Los cubanos acceden al libre mercado
Los isleños podrán cultivar y vender sus propios productos. Además, los inversores extranjeros comprarán tierras del gobierno por más tiempo

Cuba ha emitido dos decretos a partir de los cuales se permitirá a los inversores extranjeros adquirir tierras del gobierno con un máximo de 99 años. Por otra parte, en otra muestra de suavización del control estatal y de aperturismo, los isleños podrán cultivar y vender sus propias verduras y hortalizas.
Dichos decretos leyes, publicados en el Boletín oficial del Estado con efecto inmediato, reflejan la intención del presidente de Cuba, Raúl Castro, de reducir su control sobre la economía del país para conseguir así un mayor número de ingresos para la isla.
Cuba anunció su intención de modificar sus leyes sobre la propiedad con el objetivo de facilitar la inversión extranjera en el turismo. Inversores procedentes de Canadá, Europa y Asia han estado a la espera de un mayor aperturismo en la isla para penetrar en el mercado turístico, y fomentar la llegada del turismo adinerado con posibilidades de quedarse en Cuba a tiempo parcial, y no sólamente por unos días de playa.
Diversas empresas inversoras propusieron la creación de lujosos campos de golf rodeados de viviendas de lujo, en régimen de arrendamiento del Estado a largo plazo. El Ministerio de Turismo cubano ha anunciado su intención de crear diez campos de golf más, sumados a los dos ya existentes en la isla. De esta forma, los campos de golf unidos a la creación de viviendas de lujo supondrán un reclamo perfecto para posibles viviendas de segundo hogar.
Cuba había permitido contratos de arrendamiento de tierras por 50 años con opción de extenderlos a 25 adicionales, pero los inversores extranjeros presionaron para conseguir los decretos acordados ahora de 99 años. El Consejo de Mercado y Economía cubano en Nueva York, afirma que México ha usado similares sistemas de arrendamiento para impulsar la inversión extranjera a pesar de las restricciones a las propiedades costeras no-mexicanas, pero esas similitudes con Cuba terminan ahí.
Los oficiales cubanos habían intentado con anterioridad construir un camino hacia el equilibrio social, como un atractivo para los extranjeros que buscaban su propio espacio paradisiaco. A finales de los 90 el gobierno autorizó propiedades privadas extranjeras en La Habana e incluso firmó un contrato de 250 millones de dólares para construir apartamentos en primera linea de playa con una empresa canadiense. Muchos de esos proyectos se paralizaron, sin embargo, supusieron una suficiente inversión extranjera.
La nueva ley también permitirá a los cubanos cultivar lo que quieran y venderlo, pero les obligará a pagar impuestos sobre lo que ganen. El problema de Cuba no ha sido solo la producción, sino también la distribuión. Los cubanos ya venden frutas, carne, queso y otros productos en zonas del país, huyendo de la policía cuando es necesario. La medida tomada hoy legalizará ese tipo de prácticas, mientras que asegurará al estado beneficios. Las nuevas reglas son acordes a otros esfuerzos del gobierno de Castro, que ha permitido que el comercio menor se abra mientras que también busca eliminar los ingresos del mercado negro.
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