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A la playa, con el filete empanado

Consejos prácticos para no perder la línea en verano, evitar el estreñimiento y las intoxicaciones

EFE

cristina garrido

Una estampa típica de nuestras playas, pantanos y todo aquel lugar de España que tenga una charca más o menos grande donde refrescarnos: una familia (también vale grupo de amigos), una nevera portátil, una mesa y unas sillas plegables, la sombrilla y unos filetes empanados (aceptamos tortilla, chacinas o conservas varias). También los hay que optan por el chiringuito de turno o por el bufette del hotel, aunque tal y como están las cosas este año muchos optarán por el económico picnic. Lo que está claro es que en verano comemos más fuera de casa y que si no cuidamos la dieta nos exponemos, no sólo al fracaso de la «operación bikini», sino al temido estreñimiento del turista o a la intoxicación alimentaria (veáse salmonella y anisakis).

«Debemos mantener las legumbres, las frutas y verduras y los lácteos»

Lo ideal para mantener una dieta sana en verano es reinventar los platos del invierno. Está claro que con el calor no te va a apetecer un puchero, pero sí puedes prepararte una ensalada de garbanzos. «En esta época debemos mantener las tres o cuatro raciones de legumbres por semana, dos ó tres piezas de frutas y verduras al día y los lácteos, dos veces al día», explica la doctora en Nutrición Susana del Pozo. Otra recomendación cuando comamos de picnic es evitar llevarnos alimentos que puedan echarse a perder con el calor. «Las altas temperaturas favorecen los microorganismos, Lo mejor es llevarnos los alimentos muy bien cocinados», advierte la doctora. Y cuando comamos en un restaurante o chiringuito, debemos asegurarnos, por ejemplo, de que el pescado que vayamos a comer crudo, como lo populares boquerones en vinagre, haya sido congelado previamente, evitar las mayonesas caseras y las ensaladas que intuyamos que no han sido bien lavadas. Pero si hay algo que no debe faltar en nuestra dieta en verano son los líquidos. Hay que beber habitualmente aunque no sintamos sed para evitar la deshidratación, especialmente en niños y mayores. «Podemos beber refrescos, zumos de frutas, gazpacho, tomar sorbetes, pero la base debe ser el agua», aconseja la especialista.

Los caprichos

Y de postre o merienda, nos podemos dar un capricho muy veraniego: el helado. Porque tomar uno al día no engorda. «Podemos comer helados, si no nos pasamos. El problema es si se convierte en un sustituto de otros alimentos importantes como la fruta», explica del Pozo.

Y por último, un truco. Tomar mucha zanahoria en verano hace que nuestra piel esté más receptiva y saludable de cara al bronceado porque tiene muchos betacarotenos. Pero, ¡ojo!, empacharnos de zanahoria como un conejo no nos protege del sol, para eso están las cremas solares...

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