El Erasmus del arte y la fe
Decenas de voluntarios se encargan en el verano de hacer las visitas guiadas por las catedrales europeas más emblemáticas
Convencidos de que el arte puede ser el mejor instrumento para acercar a las personas a la fe, decenas de jóvenes españoles dedican gran parte del verano a trabajar como guías turísticos en las catedrales y templos más emblemáticos de Europa. No cobran un céntimo por su trabajo y a cambio reciben una experiencia de vida que todos están dispuestos a repetir.
A Juan le quedan apenas unos días para partir a Lovaina (Bélgica). Con una Licenciatura en Historia del Arte recién terminada, este joven de 25 años ya se pasó en 2008 un mes de sus vacaciones explicando a los turistas de lengua hispana los tesoros que encierra la catedral Santa María dei Fiori en Florencia. «No es fácil encontrar una visita guiada como la que hacemos nosotros. Tener fe te ayuda a ser leal con lo que le estás enseñando a la gente y también a no infravalorar el templo o las razones por las que se ha levantado», asegura Juan.
Para María, otra de las voluntarias, la experiencia también ha sido inolvidable y de lo mejor que le ha pasado en la vida. Junto a otros tres jóvenes procedentes de Italia, Alemania y Reino Unido se encargaron el verano pasado durante un mes de las visitas guiadas de la Iglesia de San Pablo, en Amberes (Bélgica). «La gente nos agradece mucho nuestro trabajo porque les cambia totalmente el punto de vista cuando le explicamos el templo. Muchos de ellos no son creyentes, por eso es muy importante tener una base cristiana para que los demás puedan comprender mejor todo lo que les estás explicando», señala.
El programa en el que han participado estos jóvenes es una iniciativa de la asociación cultural Nártex, que en colaboración con la Federación Internacional Ars et Fides, se han convertido en una especie de Erasmus del arte y la fe. Todos los años movilizan por toda Europa a cientos de voluntarios de entre 18 y 30 años que se ponen a disposición de los turistas que hablen su idioma para acogerles, acompañarles y guiarles en su visita al monumento. El alojamiento y la comida es sufragada por los propios templos y catedrales que los acogen y los voluntarios sólo se tienen que hacerse cargo de los billetes de avión. «Saber mucho de arte no es un requisito indispensable porque reciben varios cursos de formación pero sí tienen que saber idiomas y, sobre todo, tener fe», apunta la presidenta de Nártex, Isabel Fernández Abad.
Dificultades en España
Además de coordinar el envío de voluntarios españoles a proyectos europeos —las catedrales de Nôtre Dame en París; Saint Paul, en Londres, o San Marco, en Venecia, entre otras— esta asociación gestiona e impulsa la creación de estos mismos programas en nuestro país. La tarea, según apunta Fernández Abad, no resulta tan sencilla, ya que además de no haber tradición como en Francia donde estos programas llevan realizándose hace más de cincuenta años, es difícil que los cabildos de las catedrales autoricen la puesta en marcha de esta iniciativa. «Algunos están formados por cientos de canónigos y cuesta que se pongan de acuerdo», explica. Pese a todo, la experiencia ya se ha probado con éxito en las catedrales de Toledo, Palencia y este año en la Magistral de Alcalá de Henares, donde están colaborando media docena de jóvenes de distintas naciones europeas.
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