Himnos religiosos acompañarán a Lewis en su ejecución
Sus defensores alegan que su bajo coeficiente intelectual roza el límite de la ley según el cual una ejecución es inconstitucional
Teresa Lewis, condenada en 2003 por haber planificado los asesinatos de su esposo y su hijo adoptivo, aguarda en una celda sin ventanas su ejecución esta noche en el estado de Virginia, donde no se ha ejecutado a una mujer en un siglo.
Lewis, de 41 años de edad, recibirá las inyecciones letales a las 01,00 GMT como castigo judicial por los asesinatos en 2002 de Julian Lewis y Charles Lewis, a pesar de las peticiones de clemencia llegadas de todas partes del mundo, en las que se alega su discapacidad mental. La última vez que se ejecutó a una mujer en este estado fue en 1912, cuando Virginia Christian, una sirvienta negra de 17 años fue electrocutada por el asesinato de la mujer para la que trabajaba. En total, en el estado de Virginia se han ejecutado a 123 mujeres, la primera de ellas 1632. Esas mujeres fueron ahorcadas, quemadas o electrocutadas por delitos que van desde el ocultamiento de un bebé al nacer, al incendio intencional, envenenamiento, homicidio o intento de homicidio.
Lewis será la primera mujer ejecutada en Estados Unidos desde 2005 y la duodécima desde que se restauró la pena de muerte en 1976. El Tribunal Supremo de Justicia desechó el martes la última apelación de los abogados de Lewis para que la sentencia fuera conmutada, después de que el gobernador de Virginia, Robert McDonnell, rechazara la petición de clemencia el viernes pasado. En una conversación telefónica con la estación WTVR de televisión local en Greenesville, Lewis dijo que la reconfortan su fe y el canto de himnos religiosos. "Tengo la esperanza de que algo cambiará... pero si he de ir junto a Jesús, sé que será lo mejor", declaró la mujer. Larrys Traylor, portavoz del Departamento de Correccionales en Virginia, dijo que en el centro de reclusiones de Greenesville no se había hecho arreglo especial alguno aparte de colocar guardias femeninas en torno a la celda de Lewis, en lugar de hombres.
Lewis había dicho a la prensa que lamenta profundamente sus crímenes y el dolor que causó. A diario la ha visitado su consejera espiritual, la capellán Julie Perry de la cárcel de mujeres en Fluvanna donde Lewis estuvo hasta el sábado.
Lewis dijo que espera ver hoy a su hijo y su hija. La condenada es abuela desde el año pasado cuando su hija tuvo un varón. Su sentencia desató una intensa campaña que en los últimos meses ha hecho llegar a la oficina de McDonnell casi 4.000 peticiones de clemencia, entre ellas las de grupos de salud mental, representantes de la Unión Europea y el escritor estadounidense John Grisham. Los defensores de Lewis, una de las 53 mujeres condenadas a muerte en Estados Unidos, alegan que su bajo coeficiente intelectual, de 72, roza el límite legal según el cual una ejecución es inconstitucional. El baremo utilizado por el Tribunal Supremo para medir el retraso mental es un coeficiente de 70 o inferior.
Lewis, de 41 años, fue condenada tras declararse culpable de ordenar a dos hombres, uno de ellos su amante, que asesinaran a su marido y a su hijo político en 2002. Según la acusación, ella misma planeó el crimen a sangre fría y con el objetivo de quedarse con el dinero del seguro de vida, lo cual le confiere una mayor responsabilidad sobre los homicidios que a los autores materiales, condenados a cadena perpetua. Los abogados denuncian que la mujer padece además un trastorno de personalidad que la hace dependiente y han presentado una carta en la que uno de los dos hombres acusados reconoce que manipuló a Lewis para convencerla de que había que asesinar a su marido.
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