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La danza tribal de Vampire Weekend

El pop africano del grupo neoyorkino protagoniza la segunda jornada del FIB

EFE

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El pop africano de Vampire Weekend desató uno de los momentos más tribales vividos por el FIB Heinken en sus dieciséis años de historia con un ritual de danza colectiva auspiciada por djembés, guitarras y sintetizadores que han rememorado el espíritu del mejor Paul Simon.

Estos cuatro jóvenes neoyorquinos catapultados desde el campus universitario de Columbia han justificado el fenómeno mediático que les rodea -especialmente a partir de su nuevo disco, "Contra"-, con grandes singles como "A-Punk" y los ritmos caribeños de "Diplomat's son". Su concierto ha constatado que las posibilidades de sus grabaciones se multiplican en directo, y también que Ezra Koening (voz y guitarra) ha aprendido a ejercer de gurú para mover a una masa de "fibers" abierta a los sonidos multiétnicos y acelerada hasta el extremo con el arrebato final de "Walcott".

Bastante m ás decepcionante ha resultado Peter Hook en la interpretación de los diez temas del primer y legendario disco de Joy Division, "Unknown Pleasures". Algunos habrán pensado que más vale dejar en paz de una vez el alma de Ian Curtis, líder de esta banda de Manchester hasta su fatídico final, y puede que no les haya faltado razón. El caso es que Hook, cofundador además de New Orden, ha certificado ser un músico plenamente activo, y también se ha visto que algunas de las canciones como "Disorder" mantienen su vigencia, pero su público de esta noche quizá era demasiado joven, o tal vez demasiado despegado de los valores que inspiraron aquella oscura obra. Un regalo para el final, esta vez correspondido y rabiosamente coreado como el auténtico himno generacional que es: "Love will tear us apart" (The Peel Sesions).

Mucho antes, con el sol apagándose entre las montañas, Triángulo de Amor Bizarro , al saludo de "hola españoles, hola guiris", ha sacudido los cimientos del Escenario Verde con un punk de infinitos decibelios que ha catalizado el ánimo de los "fibers". El estruendo de su sonido y la calidad de sus composiciones han imantado a un público aún disperso y resacoso. Pequeñas dosis de electroshock radical, llamadas "El himno de la bala" o "De la monarquía a la criptocracia" y administradas por los herederos gallegos de la corriente Plenetas y Sonic Youth.

El contrapunto a este torrente de energía lo ha puesto un Sr. Chinarro con pinta de ermitaño, quien, a estas alturas y después de quince años de carrera poco, o nada, tiene que demostrar. Publica discos habitualmente, cada cual un poquito mejor que el anterior, y sobre el escenario desdeña los complejos y ejerce su profesión tan bien como suenan sus canciones ("El gran poder" o "G.G. Peningstone". Además ha puesto el toque de flamenco que faltaba en este FIB con "Gitana", para mayor jolgorio de los extranjeros.

Entre Los Ilegales y Goldfrapp

El primer gran lleno del Escenario Verde lo ha conseguido Julian Casablancas (segunda vez que viene por el FIB), desprendido momentáneamente de The Strokes. Sin embargo, el carisma que derrocha con su banda se dibuja y aburre por momentos con las piezas más anodinas de su carrera en solitario. Inevitablemente, ha tenido que recurrir a los éxitos de su grupo neoyorquino ("Automatic Stop" o "Modern Age") para contentar a los fibers, y a partir de ahí ha bordado un final apoyado en el papel de "showman", encaramándose al escenario y montando sobre la cámara grúa que graba las actuaciones mientras los técnicos le maldecían.

El punto de nostalgia hacia otras décadas lo han puesto Los Ilegales , roqueros que reviven para recordar aquellas canciones que golpearon la moral y el sonido de los años 80 con temas como "Soy un macarra" o "Ángel exterminador". Si en su pleno apogeo alguien les hubiera dicho que iban a tocar en un festival como éste, probablemente habrían roto una guitarra contra el suelo, pero los años han apaciguado gran parte de ese salvajismo.

Goldfrapp también se ha retrotraído a los 80 a través de una estética de lentejuelas, cintas en el pelo y teclados colgados a modo de guitarra y destilando sonidos "smooth", con pasajes en los que sólo ha faltado Michael J. Fox montado en monopatín, y elevados momentos dance como "Strict Machine". Más baile, y prolongado, de la mano de Hot Chip y sus éxitos "Over and Over" y "I feel better", y la sesión de DJ Shadow han completado el segundo asalto de un FIB que sigue de fiesta.

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