El Atlético, en ebullición

No se reconoce el Atlético, acostumbrado a encadenar bodas con funerales a lo largo de su historia y que ahora sonríe a lo grande de guateque en guateque. Nadie soporta peor las fiestas que el club rojiblanco, tan voluble por genética, pero empieza a enterrar mitos y ayer mantuvo su estado efervescente después de que el Sporting, generoso, le recibiera con palmas en el pasillo para conmemorar la Supercopa de Europa. Este no es mi Atleti, piensa la hinchada, que sin embargo acepta encantada el lavado de imagen con el que se presenta su equipo en este curso prometedor. El Atlético, líder, también tiene derecho a ser feliz.

Se gestó el triunfo a partir de Jurado, que andaba a vueltas con la margarita entre irse al Schalke 04 o quedarse en el Calderón y quedó únicamente el pétalo alemán. Los germanos sueltan cerca de 13 millones, le triplican el sueldo y Raúl le ha llamado personalmente para que le acompañe en su aventura minera, pero Quique Sánchez Flores, devoto confeso de su talento, se empeñó en exprimirle al máximo. Anoche, para demostrar que en el vestuario nadie manda más que él, decidió alinearle y el futbolista respondió con un partido completísimo redondeado con un golazo que festejó con emoción y rabia. Enrique Cerezo confirmó que Jurado, en boca de todos, se marcha después de su último servicio al club.

El Atlético funciona porque se nota liberado, fiel a su modus operandi condicionado por el estado de ánimo. Como está feliz, se sube al caballo ganador con facilidad y todos cumplen con su parcela con más o menos éxito. Pero cumplen, en definitiva, y eso que el Sporting dio la cara como de costumbre, siempre alegre en su fútbol. Entre el infortunio y De Gea se le esfumó la esperanza y lo confirmó Agüero con una jugada para enmarcar al filo del descanso que cerró Forlán, atento al rechace después de que el argentino sentara a cuatro asturianos en su trayectoria imparable hacia la gloria.

Se portó bien la retaguardia, centró con acierto Antonio López, controlaron la medular Raúl García y Assunçao y Reyes parece que esta vez sí, que su explosión no es fruto de la casualidad. Los dos de arriba no merecen mención porque siempre están en su sitio y Ujfalusi, en facetas de extremo, ni siquiera tuvo que levantar la cabeza para asistir a Forlán. Ya lleva dos el uruguayo, no está nada mal para empezar.

Se consumió la velada entre risas y ovaciones, ruidosas para despedir al propio Forlán y a Jurado mientras el Sporting de Gijón, pese al diluvio, mantenía la cabeza alta sin modificar nada de su fútbol de ataque. Le tocó un mal día para visitar la parcela rojiblanca, que tiene vistas despejadas hacia el edén después del zapatazo de Simao. Hasta que el Atlético quiera, seguirá en plena ebullición.