Obama pasa página con cambios en su círculo de confianza
La anunciada salida de la Casa Blanca de altos cargos de confianza plantea una nueva etapa en el gobierno de Estados Unidos
Junto al éxodo protagonizado por los "cerebros" económicos de la Casa Blanca, la Administración Obama se enfrenta estos días a una crisis de gobierno bastante anticipada. No tanto entre los miembros del gabinete ministerial sino en el pequeño círculo de asesores de confianza que rodean al presidente de Estados Unidos. Con las elecciones legislativas del próximo 2 de noviembre como pauta, todo apunta a cambios sustanciales en ese "inner circle" influyente, cerrado y procedente de Chicago. Lo que supondría también un posible cambio de tono, símbolos y mensajes pensando ya en las presidenciales del 2012.
Este nuevo capítulo en la trastienda era Obama incluye la anticipada salida de Rahm Emanuel, el influyente jefe de gabinete presidencial. Se espera que este malhablado y agresivo responsable del Ala Oeste de la Casa Blanca empiece en cuestión de semanas a satisfacer sus propias ambiciones políticas de convertirse en el próximo alcalde de Chicago, tras la decisión inesperada de Richard M Daley de no presentarse a la reelección en el 2011 y poner punto a final al monopolio político encabezado por su familia en esa ciudad.
Para primavera también se espera la salida de la Casa Blanca de David Axelrod, el "gurú" electoral del presidente Obama. La misión de este antiguo periodista del "Chicago Tribune" será empezar a preparar la campaña para un segundo mandato de su jefe, con suficiente tiempo y sin las limitaciones que supone ocupar un puesto en la cúpula del gobierno federal. A este esfuerzo se espera la incorporación de Jim Messina, que actualmente trabaja como subjefe de gabinete de Obama.
Antes de finales de año también se anticipa el retiro por deseo propio del consejero de seguridad nacional, el general James Jones. Todos estos cambios y rotaciones dejarán la plana mayor más cercana al presidente Obama básicamente limitada a su consejera especial Valerie Jarrett; su jefe de Prensa, Robert Gibbs; y el vicepresidente Joe Biden. Sin que falten reproches dentro del Partido Demócrata de que el presidente se ha rodeado de una camarilla muy estrecha y sin disposición a escuchar ideas ajenas.
Según comentaba estos días uno de sus ayudantes al "Washington Post", a Obama "no le gusta la gente nueva". Lo cual ha quedado demostrado durante la primera fase de su presidencia, con la insistencia en trabajar con un limitado grupo de altos cargos a su alrededor y no confiar fácilmente en terceras personas. Un poco al estilo de George W. Bush y justo en las antípodas de los multitudinarios montajes utilizados por Bill Clinton para tomar decisiones.
Cambios en la forma de gobernar
Esta forma de gobernar de Obama se ve reflejada también en las quinielas sobre posibles aspirantes a cubrir las vacantes esperadas en la Casa Blanca. Por ejemplo, para el puesto de jefe de gabinete o consejero de seguridad nacional se repite el nombre de Thomas Donilon. El actual "número dos" del general Jones tiene una relación estrecha con Obama desde la campaña del 2008, cuando estuvo a cargo de preparar al candidato para la obligada tanda de televisados debates. Otras opciones mencionadas para ocupar el puesto de cancerbero en el despacho oval son Pete Rouse, que desempeño un trabajo similar en la etapa de Obama en el Senado, y el consejero legal de la Casa Blanca, Robert Bauer, abogado de Obama antes de convertirse en presidente.
Con todo, esta especie de puerta giratoria suele ser habitual cuando un presidente de Estados Unidos cumple los dos primeros años de mandato. Pero en el caso particular de Obama, influyen las previsiones de avance republicano en las legislativas de noviembre , con posible mayoría en al menos una de las dos Cámaras del Congreso. Entonces, el presidente tendrá que decidir si rehace su equipo de confianza para entenderse mejor con los conservadores o plantarles batalla.(
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