Lo bueno de ser famoso o parecerlo es que apenas acabas de terminar una historia sentimental, empiezas otra nueva sin tiempo apenas de descargar las fotos del móvil a la papelera. Con toda la turbulencia que había en torno al tenista Feliciano López y la modelo María José Suárez (embarazo, ruptura, aborto) y ahora resulta que no ha pasado un mes y ya están los dos nuevamente enamorados o al menos camino de.
Por partes. Primero fueron unas imágenes del tenista en un hotel de Marbella, adonde acudió junto a su entrenador, su mujer y la joven Jessica Bueno, la actual Miss Sevilla, que es quien le ocupa su corazón en estos momentos. El deportista acaba de viajar a Estados Unidos, donde tiene unos torneos, pero antes se ha despedido de esta guapa morena de 19 años que el próximo mes de septiembre competirá con el resto de aspirantes a la corona de Miss España. Da la casualidad de que María José y Jessica han trabajado juntas en algunos «bolos» y por eso ahora se pide un dineral por esos reportajes que hasta hace dos días no valían un euro en el mercado «rosa».
Lo tiene crudo
Feliciano se fue y sólo dejó un ruego: que no agobiaran a su nueva chica. Lo tiene crudo.
Quien también ve las cosas con otro color es su ex, María José, que me confirma que mantiene una estrecha amistad con un austriaco rubio, de profesión ingeniero, que conoció a primeros de julio, cuando se instaló en Ibiza dispuesta a vivir su embarazo junto al mar, y con el que se besó apasionadamente en su despedida en el aeropuerto una vez abandonó la isla. «Somos solo amigos, nos estamos conociendo», me comenta justo antes de viajar a Canarias, donde tiene una presentación. Tenía pensado ir a Marbella a casa de su amiga Raquel Rodríguez, pero fue enterarse de que Feliciano y su chica andaban en esa zona y anular su viaje. Hay quien dice que estas imágenes son solo una respuesta a los besos de Feliciano a su nuevo amor, pero después de ver al tal Sebastian entiendo que Suárez no necesite montajes ni excusas para encandilarse con este atractivo veraneante de Ibiza, que habla perfectamente español y que tiene un futuro más que dudoso con la sevillana por aquello de la distancia y el olvido. Ya veremos.
