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La visita de Sharón a Al Aqsa que desató la furia de los palestinos

La visita que el lider conservador israelí realizó a la Explanada de las Mezquitas tal día como hoy de hace 10 años desató la Segunda Intifada que ha costó la vida 5.000 personas

La visita de Sharón a Al Aqsa que desató la furia de los palestinos AFP

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Para muchos fue una provocación gratuita que acabó en un largo baño de sangre. Para otros, más que el ejercicio del derecho de Israel a reivindicar la soberanía del lugar más sagrado del judaísmo. Pero el hecho es que la visita a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén por parte del entonces líder de la oposición conservadora israelí, Ariel Sharón , hace hoy justo diez años, desencadenó una oleada de violencia que, a lo largo de seis años, se cobró la vida de casi 5.000 personas, 900 menores de edad.

Aquella escena del veterano líder del Likud –el partido radical que había presidido Benjamín Netanyahu hasta que fuera acusado de fraude y corrupción– entrando en el que era también el tercer lugar más sagrado del Islam, rodeado de un ejército de guardaespaldas, dio rápidamente la vuelta al mundo y se convirtió en uno de los episodios más significativos de la historia en el conflicto de Oriente Medio.

Fue el día más violento en la Explanada de las desde que Ehud Barak llegara al poder

« Estoy aquí porque con mi presencia quiero demostrar que el Monte del Templo (nombre que los judíos dan a la Explanada de las Mezquitas) nos pertenece », sentenció un Sharón que vio como, pocas horas después de dejar abandonar la mezquita, Jerusalén, Cisjordania y Gaza se veían envueltas en una ola de violencia que se saldaba con 20 muertos y 500 heridos.

Sharón cumplía su promesa de acudir a Al Aqsa tras el fracaso de la cumbre de Camp David sobre el futuro de Jerusalén, en la que habían participado Bill Clinton, Yacer Arafay y Ehud Barak, con el objetivo de negociar un acuerdo definitivo en el conflicto palestino-israelí. El Gobierno de Israel nunca antes había ofrecido tanto, pero no estuvo dispuesto a aceptar la soberanía palestina sobre la Explanada de las Mezquitas que un Sharón, «curtido en el arte de tensar la cuerda y provocar», se había propuesto asaltar simbólicamente.

«¡Al Aqsa, palestina!»

La Explanada se convirtió rápidamente en una olla a presión. Cuando Sharón aparece en escena junto a un puñado de diputados de su partido y varios legisladores árabes israelíes, centenares de jóvenes musulmanes que se sentían ultrajados por tamaña afrenta le esperaron al grito de «¡Al Aqsa, palestina! ¡Al Aqsa, palestina!» . La Explanada es el tercer lugar más sagrado del islamismo mundial, sólo por detrás de La Meca y Medina, pero Sharón era consciente de que necesitaba acciones de este tipo para atraer a los más radicales en las primarias del Likud, contra un Netanyahu que fue posteriormente exculpado de los cargos de corrupción y fraude y que parecía decidido a regresar a la política.

Sin embargo, la tensión fue en aumento y los jóvenes palestinos comenzaron a lanzar piedras y botellas contra la comitiva judía, en lo que marcaría el inicio de la segunda «intifada». La noticias y las tragedias ya no se detuvieron: tres policías israelís heridos, los primeros disparos en el horizonte y 57 heridos más, escenas de violencia que se extienden por Ramala, Al Bireh, Hebrón, Gaza, neumáticos incendiados, más botellas y piedras volando sobre las cabezas, gases lacrimógenos y balas de goma en respuesta, helicópteros surcando el cielo…

Al día siguiente ya se contabilizaban siete palestinos muertos y más de 200 heridos por los disparos de las fuerzas israelís , en el que se había convertido ya en el día más violento de los vividos en la Explanada de las Mezquitas, la patata más caliente en el proceso de paz que se vivía, desde que Ehud Barak llegara al poder.

«La confusión era total»

La visita de Sharón estaba costando muy cara: «El imán de la mezquita de Al Aqsa nos ha instado a rebelarnos contra las provocaciones judías», contaba a ABC Hani Madwan, un palestino que salió huyendo de la Explanada cuando comenzaron los incidentes. «Nada más concluir el rezo, un grupo de palestinos, niños en su mayoría, han lanzado piedras contra los fieles judíos que oraban en el Muro de las Lamentaciones», reconocía». Después, aseguraba, «los agentes israelíes entonces fuego contra la multitud. Unos aseguraban que eran balas de goma. Otros que no iban recubiertas. Cayeron varios jóvenes. Sus compañeros los evacuaban como podían mientras llegan los equipos de socorro con las camillas. La confusión era total».

«No soy culpable de nada. La visita del jueves al Monte del Templo tenía un marcado carácter conciliador»

Las escenas dramáticas se sucedían, como aquellas grabadas por un cámara en las que se vió a un padre protegiendo con los brazos a su hijo de 12 años en Gaza, gritando desesperado a los periodistas en búsqueda de ayuda en medio de un fuego cruzado … y pocos segundos después, al padre inconsciente y herido y al niño muerto por los disparos.

«No soy culpable de nada. La visita del jueves al Monte del Templo tenía un marcado carácter conciliador. Quería demostrar que ambas religiones pueden convivir en paz», declaró Sharon sobre la vista que desató una segunda «intifada» que destrozó el proceso de paz que se vivía entonces y que, a lo largo de seis años, le costó la vida a 3.733 palestinos y otros 1.011 israelíes, según los datos aportados por un informe de la organización israelí B'Tselem… de ellos, 767 menores y 1.812 que no formaban parte de las hostilidades cuando fueron abatidos.

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