especial lotería de navidad
La Lotería de Navidad se apunta al verano
Aún quedan cuatro meses pero los españoles nos hemos lanzado ya a la captura del Gordo de Navidad.
«Hay lotería de Navidad». Agoniza agosto. Son los 600 kilómetros que separan Madrid de La Coruña, y los bares que sirven de descanso para el guerrero ya cuelgan sus números tras la barra.
Parece que España quiere acelerar el paso del tiempo. Hacer que 2010 termine cuanto antes para entrar en el que, dicen los expertos, será el último año de recesión.
El fin de la crisis también está en cada uno de los décimos. «Sí, sí que compran», dice la camarera de un bar leonés ante el asombro de lo prematuro. Los españoles nos hemos lanzado ya a la captura del Gordo de Navidad.
Quedan cuatro meses, pero esta vez la ilusión se ha adelantado hasta a la publicidad de «El Corte Inglés».
La ruta continúa y no falla ni unos de los establecimientos. «El 45.567 va a tocar aquí». Diciembre asoma entre los 36 grados de temperatura de la A6.
Papá Noel en la playa
No es casualidad. La propia ONLAE ha lanzado ya una campaña de cartelería en la que Papá Noel otea al horizonte desde el punto de vigía del puesto de socorrismo de una playa.
La ilusión por un trocito de los 2.320.500.000 € que repartirá la Lotería de Navidad el próximo 22 de diciembre se ha venido de veraneo.
En Galicia nos acercamos a una oficina de la ONLAE donde Ana, su propietaria, nos cuenta que ya ha vendido varias series y números sueltos de Lotería de Navidad. «Son clientes habituales, que vienen a hacer el euromillones y, de paso, se llevan un número de Navidad».
Asegura que todos los años están a la venta a estas alturas, pero que, salvo los clientes que juegan al mismo número diciembre tras diciembre, la venta no suele acelerarse hasta mediados de noviembre.
«También entra mucha gente que está aquí de veraneo. Se llevan varios números para ver si la suerte cae aquí, y ellos se la llevan desde aquí», cuenta Ana.
Intercambiar con la familia
Suelen llevarse varios décimos de una misma numeración «porque luego intercambian y reparten con otros familiares que han pasado el verano en otros lugares», dice Ana.
Eso ocurre siempre, asegura, pero ¿en verano?. «No. Nunca se acuerdan tan temprano de empezar a comprar décimos. Pero este año, con la crisis…».
La ilusión, por tanto, se ha adueñado ya de las pieles morenas, que comienzan a pensar en cómo paliar su propia crisis a finales de 2010. Que la suerte les acompañe.
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