Disturbios étnicos en Kirguistán asustan al gobierno de Moscú
Al menos 62 muertos en enfrentamientos entre kirguises y uzbecos. Los desórdenes tuvieron lugar en la ciudad de Osh

Kirguistán no logra recuperar la calma desde que a comienzos de abril fuera derrocado el presidente, Kurmanbek Bakíev. Esta vez, sin embargo, el motivo de los disturbios acaecidos en la madrugada del viernes en la ciudad sureña de Osh vuelven a ser las viejas desavenencias entre kirguises y uzbecos. Un balance provisional eleva a 62 el número de muertos y a casi 800 el de heridos. Hay decenas de personas en estado crítico.
El Gobierno provisional kirguís pidió hoy voluntarios para ayudar a las fuerzas del orden en Osh, ciudad en el sur del país donde en los dos últimos días han muerto al menos 62 personas y más de 800 han resultado heridas en enfrentamientos entre kirguises y uzbekos.
"Los efectivos de la policía, de los ministerios del Interior y Defensa que fueron enviados el sur (del país) para el estabilizar la situación están cansados", declaró el vicepresidente del Ejecutivo kirguís, Azimbek Beknazárov, citado por la agencia rusa Interfax, según informa Efe.
Todo comenzó cuando jóvenes de una y otra etnia protagonizaron en plena noche una colosal pelea en el centro de Osh, la segunda ciudad más importante de Kirguistán. La reyerta se extendió después a varias residencias universitarias y a otros puntos de la ciudad. A medida que avanzaba la noche iba aumentando el número de participantes en la refriega y también las armas empleadas por uno y otro bando.
A las navajas se unieron los palos y después las armas de fuego. Los revoltosos quemaron vehículos, tiendas, restaurantes, cines, la sala de conciertos de la filarmónica local e intentaron también prender fuego a los estudios de televisión y a una gasolinera. Para detener los enfrentamientos tuvieron que intervenir la Policía y fuerzas del Ejército. Atemorizados, los habitantes locales seguían ayer por la tarde sin atreverse a salir de sus casas.
Uzbecos de otras zonas del país intentaban llegar ayer a Osh así como kirguises de las localidades vecinas. El Gobierno interino de Kirguistán, presidido por Rosa Otunbáyeva, dijo que impedirá por todos los medios que nadie de fuera con ganas de alboroto consiga llegar a la ciudad. Otunbáyeva reconoció el carácter “interétnico” de las hostilidades.
Choques entre kirguises y uzbecos, grupo nacional que constituye casi el 15% de la población, tuvieron lugar ya en el pasado. Los más recientes se produjeron en mayo en Jalalabad, también en el sur, cuando murieron dos personas en otro altercado. Las relaciones con el vecino Uzbekistán tampoco son idílicas. Los dos estados se disputan el agua de varios ríos y los tiroteos entre guardafronteras suelen ser frecuentes.
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