Lindsay Lohan es uno de esos «juguetes rotos» que tanto fascinan a la prensa estadounidense. La joven, a sus 23 años, ha vivido un meteórico ascenso a lo má salto del «star system», con su posterior caída (problemas de alcohol y drogas, y programas de rehabilitación mediante).
AGENCIAS
La actriz, en su última alfombra roja.
Lindsay se conviertió en un icono adolescente al pasar de «niña Disney» a jovencita provocadora, con películas descaradas para el público «teen». Su estilo era lo más y salía como referencia en todas las revistas para jóvenes. De la mano de la estilista Rachel Zoe dio en el clavo en multitud de fiestas y alfombras rojas (y también, como el resto de clientas, conoció lo difícil de una talla 0). Pero pronto llegaron los problemas de adicciones y sus encontronazos en la justicia, y con ello, su declive.
Ahora, los diseñadores no quieren que Lindsay luzca sus creaciones, para no asociar las firmas a los problemas de Lohan, según publica The New York Magazine. Quizá por ello sus últimas apariciones en la alfombra roja han sido un desastre (estilísticamente hablando) y poco queda de aquella joven natural y estilosa que deslumbraba a los fotógrafos. El mono de lentejuelas con maxi escote que lució en los MTV Movie Awards lo confirma. Esperemos que las aguas vuelvan a su cauce.