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Hamilton tira el volante

El británico tuvo un incidente con Webber que le obligó a abandonar y ve cómo Alonso le ha pasado como un ciclón

ENRIQUE YUNTAENRIQUE YUNTA

La suerte, si existe, se raciona a partes iguales en la desagradecida Fórmula 1, que un día te abre las puertas del cielo y al siguiente te conduce a las catacumbas. Abundó de la mala en el campamento de Ferrari cuando todos daban por hecho que el mejor piloto en el mejor coche derivaba en título seguro y ahora el mal fario se traslada a McLaren, al borde del ataque de nervios porque su niño mimado ha perdido el botín.

Lewis Hamilton lleva dos carreras en blanco y Fernando Alonso le ha pasado como un ciclón en la lucha por el Mundial, que mantiene a los cinco fantásticos en la distancia que equivale a ganar una carrera (202 puntos suma Webber, 177 Button). Hamilton tiene mal de ojo.

Lo de ayer fue un incidente de carrera con Webber, que salió impune después de que los comisarios estudiaran la acción una y otra vez, fanáticos de darle al rebobinado y de la cámara lenta. Entre los presuntuosos chascarrillos de la F-1 hay uno que asegura que Hamilton tiene bula arbitral, pero esta vez nadie interpretó que su choque con el australiano fuera motivo de sanción . Nunca se sabe con los jueces de por medio, capaces de interpretar a su manera sin que haya un criterio preestablecido. El caso es que su McLaren, en plena rampa de despegue, avanzó al Red Bull y en una curva se tocaron. «Desde mi posición, vi que había cometido un error y se había enredado con los doblados. Traté de adelantarle por el exterior de la curva y. aunque quise dejar suficiente espacio, lo siguiente que supe es que me había cortado y mi neumático estaba quemado. Así es el mundo del motor», dijo el inglés después de una ducha fría.

Le fue bien para templar los nervios ya que en el instante del accidente la emprendió con su volante, que lo lanzó con rabia al suelo mientras Nicole Scherzinger, novia coraje que estaba espectacular en Singapur con vestido negro de noche, sollozaba con los mecánicos plateados. Webber aguantó y terminó tercero.

Bombero Kovalainen

Entre los múltiples percances en Singapur destacó el de Kovalainen, obligado a ejercer de bombero improvisado para controlar las llamas que desprendía su Lotus a falta de dos vueltas para el final. El finlandés, que malvive en el pelotón de los pobres, renunció a entrar en el garaje cuando su motor lanzaba fuego y luego salió pitando mientras reclamaba un extintor a los operarios. «Si entraba en el pit lanepodía explotar y mucha gente podía resultar herida. Por suerte, he logrado controlar el fuego relativamente rápido», explicó luego.

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