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Medio millar de víctimas por abusos de sacerdotes en Bélgica

La Justicia belga investiga los casos, pero muchos delitos habrían prescrito ya

MARIBEL NÚÑEZ

Casi medio millar de belgas, la mayoría hombres, han denunciado haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes desde la década de los cincuenta. Estas víctimas, que ahora salen a la luz, han declarado ante la «Comisión de Quejas de Abusos Sexuales en la Relación Pastoral» creada por la propia Iglesia católica belga tras destaparse un enorme escándalo de pederastia antes del verano y que le costó la dimisión al obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, después de haber reconocido que abusó durante años de su sobrino. La Prensa belga cifra en hasta 800 el número de víctimas identificadas hasta el momento.

El informe final de esta Comisión, presentado ayer en Lovaina por el psiquiatra infantil independiente Peter Adriaenssens, asegura que entre enero y junio de este año se han recibido 475 testimonios de víctimas de abusos sexuales, de las que 13 se han suicidado según las declaraciones de sus familiares y otras 6 han tenido tentativas.

Escalofriantes testimonios

La mayoría de los escalofriantes testimonios señalan que los abusos se cometieron entre los años 50 y la década de los 80 por los religiosos, pero también por profesores de religión y por monitores de los campamentos a los que acudían los niños. Dos tercios de las denuncias son de hombres, que en la actualidad tienen entre 50 y 60 años, y la mayoría han esperado décadas para hablar del calvario que pasaron cuando eran niños, sobre todo a partir de los 12 años aunque hay algunos casos en que empezaron a sufrir los abusos a la edad de 2 y 5 años. El informe final señala que ninguna congregación religiosa queda al margen de las denuncias.

Entre los cientos de testimonios destaca el de una mujer que sufrió abusos a los 17 años de edad y que cuando intentó hablar del asunto con un obispo en el año 1983 éste le dijo: «No le mires y te dejará tranquila».

En todo este caso ha habido un momento crucial, el pasado 23 de junio cuando el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, presentó su dimisión tras haber reconocido que había abusado durante años de su sobrino cuando éste era menor de edad. A pesar de este reconocimiento el obispo pederasta confeso vive desde hace cuatro meses en una abadía propiedad de la Iglesia católica belga en compañía de otros 30 monjes y percibe 2.800 euros de pensión mensual de jubilación.

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