Espartaco y Patricia

Será a la vuelta del verano cuando se conozca la fecha del juicio de divorcio de Juan Antonio Ruiz «Espartaco» y Patricia Rato. En ese momento el juez que lleve el caso dictaminará el convenio regulador que ponga cantidades y normas para la organización interna de esta familia que hoy hace agua por todas partes. Por desgracia en esta ruptura no hay ganadores.

La única suerte es que el matrimonio ha conseguido que el pequeño Juan —cuya Comunión finalmente no se pudo celebrar y ahora sopesan hacerla en septiembre si es que hay un acuerdo— sea el único que viva al margen de las tensiones y disfrute tanto de su padre en el campo como de su madre que hoy pasa con sus hijos las vacaciones en la casa del Puerto de Santa María que alquilan todos los veranos.

De esas playas son justamente las imágenes que se han visto de Patricia Rato la mañana nublada que bajó a dar un paseo con la ingenua idea de que la dejarían tranquila. Desde entonces ha buscado rincones más perdidos para poder estar con su hijo en el mar. Hoy lo más duro es la tensión que hay con las hijas y el padre, sobre todo con la mayor, Alejandra, que acaba de matricularse en Icade dado que estudiará la Carrera en Madrid. Se ha comentado que el diestro no ha pagado la matrícula de su hija y lo que me aclaran fuentes de su entorno es que, aparte de que está pagando todo lo de siempre (alquiler casa vacaciones, colegios en Inglaterra, gastos familiares…) lo que ha ocurrido es que desde hace tres semanas se ha cortado la comunicación con su hija y lo único que quiere es poder hablar y que le cuente las cosas. Espartaco siempre ha dicho y repite que a sus hijos no les faltará nada. Me consta que quiere poner en venta el piso que tiene en Madrid porque no está conforme en que su hija viva sola a los 18 años y prefiere que lo haga con su abuela o en un Colegio Mayor. Siempre ha sido muy protector y a pesar de la ruptura es firme. Hoy éste es uno más de los motivos de distancia del matrimonio que ya sólo se habla a través de sus abogados.