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La Capilla del Obispo, de par en par

Ya está abierta tras la restauración una de los pocos ejemplos del gótico, en estado puro, que hay en Madrid

José Alfonso

MARÍA ISABEL SERRANO

Ya está abierto de lo poquito de estilo gótico que hay en Madrid, la joya de las joyas: la Capilla del Obispo, perteneciente al Conjunto Monumental de San Andrés.

Hace cuarenta años le diagnosticaron ruina. Se cerró por peligro de derrumbe. Ha estado en obras los últimos cinco. Ahora, con la rehabilitación acabada, esta capilla —en el número 1 de la plaza de la Paja, dentro del corazón castizo de la ciudad—, abre sus puertas de par en par. Lo harán, según lo previsto, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Rouco. Y con misa.

La hermana Isabel recogía ayer los bártulos y los pentagramas a toda prisa. Con su hábito gris, impoluto, la pillamos nada más terminar el ensayo. «Sí, cantamos en la misa de inauguración. Es un privilegio en esta capilla», nos decía. Ella forma parte de un coro de once voces. Cinco hombres y seis mujeres. Pertenecen a los Hermanitos y Hermanitas del Cordero. Lo corto del ensayo que escuchamos hace prever que sus cánticos, esta tarde, en la misa de siete, sonarán a gloria.

Bien de Interés Cultural

El objetivo de esta complicada restauración es que de la Capilla del Obispo pudieran disfrutar todos los madrileños y los que visitan la ciudad. Desde luego, parece parada obligada. Se trata de un edificio del siglo XVI, declarado Bien de Interés Cultura, la máxima protección que contempla la legislación. En la obra se han invertido casi 3,3 millones de euros. La Fundación Caja Madrid ha aportado 2,1; el resto, el Gobierno regional. El complejo histórico artístico se abrirá al público a partir del próximo lunes. Habrá cultos, misas incluidas. Las visitas guiadas están en estudio pero con muchas posibilidades de que se lleven a cabo.

Las tareas de rehabilitación han sacado a la luz —como informó ABC el 4 de abril de 2004—, los cimientos de la parroquia de San Andrés y su cementerio, que los visitantes podrán contemplar desde un gran ventanal en el suelo de la capilla. Se han encontrado esqueletos de, al menos, cincuenta personas. Ahora se estudia el ADN para las posibles identificaciones. Lo que sí es seguro es que entre los enterrados se encuentran los restos de don Gutierre de Carvajal y Vargas, Obispo de Plasencia, que fue quien, en 1524, continuó con las obras de esta capilla fundada por su padre, don Francisco de Vargas y Medina, privado de los Reyes Católicos.

La idea original fue que este lugar fuera la capilla funeraria para albergar los restos de San Isidro porque, según cuenta la historia, aquí mismo se levantó una modesta iglesia de la que fue feligrés Isidro Merlo y Quintana, luego San Isidro Labrador, que trabajó aquí como albañil.

Enterrado y desenterrado en varias ocasiones, tras descubrirse el cuerpo incorrupto del Santo patrón dicen que Alfonso VII erigió la primera capilla para San Isidro en Evangelio de la primitiva parroquia de San Andrés.

En los últimos años, el Gobierno regional ha restaurado esta Capilla del Obispo, incluidos sus bienes muebles: el retablo mayor, sepulcros y retablos menores. Además, la sala capitular y el atrio, lugar éste último donde se ha situado una puerta para que se comuniquen la Capilla del Obispo, la iglesia de San Andrés y la capilla de San Isidro. Se ha dotado a todo el complejo de un ascensor y de aseos con vistas a su uso por el público.

El retablo mayor, obra de Francisco Giralte, discípulo de Berruguete, es plateresco. Magníficas las escenas de la infancia y la pasión de Cristo. La parte de los sepulcros está esculpida en alabastro. Pertenecen al Obispo de Plasencia y a sus padres. Lo de estos últimos no está confirmado.

Las tres disciplinas

«Es un verdadero placer poner estas joyas a disposición de los ciudadanos», asegura el director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Confiesa que su favorito es el cenofio de alabastro situado a la izquierda del altar mayor. «Es una maravilla. Por su composición y su estado de conservación. Una joya única».

Y recuerda Martínez-Almeida que la rehabilitación de la Capilla del Obispo «ha necesitado de arqueología, arquitectura y bienes muebles, las tres disciplinas básicas en materia de restauración. Un reto».

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