feria de san miguel
Desfile de Inválidos
La desastrosa corrida de Zalduendo arruina una tarde con la Maestranza a rebosar
En el Congreso Taurino celebrado en la Maestranza escucho a algunos profesionales que el toro actual es el más bravo de la historia, que se ha superado el problema de las caídas. Hablan también de la «toreabilidad», de la escasa asistencia de público; desea alguien para su poderdante un toro «agradable»...
¿Superadas las caídas? A lo largo de toda la temporada, las expresiones que he tenido que repetir más veces en mis crónicas son éstas: «flojea», «cae», «se derrumba»...
El camelo de la «toreabilidad». Nadie habla de la «jamoneidad» del jamón: se hace el jamón para comerlo, todos los jamones tienen «jamoneidad», con mejor o peor sabor. Todos los toros con casta (la palabra que sólo Cuadri ha mencionado en el Congreso) tienen su lidia, más o menos difícil. Preferir un toro «toreable» es buscar la comodidad del torero: es privarle a la Fiesta de la emoción. Así, desde luego, no esperen que se llenen las Plazas.
El cartel, con Manzanares , era inmejorable: pero no con toros de Zalduendo, que ha pegado el petardo reiteradamente. Cinco han rechazado en el reconocimiento y, en la Plaza, han devuelto tres más. Las figuras siguen eligiendo lo «agradable»: en el pecado llevan la penitencia...
Flojea el castaño primero de Sampedro. Morante lo cuida con el capote, entre protestas. Al segundo muletazo, va al suelo: así, no hay arte que valga. Lo prueba el diestro y desiste: media habilidosa acaba con el claudicante. Bronca al Presidente, por mantenerlo. ¡Bien empezamos!
Con el cuarto, de salida, dibuja verónicas extraordinarias pero el toro da una vuelta de campana y queda resentido: bronca, devolución y un sobrero, de Sampedro, pegajoso, al que lancea valiente. (No es errata: valiente). En la segunda vara, mínima, se desinfla como un globo. Los pases de Morante tienen naturalidad, empaque... pero el toro se cae. Muletazos limpios, preciosos, sin afectación ninguna. ¡Qué bien torea Morante! No se pone bonito, torea. Pero hay muy poco toro... Y mata desde allá lejos.
También claudica el segundo, hay que devolverlo. Lidia eficaz El Juli al sobrero de Gavira, estrecho de sienes, alto de pitones. Apenas picado, se cae. Lo mima El Juli con delantales. Su técnica se va imponiendo a un toro que queda corto, puntea, se para. Le arranca buenos muletazos pero uno a uno, provocando con la voz.
Demasiado poco toro para un diestro tan poderoso.
En quinto lugar, otro Zalduendo devuelto y otro sobrero de Gavira, grandón, que vuelve al revés y no tiene un pase. Corta por lo sano El Juli y no se estrecha al matar. El error es haberse apuntado a estos toros.
Lancea Oliva Soto con estética arrebatada al tercero, que también se derrumba. Saludan sus banderilleros Andana y Óscar Reyes. Brindis al público, que está con el torero. Los muletazos tienen pinturería gitana, personalidad, plástica; pecan de componer la figura. La música contribuye a crear el clima ... pero manda poco y el toro vuelve a caerse. Mata a la segunda.
Recibe al sexto con doblones rodilla en tierra, aguanta las embestidas. Dibuja muletazos desiguales pero con ese arte que tanto gusta en Sevilla y con valor. Faena estética y también emocionante, mal rematada. Merece más oportunidades.
El desfile de inválidos ha sido un verdadero escándalo. En otra Plaza, se hubiera armado la gorda. Y con razón. Señores ganaderos: ¿están solucionadas las caídas de los toros? ¿Seguimos hablando de la «toreabilidad» y buscando toros «agradables»? Señores matadores: ¿continuarán apuntándose a estos toros? Así, no se arregla nada.
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