Medio siglo del «¡Viven!» español
Un pueblo granadino conmemora los 50 años de la hazaña de sus habitantes, que en 1960 lograron rescatar a 24 marines americanos de un avión que se estrelló en Sierra Nevada
Hace 50 años un hito sin precedentes cambiaba la historia de un pueblo de apenas 3.000 habitantes. El 8 de marzo de 1960 un avión militar norteamericano con 24 marines a bordo se estrellaba a 2.600 metros de altitud en Sierra Nevada sin causar víctimas mortales. Los marines, que viajaban de Nápoles a Rota, quedaban sepultados en la nieve, en mitad de un paisaje desconocido y sin equipamiento . Un hecho insólito que sin duda marcaba el rumbo de un pequeño término municipal de Granada, Jérez del Marquesado.
Lo que se convirtió en el precedente de la tremenda catástrofe aérea que doce años después, el 13 de octubre de 1972, tenía lugar en los Andes y que en 1993 recreaba el filme «¡Viven!», fue también la historia de superación y fortaleza de un pueblo que no había visto antes nada fuera de sus fronteras y que «de repente se había topado con unos americanos» a quienes tenían que salvar la vida.
El aparato, un cuatrimotor DC-4 norteamericano 'R-5-D', perdió el control al encontrarse con la ventisca y se estrelló en plena montaña junto al denominado Picón de Jérez del Marquesado, a 2.600 metros de altitud. «No hay a la hora de redactar estas líneas ningún muerto, según se desprende de las primeras informaciones. El aparato cayó sin que hasta este momento se sepan las causas, en el lugar conocido por Canal Alorín, enclavado en la montaña del Marquesado», publicaba ABC el 9 de marzo de 1960 . La nieve acumulada y la pericia del comandante lograron amortiguar el golpe y los dos pilotos de la nave, que no habían sufrido apenas heridas por el impacto, pudieron bajar el monte en busca de ayuda.
«Nadie entendía nada, los marines sólo gritaban y hacían gestos. La gente pensó que podía tratarse de 'hombres de la montaña', "maquis" de la Guerra Civil, porque uno de ellos llevaba además una pistola de vengalas y munición», relata Antonio Castillo, un niño en aquella época que cincuenta años después ha decidido contar en un libro la conmovedora historia.
Heroico rescate
Aquellos que hoy peinan canas fueron en su día más rápidos que la Guardia Civil y los equipos de emergencia. «Uno de los marines hizo un avión de papel con un periódico y así pudo explicar la situación. En cuanto le entendieron, el dispositivo vecinal se puso en marcha». Los vecinos sólo tardaron media hora en organizarse y emprender el camino hacia el avión . «Sin medios adecuados para el rescate, sólo con lo que llevaban encima, llegaron hasta la montaña tras un largo viaje y asistieron a los marines». ABC narraba el rescate en sus páginas: «Según parece tropiezan con enormes dificultades para llegar hasta el sitio en que cayó el avión, debido a la inclemencia del tiempo, muy lluvioso desde las primeras horas de esta mañana».
En un primer momento los vecinos pensaron que se trataba de «maquis» de la Guerra Civil en lugar de marines
El rescate duró tres días debido al temporal y a la localización del avión. Los vecinos, organizados en grupos, fueron llegando de manera escalonada para ayudar a los heridos hasta que acudieron los equipos de rescate. «A veces nos quedábamos enterrados hasta el cuello en la nieve y nos teníamos que sacar unos a otros», recuerda Antonio Lorente, una de las personas que acudió al salvamento de los marines. «Estaban muertos de dolor».
«Bienvenido, Mr. Lodge»
Lo que pudo ser una catástrofe se saldó sin víctimas y con el orgullo de un pueblo que había logrado salir al rescate de los americanos que, tras la gesta, tuvieron enormes muestras de gratitud con el pueblo. «Donaron el avión accidentado y lo vendimos al Gobierno por un total de 1.180.000 pesetas de la época, que ahora serían algo así como 22 millones. Gracias a ese dinero se asfaltaron las calles, se introdujo agua potable en las casas y se construyó un Ayuntamiento nuevo».
ABC también recogía en sus páginas el agradecimiento de EE.UU. a los «salvadores españoles» : «En el día de ayer, y en coincidencia con la Pascua de Resurrección, que, en Estados Unidos se celebra tradicionalmente con el obsequio de dulces y golosinas a los niños, un avión, perteneciente al mencionado escuadrón estacionado en Nápoles, tomó tierra en Granada (...). Allí hicieron entrega al alcalde de mil cestitas de dulces y caramelos para los niños de Jérez, como una muestra más de agradecimieto por el magnífico y heroico comportamiento de la población en las horas que siguieron al accidente».

La visita del por entonces embajador de EE.UU. en España, John Devis Lodge, al que los vecinos habían apodado cariñosamente Don Juan se recibió en el pueblo al más puro estilo «Bienvenido Mr. Marshall». Por una vez, ellos eran los héroes y los americanos los auxiliados.
Medio siglo después, Jérez del Marquesado revive el capítulo más emocionante de su historia con la visita del embajador de EE.UU. en España, Alan D. Solomont, a quien el pueblo aún espera incrédulo. «Nadie se lo cree, estamos perplejos y entusiasmados por recordar cómo las grandes gestas tienen también lugar en los lugares más pequeños», concluye Antonio.
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