ARTE
«La única estrategia es el sarcasmo»
Nacido en Irak, Adel Abidin ha desarrollado parte de su trayectoria en Finlandia. El choque cultural, los fundamentalismos, los recuerdos, son la base de sus vídeos, ahora en el DA2 de Salamanca
Tuvo sus más y sus menos para conseguir «los papeles» en Finlandia, su país actual de residencia, que accedió a representar en Venecia en 2007 y, con lo que alcanzó notoriedad internacional. Tres años después, el Kiasma de Helsinki repasa su trayectoria. La misma muestra recala ahora en el DA2, de Salamanca. Adel Abidin (Irak, 1973), convierte el desplazamiento cultural en base de sus vídeos. En las contradicciones nace la reflexión.
Comienzo preguntándole si es usted un artista iraquí o finlandés.
Lo mejor es considerarse artista a secas. Ninguna nacionalidad debería determinar tu labor y deberías poder trabajar igual en cualquier lado. Es cierto que mis orígenes y parte de mi formación están en Bagdad, aunque luego se continuó en Finlandia. Me considero afortunado por haber podido integrarme en dos culturas diferentes. Eso te sitúa en una especie de posición al margen; eres un observador privilegiado y germen de una realidad híbrida.
¿Sus intereses actuales se activan tras salir de Irak o han sido siempre los mismos?
Sin duda cambiaron. Hasta ese momento yo era pintor. De hecho, mi primer vídeo es de 2004. Es completamente cierto eso de que viajar te abre la mente. Yo era un figurativo que llegó a ganar un galardón local muy importante en Irak en 1998. Pero no fue hasta que me trasladé a Finlandia que comencé a cuestionarme mi propia pintura. Allí empecé a pintar pantallas en lienzos con textos como si fueran subtítulos. Entonces pensé: «¿Por qué no dejo de recrear pantallas y me introduzco en ellas?».
Emplea los recuerdos como símbolos. ¿Significa eso que pueden compartirse?
Los recuerdos son la base de muchos vídeos. Algunos, como el que dio pie a Memorial me persiguió veinte años, pero no era capaz de darle forma. Se basa en una visión que tuve durante la I Guerra del Golfo, con 17 años, que al final desembocó en una reflexión sobre nuestro deseo de reunirnos, de sentirnos conectados. Creo en lo que llamamos intuición, esa capacidad para convertir en imagen cualquier idea. Y no existe una estrategia para eso.
Finlandia le negó varias veces la ciudadanía y aún así accedió a representarla en la Bienal de Venencia de 2007. ¿De qué modo fue «Abidin Travels» su pequeña venganza?
Eso tiene que ver con mi idea de que no debe existir nacionalidades en el arte. Vivimos en un mundo global. Lo de Venecia fue emocionante, una iniciativa de René Block. La pieza era una especie de agencia de viajes en la que invitaba a la gente a viajar a mi país, a Bagdad, con todas las consecuencias. Pero no era una venganza, sino una especie de respuesta a un momento determinado. Curiosamente, ahora se están planteando crear una especie de pabellón iraquí para la próxima bienal, en el que quieren que participe. Me lo estoy pensando.
La frase es suya: «Lo personal es político». ¿Qué piensa de los que afirman que no les interesa la política?
No me considero un político. No tengo aptitudes para ello. De hecho, soy una persona muy sencilla. Pero sí me disgusta lo que no veo lógico o normal. En ese caso, mis herramientas son las visuales. Y nunca intentaré ni dar una opinión, ni cambiar el mundo. Lo que debo hacer es facilitar argumentos, pero también dar libertad para que cada uno tome sus propias decisiones.
En muchas obras recurre a la infancia. ¿Qué le atrae de ese «punto de partida»?
Me gusta trabajar con niños. Tal vez es una idea romántica, pero ellos nos representan como seres inocentes, frescos, que no se han ensuciado con el día a día de la vida.
¿Es la religión, otro de sus referentes, el elemento que nos separa a orientales y occidentales?
No me interesa hablar de la religión como tal, sino de su mala práctica, su uso discriminatorio y tendencioso. Cómo me afecta a mí o a ti. Porque cualquier acto fundamentalista termina influyendo en la vida más humilde. De ahí el interés de nuevo por los niños. A mí también me afecta la religión en el momento en el que pido un visado para ir a EE.UU. y se me niega porque –y esta es su respuesta– tengo el mismo nombre que un terrorista que están buscando.
Hay culturas que externalizan el miedo a través de la risa. Dice que el humor y la ironía son su principal medio de expresión. ¿De qué miedos habla su trabajo?
No se trata de miedos, pero sí de aquello que me preocupa. Cuando se abordan temas serios creo que es mucho más difícil utilizar el humor. Sin embargo, la única estrategia que me vale es la del sarcasmo que te haga recapacitar y alcanzar una actitud positiva.
Adel Abidin. «Memory and assumption». DA2. Salamanca. Avda. de la Aldehuela, s/n. Comisarios: M. Seppälä y J. Panera. Colabora: FRAME. Hasta el 19 de septiembre
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