Suscríbete a
ABC Premium

El primer plebeyo en la Corte sueca

El enlace de hoy entre Victoria y Daniel es una arriesgada apuesta política de la Corona

EFE

CARMEN VILLAR MIR

Esta tarde, cuando el arzobispo de Estocolmo declare a la Princesa Victoria y a su prometido «marido y mujer», será la primera vez que un heredero al milenario Trono sueco espose a una persona que no pertenece a la realeza. También será la primera vez desde la Edad Media que un hombre del pueblo se convierte en Suecia en Príncipe con tratamiento de Alteza Real. Tal vez por eso, en medio de esta fiesta del triunfo del amor, cuando la capital sumergida en un ambiente de júbilo y orgullo patrio se dispone a celebrar el enlace de su «Kronprinsessa», surge con fuerza la discusión sobre la monarquía o la república como forma de gobierno de Estado en Suecia.

Una discusión animada por los republicanos, que tras años en la sombra y con un oportunismo poco digno de alabanza, han elegido este enlace para celebrar su «convención» en Estocolmo y crear una «alianza europea para reinstaurar la república». Ese movimiento, con delegados de los siete países europeos con monarquía como forma de gobierno, se ha visto alimentado últimamente por los gastos que supone la boda (se habla de dos millones de euros), la decisión de Victoria de esposar a un plebeyo y los escándalos generados por los otros «hijos díscolos del Rey».

Aunque la realeza encarnada por Carlos Gustavo y Silvia ha sido un modelo impecable, respetado por todos, hay dudas sobre un futuro basado en la «dinastía Westling», el apellido del novio. Tan fuerte es la influencia de los antimonárquicos y tan extendidas están sus redes que, según la última encuesta, la popularidad de la Casa del Rey ha descendido hoy del 70 por ciento a sólo un 46 por ciento.

Jornada histórica

Una cuarta parte de los suecos muestra una opinión negativa hacia la monarquía, algo que se achaca a las dudas sobre la respetabilidad de las nuevas generaciones reales y a su capacidad para reflejar a la sociedad los valores morales. Muchos opinan que la nueva democratización de la realeza, al querer vivir su vida olvidándose de lo que representa, pierde sus principios, y que de renunciar a esos principios debe renunciar a los privilegios.

Sin embargo, la expectación despertada por el enlace es mayor que el debate sobre la monarquía. Hoy es un día histórico que será recordado siempre y cuando Victoria de Suecia diga «sí» ante Dios y ante los hombres a su amado Daniel, Suecia entera seguirá emocionada ese momento y se tirará a la calle para vitorear a los novios.

Llamada a ser Reina de Suecia, su destino ha marcado su educación y su vida desde aquel 14 de julio de 1977, cuando los cañones de Palacio anunciaron el nacimiento de una niña. Entonces permanecía vigente la ley de 1810, según la cual el primer varón heredaría la Corona. En 1980, por gracia del voto mayoritario del Riksdag, con sólo tres años la Princesa se convirtió en la primera mujer en poder ceñir la Corona sueca desde hacía trescientos años.

Cuando alcanzó la mayoría de edad a los 18 años y asumió sus responsabilidades, todo cambió para la Heredera al Trono sueco. Tras sus estudios de bachillerato, su paso por las academias militares y una severa formación como preparación al Trono, aquella niña antes tan juguetona se transformó en una dama responsable.

Todos esperaban que esposara a algún príncipe europeo, pero la «Kronprinsessa» asombró al mundo entero al elegir como marido y consorte a su entrenador personal de fitness, Daniel Westling, un hombre del pueblo sin grandes cualificaciones. El Rey de Suecia se opuso desde el primer día a esa elección y únicamente aprobó a Westling como yerno siete años más tarde.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación