y mañana puedes ser tú», precisó.
En este sentido, cabe recordar que desde hace dos años el sector está más protegido y los ataques de los que son objeto no se quedan impunes. Fue a raíz del protocolo que rubricaron el 5 de mayo de 2008 el Colegio y la Fiscalía de Madrid por el que se considera a los causantes de las agresiones a los facultativos de la sanidad pública autores de un delito de atentado. Dicho convenio, único en España, establece penas de hasta cinco años de cárcel, al tiempo que agiliza los trámites ante los tribunales para facilitar una actuación inmediata con el fin de perseguir el delito con mayor eficacia y agilidad.
Para ello, el Icomem dispone de un servicio de asistencia integral que se ocupa de los servicios administrativos, judiciales y psicológicos desde el momento de la agresión hasta la sentencia firme.
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