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«Quiero saber si estás viva, Tanja»

Una holandesa, con el alias de guerra de «Alexandra», integra el círculo del comandante de las FARC «Mono Jojoy»

«Quiero saber si estás viva, Tanja»

ALEJANDrA DE VENGOECHEA

Todos pensábamos que estaba muerta. Que a Tanja Nijmeijer, la única europea que milita —desde 2002— en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la habían asesinado desde que el Ejército descubrió sus diarios abandonados en las selvas de Colombia. Fue Liduine Zumpolle, la ex directora de la ONG holandesa Pax Christi y actual directora de la organización Manos por la Paz, encargada de reintegrar en la vida civil a los rebeldes desmovilizados, quien los tradujo al español.

«Con frecuencia tengo fantasías de que estoy en una estación en Groningen, Amsterdam o Utrecht, tomando un café o pidiendo una fritura (…). Aquí hay dos compañeros con sida y quizás haya más», escribió Tanja en sus diarios. «Esto valdría la pena si se sabe por qué se lucha. Pero, en verdad, ya yo no creo en eso. ¿Qué tipo de organización es ésta, donde algunos tienen plata, cigarrillos, dulces y donde los demás tienen que mendigar, para ser rechazados o reñidos por los del primer grupo?», siguió. «Durante cuatro años he estado aquí en la misma situación. Haciendo guardia, gimnasia, hablando, (escuchando) problemas interpersonales, causando problemas, (viendo) comandantes podridos... Además, me siento inútil. Aquí no tengo futuro».

Profesora de español

Las revelaciones de Tanja marcaron un antes y un después en la historia de las mujeres en la guerrilla porque ella, a diferencia de las demás, tenía estudios y sabía a qué venía. «Cuando uno ve tanta pobreza por primera vez, es inevitable preguntarse: ¿hay algo que yo pueda hacer para ayudar a esta gente?», contó a la revista «Semana» Hannie Nijmeijer, la madre de Tanja, que ofreció detalles de cómo su hija llegó a Colombia en 1999 para enseñar español. Conmovida por las diferencias entre ricos y pobres, Tanja hizo un viaje a las selvas del sur junto a varias ONG. Eso determinó su futuro.

Hannie, quien no tiene noticias de su hija desde 2007, decidió hablar el mes pasado desde Groningen, en el norte de Holanda, después de que Liduine emitiera el documental «Más cerca de Tanja» y publicara un libro sobre su vida, escrito a cuatro manos junto al ex guerrillero León Valencia. En ambos documentos hay detalles reveladores sobre el viacrucis de una familia que tiene una hija en las FARC y cómo fue el encuentro entre Hannie y Tanja cuando en 2005 las FARC le permitieron visitarla en un campamento.

«Cuando conversábamos sobre las FARC ella se volvía inasequible. Es como si, de improviso, un muro se erigiera entre ella y yo (…) Desde 2005 supe que Tanja se quedaría en la guerrilla, que era imposible que regresara conmigo», contaría Hannie.

Para Zumpolle, una mujer con información privilegiada por su activismo con los desmovilizados de las FARC, con el libro y el documental —por ahora sólo disponible en holandés, pero pronto será traducido al español— quiere que los europeos sepan qué es y de qué se trata la guerrilla de las FARC. «¿Cómo es que una niña del norte de Europa opta por perseguir una causa social tomando las armas junto a uno de los más crueles movimientos guerrilleros en el mundo?», diría Zumpolle a ABC.

De familia católica

Las imágenes de Tanja en el documental son reveladoras. Se le ve fumando, impactada durante su encuentro con campesinos de Colombia. Su madre entregó el vídeo de su encuentro en 2005. Tanja, hoy con 32 años, manda mensajes a sus hermanos y tiene la voz entrecortada. Muestra a la cámara un relicario colgado al cuello con la foto de su familia.

«Su profundo sentido social es parte de la respuesta, pero no sé por qué terminó así. Somos católicos y políticamente independientes. Estábamos muy unidas. Así fueran las dos de la mañana, yo salía para recogerla de cualquier fiesta. Hace un tiempo, una de mis hijas me dijo: “Lo único en que de pronto fallaste como madre es en que nos hiciste demasiado conscientes de lo social”, explicaría la madre en la entrevista con «Semana».

Lo cierto es que Tanja, alias Alexandra, es una ficha de peso dentro de las FARC. De acuerdo con Zumpolle, tras el hallazgo de los diarios fue castigada con severos trabajos. Pero después entró a formar parte del círculo inmediato de Jorge Briceño, alias «el Mono Jojoy», comandante militar de las FARC. Informes de Inteligencia militar vinculan a Nijmeijer con sangrientos ataques con bomba que ocurrieron en Bogotá en 2002. Incluso los tres norteamericanos liberados en 2008 cuentan en su libro «Out of captivity» (en libertad) cómo Tanja amenazó con matarlos si se escapaban.

«Además habla inglés, alemán y un poco de francés, lo que es muy útil para traducir los mensajes que les llegan a los comandantes», señaló a este diario Edwin Koopman, un periodista holandés que ha escrito sobre Tanja.

Por lo pronto, su madre manda un solo mensaje. «Queremos saber si estás con vida. El Ejército dice estar convencido de que Tanja vive, pero no puede demostrarlo. Llevo tres años sin saber nada, eso me hace a veces pensar lo peor. Es un lastre vivir así», remató.

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