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ABC Cultural

El galáctico pisa la tierra

EFE

ROSARIO PÉREZ

El Juli se marchó a pie de la plaza. Ésa fue la noticia: el dueño de la temporada, después de encadenar innúmeras salidas a hombros y rozar los cielos, ayer pisó la tierra y andando se fue. Pero la dimensión de Julián López, que este año campea a sus anchas en otra galaxia, no descendió. Autor de grandes faenas que abarcan todos los géneros, volvió a deletrear el toreo, esta vez con dos sobreros al lisiarse los titulares de García Jiménez, que lidió una corrida desigual. Nulo azar para El Juli y afortunados los remiendos por toparse con un maestro.

Bajo la sombra de su magnífica actuación del día anterior, Salamanca se volcó con el madrileño desde sus lances al sobrero de Olga Jiménez, con más cuerpo que cara. El prólogo a pies juntos, sin inmutarse, fue colosal. Se centró luego en el pitón derecho para grabar series perfectas con un enemigo de comportamiento poco agradable. Si no embestía, ahí que atacaba el matador con sitio, cabeza, temple, técnica, valor… ¿se puede pedir más? Pues todo lo aunó El Juli, que abrochó toreramente su actuación. Paseó una merecida oreja.

Tenía la mente fija en la puerta grande, pero el sobrero de Ortigao Costa abortó su objetivo en una de las jornadas de mayor ambiente de la feria. «Piesdeliebre» se llamaba: «Piesdemantequilla» hubieron de bautizarlo. No podía con su alma, pero El Juli aplicó la medicina idónea y lo mantuvo en tandas meritorias. Lo fulminó de un espadazo y algunos solicitaron un trofeo que no llegó. Mañana será otro día...

La música de Morante

Morante inyectó música celestial en la apertura del festejo. El rival salió huyendo de capotes y se coló en los primeros tercios, pero en la muleta desarrolló potable son, pese a no andar sobrado de fuerzas. Los ayudados por bajo, de añejo sabor, se convirtieron en deleite para los sentidos. Majestad en el de pecho, que lo borda. Con mimo exquisito condujo la embestida a derechas. ¡Cuánta templanza y solemnidad! A izquierdas iba peor y se centró en la mano de escribir. Ni con luz ni taquígrafos se puede narrar con precisión su torería, porque si El Juli ha pasado a la liga de los galácticos, Morante emana un arte de profundidad y aroma inimitables. El garboso molinete final conquistó los olés. Lástima que la espada cayese defectuosa y asomara, pues la faena era de premio. Con saludos hubo de consolarse, al igual que ante el deslucido cuarto, con el que lo intentó con denuedo.

El Fandi llevó bien al tercero al caballo y quitó por chicuelinas, reafirmando su progresión con el capote. Carreras hacia atrás y par al violín arrancando desde el estribo mientras las gargantas afandiladas se desgañitaban. Le gustó el toro y brindósu labor, principiada de rodillas. De primeras se vio la buena condición de «Zarabando», que embestía fenomenal por ambos pitones... Dio su fiesta con los circulares, los molinetes y ración extra de pases de pecho. Se afanó por agradar, pero venció la calidad del toro. Para colmo, lo envió al otro planeta de infame bajonazo, aunque el pueblo, que es soberano, le entregó un galardón. Con un trío de largas cambiadas de hinojos saludó al áspero y difícil sexto, con el que se acobardó en la muleta. Entre toro y torero cabía el Tormes...

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