PERFIL Elio Di Rupo Líder del Partido Socialista francófono
Hijo de inmigrantes italianos, no habla flamenco, homosexual y con una carrera política salpicada de escándalos, el socialista Di Rupo se perfila como el nuevo primer ministro belga
CORRESPONSAL EN BRUSELAS
En un funeral —cuentan— se reconoce a un belga porque es el que está lanzando confetis. Para ser un país que se dedica a dudar continuamente de su existencia, la anunciada elección de un socialista valón como Elio Di Rupo, para sofocar la crisis política que ha provocado la victoria de los independentistas —conservadores— flamencos, podría considerarse en otro país como el colmo del despropósito. Y sin embargo, este descendiente de emigrantes italianos, socialista, homosexual y que prácticamente no habla ni palabra de flamenco, aparece como el personaje clave de la crisis y el hombre que puede salvar a este país de desaparecer por inanición.
Di Rupo —que cumplirá 59 años este 18 de julio— es, de hecho, un dirigente típicamente valón. Primero porque los socialistas han dominado esta parte de Bélgica desde la II Guerra Mundial y después porque en su carrera política ha tenido que sortear los escándalos que regularmente estallan en esta región que vive bajo una fiebre dañina de paternalismo y endogamia política. Hasta ahora, el puesto más relevante que ha ocupado es el de presidente de la Región Valona y lo hizo entre 2005 y 2007 en medio de un gigantesco escándalo de corrupción que implicaba la gestión del sistema de viviendas sociales en Charleroi. Para salvar los muebles, tuvo que dejar el gobierno regional para hacerse cargo, desde la presidencia del Partido Socialista, de la limpieza de los gobernantes de la ciudad, lo que logró calmar las aguas y hacer que hoy Valonia vuelva a ser una región apacible y casi próspera.
En Bélgica no ha habido un primer ministro socialista ni francófono desde 1974; después de Edmond Leburton el ejecutivo federal ha sido gestionado por socialcristianos flamencos con el interregno del liberal (flamenco) Guy Verhofstadt.
Di Rupo es de los que creen en la unidad de Bélgica, pero también de los que tienen dicho que en caso de que Flandes terminase alcanzando la independencia, «no me interesaría fundar una república del Mosa», es decir, que preferiría la anexión de Valonia a Francia. Y precisamente le va a tocar formar una coalición con alguien como Bart de Wever que tiene gran interés en llevar a Bélgica a esa situación y a quien el actual primer ministro en funciones, Yves Leterme, ha definido como «un cáctus que llevas en el bolsillo».
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