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Muere Honor Frost, pionera en arqueología marina

Hace unos días fallecía en el hospicio de St. John en Londres la arqueóloga marítima Honor Frost

VERÓNICA WALKER-VADILLO

Es posible que para el público general su nombre no sea conocido, y sin embargo el mundo académico tiene una deuda insaldable con ella. Aprendió a bucear por su cuenta en los años 50, poco después de que Jacques Custeau inventara el Aqualung, y se convirtió en una de las pioneras de la arqueología marítima.

Si por aquel entonces ser una profesional era difícil para las mujeres, ser pionera en una disciplina que ni siquiera existía usando una tecnología que apenas se conocía debió haber provocado algún que otro alzamiento de cejas entre el mundo masculino de la arqueología de campo.

Sus primeros trabajos como buzo fueron en Francia e Italia, donde realizaba sobre todo labores de ilustración. En 1959, Frost se unió al fotoperiodista Pete Throckmorton para buscar barcos hundidos en las costas de Turquía. Sus esfuerzos dieron fruto cuando encontraron un pecio de la edad del Bronce en el cabo Gelidonya. Al año siguiente, una expedición dirigida por ella, la arqueóloga Joan du Plat Taylor y un jovencísimo George Bass inició la que sería la primera excavación científica subacuática.

Este año se cumple el cincuenta aniversario de las excavaciones de Gelidonya, y aunque la comunidad científica reconoce a George Bass como padre de la arqueología subacuática, es indudable que el papel desempeñado por Honor Frost ha sido crucial para el desarrollo de la disciplina. En 1962, el buzo egipcio Kamel Abdou el Sadaat encontró una estatua de Isis de 13 metros en las aguas del puerto este de Alejandría.

El descubrimiento pasó desapercibido para la comunidad de egiptólogos, pero despertó el interés de Honor Frost, que fue a examinar el hallazgo ese mismo año. Convencida de que estaba ante los restos del antiguo puerto de Alejandría, Frost hizo una prospección científica antes de que la estatua fuera hizada por la Marina egipcia. Décadas después, la exposición Tesoros Sumergidos de Egipto nos confirmaba que sus teorías iniciales eran ciertas, y que bajo el agua se encontraban los restos del antiguo puerto de Alejandría.

Otros proyectos se sucedieron, principalmente relacionados con el mundo Mediterráneo. En 1969 se encargó de la excavación del pecio fenicio de Marsala, y dedicó gran parte de su vida académica a estudiar y clasificar los tipos de anclas usadas en el Mediterráneo. Su contribución al conocimiento de la arqueología náutica en el Mediterráneo es extenso, pero quizás su mayor logro es ser un foco de inspiración para aquellos que desoyen las etiquetas sociales y eligen ser quienes son y trabajar en lo que les gusta.

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