«Sin Pau no habría segundo anillo»
Kobe Bryant y Phil Jackson se vuelcan con el español tras vencer a los Celtics el partido definitivo de la final de la NBA

Lo advertía Pau Gasol en la previa: «Donde no lleguen las piernas, llegará el corazón». Y llegó, justo a tiempo. Cuando los Celtics ya se relamían y la desazón comenzaba a inundar las gradas del Staples. El momento en el que las fuerzas comenzaban a fallar dio paso al éxtasis de emoción. Un derroche de adrenalina que desbordó el parquet y derribó la resistencia verde. La fuerza del corazón. El hambre de victoria que llevaba dos años alimentándose en el vestuario de los Lakers y que obtuvo como recompensa el segundo anillo consecutivo.
«Sabíamos que iba a ser un partido duro, que teníamos que dejarlo todo y jugar con el corazón. Está claro que no fue el más bonito de los partidos, pero peleamos al máximo», reconoció Pau. Las lágrimas en el rostro del español nada más terminar el choque revelan la intensidad con la que ha vivido la eliminatoria. Rabia contenida y alegría a partes iguales.
En 2008, muchos le señalaron con el dedo como culpable de aquella derrota contra Boston. «Gasoft» —juego de palabras para acusar al catalán de «blandito»— no había podido olvidar esa Final, la primera de su carrera, y no fue hasta el jueves cuando la enterró de manera definitiva. No podía esconder la sed de venganza: «Si hemos ganado estos dos anillos ha sido por lo que pasó en 2008», afirmó Gasol nada más proclamarse campeón ante los Celtics.
Pau apenas llevaba unos meses en Los Ángeles. Su traspaso había removido los cimientos de la NBA y cambiado el rumbo de la franquicia californiana de manera radical. Las palabras en contra de su fichaje eran señal de que los Lakers habían acertado. Sin apenas tiempo para nada, el número «16» pasó de luchar por ganar algún partido a jugar una Final de la NBA… y la perdió. Había que buscar un culpable y le tocó a él. Ese verano sufrió mucho y ni siquiera la medalla de plata conseguida en la Olimpiada de Pekín aplacó sus ánimos de revancha.
Un MVP a la sombra
La derrota, como decía Saramago, «tiene algo positivo, que no es definitiva», así que, el año pasado, con el triunfo ante Orlando, el español empezó a reconciliarse, a ganarse el respeto que unos pocos le habían hecho perder y este segundo anillo ha supuesto su compromiso definitivo con los Lakers. Con él, el español y la grada del Staples se juraron amor eterno después de un noviazgo movidito en el que hubo amago de ruptura.
«Para mí, vivir todo esto es increíble. Me siento en una dimensión diferente. Es como si pudiera pedir un deseo a un genio. Así que estoy muy agradecido por tener esta oportunidad y estar aquí. No puedo estar más que orgulloso de mis compañeros, de los técnicos y del trabajo que hemos hecho», puntualizó el español.
Magic Johnson, leyenda de de los Lakers, fue el encargado de entregar el trofeo de campeón. Se le dio a Kobe Bryant, el capitán, que no tardó en cederle el testigo a Gasol. En estos rituales no hay sitio para el azar. Está todo calculado. Desde que suena el himno americano hasta que se apagan las luces, todo está preparado, así que el gesto de Bryant habla de la importancia que el «16» de los angelinos ha cobrado en el equipo.
«No tengo palabras para Pau Gasol. Sin él, no hubiéramos ganado», aseguró Kobe tras recibir el premio como «Jugador más Valioso» de la Final. Un reconocimiento justo a su labor durante los siete encuentros, en los que ha promediado 28,6 puntos, a pesar de su pinchazo en el partido definitivo, donde se quedó en un «pobre» balance de 6 de 24 en tiros de campo.
Un «MVP» compartido con Gasol hubiera sido lo justo. De hecho, fueron muchas las voces dentro de la NBA que se alzaron a favor del español. Kevin Durant, Rusell Westbrook, Chris Bosh… todos señalaron a Gasol como el mejor de las Finales a través de sus redes sociales. «Me da igual quien sea MVP, lo importante es que gane el equipo. Kobe es nuestro mejor jugador y es lógico que sea MVP», sentenció Pau.
La venganza «más dulce y maravillosa»
Pau Gasol no tuvo problemas en calificar así el triunfo en el séptimo partido ante los Celtics (83-79). Los Lakers sufrieron mucho tras un encuentro muy malo, en el que el músculo y la fe se impusieron. Boston, el conjunto que había privado de nueve títulos en once finales a los Lakers, casi lo hace una vez más. Pero acabó sucumbiendo ante la garra de «Ron Ron», el pundonor de Gasol y las postreras picaduras de la «Mamba negra».
Bryant se acordó de un viejo conocido en sus celebraciones. «Ya tengo un anillo más que Shaq (O’Neal). Ya sabéis como soy. No olvido nunca», bromeó el escolta, que estaba esperando este momento desde que el «center» abandonara el conjunto californiano para ganar otro anillo en Miami. La respuesta de Shaquille llegó desde su twitter. «Enhorabuena Kobe. Ya sé lo que estás pensando: ‘Hey, Shaq, mira cómo sabe mi trasero’».
Decepción en los Celtics
El partido pudo ser el último para la actual plantilla de los Celtics. De hecho, sólo Rondo parece formar parte de un futuro incierto. Ray Allen será agente libre, Rasheed Wallace sopesa la retirada y Doc Rivers, el alma de los Celtics campeones, no tiene claro si se tomará un tiempo lejos de las canchas.
«Hubo muchas lágrimas en el vestuario. Muchas lágrimas. No creo que haya quedado ni un solo ojo sin lágrimas. Es el grupo más emotivo al que he entrenado nunca, pero ahora tengo que tomarme un tiempo para ver qué pasa en el futuro», apuntó Rivers.
La fiesta se prolongó por las calles de Los Ángeles y acabó en batalla campal. Medio centenar de personas fueron detenidas tras la quema de varios vehículos y contenedores y el lanzamiento de piedras y botellas a la Policía y otras 28 requirieron asistencia sanitaria.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete