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CARTAS AL DIRECTOR

Hablar de un amigo

Sólo hay una cosa que guste casi tanto como pasar el tiempo con un amigo y es hablar de él. Hablar de un amigo no es hablar bien, ni hablar mal. Hablar de un amigo es hablar de momentos vividos, de emociones compartidas, de ayuda mutua, de recuerdos en muchas situaciones. Yo soy amigo de José Bono y hoy quiero hablar de él.

Hace unos meses, mi amigo Pepe me presentaba en el Foro de la Nueva Sociedad con unas palabras que me dijo hace mucho tiempo: «Padre Ángel, yo no sé si serás de los míos, pero yo quiero ser de los tuyos». No sin cierto rubor, creo que esas palabras son uno de los símiles más hermosos de la amistad, porque los amigos son capaces de superar los colores y los partidos. Por eso soy amigo de José Bono. Por eso también sigo siendo amigo de José María Aznar, como lo soy de María Dolores de Cospedal, o de Felipe González, de Gaspar Llamazares, o de mi Arzobispo de Oviedo; al igual que soy amigo de tantas otras personas anónimas que he encontrado en mi camino a lo largo de la vida, de las que he aprendido mucho y he recibido cariño y apoyo.

Conocí a José Bono hace más de tres décadas. He seguido su carrera política, pero donde he estado más cerca de él ha sido en su trayectoria personal. Mi amigo es el José Bono hombre; el padre atento, el esposo enamorado de su mujer. He compartido su mesa, le he visto jugar con sus hijos, he viajado con él. La última vez fue a la India, con motivo de las exequias de Vicente Ferrer, otro querido amigo, y mucho más que eso: un orgullo para España y un modelo para la humanidad. También he viajado, trabajado y compartido mucho tiempo con Ana Rodríguez Mosquera, su mujer: colaboradora desinteresada e infatigable de Mensajeros de la Paz. La he visto recorrer basurales en América Latina para ayudar a los niños que de allí sacan su sustento y el de su familia, y la he visto llorar ante el sufrimiento ajeno. Con los Bono he compartido momentos dichosos, por ejemplo en la boda de su hija Amelia, y en los bautizos de su hija Sofía o de su nieto Jorge; me he alegrado en su contento y en el de los suyos, por eso también ahora sufro con su dolor y el de su familia. La amistad, como el matrimonio, es un compromiso en lo bueno y en lo malo. Siento que la familia Bono lo está pasando mal y comparto su tristeza. También sus deseos de justicia. Creo que un Estado de Derecho como el nuestro dispone de lugares para las acusaciones cuando son fundadas y ciertas, lugares que no son precisamente ni los titulares de los medios, ni los corrillos de pasillo.

Desconozco si las rentas o bienes de José Bono son altos o bajos. Sé que su familia, como tantas otras en España, por fortuna, vive bien. También sé que Bono ha dado cuentas de su patrimonio y del de los suyos. Y sobre todo sé que el presidente del Congreso de los Diputados es un ser afectuoso, cercano y solidario, que es un hombre que a cualquier persona de bien le honraría con su amistad.

Sé que José Bono es mi amigo, y le quiero y admiro.

Padre Ángel García

Presidente y Fundador de la Asociación Mensajeros de la Paz

Rechazo a la Iglesia

El cristianismo ha sido siempre una amenaza para las ideologías totalitarias e inhumanas. A nadie se le escapa que hoy existe por parte de algunos un intento de acoso y derribo, una lucha encarnizada contra la Iglesia. Se la ridiculiza falsificando su pasado (¿novelas históricas?, películas, etcétera), se la denigra hurgando en reales o supuestas inmoralidades de sus miembros e intentando demostrar que tiene menos legitimidad que otros grupos sociales mientras se silencia su acción humanitaria y se intenta minimizar su presencia en la vida pública aun cuando sea una realidad social mayoritaria. Ciertamente la Iglesia no es el reducto de los intachables; cabalmente un artículo de su fe es «creo en el perdón de los pecados», porque se sabe frágil y pecadora; pero no más que el resto de los seres humanos. Cuando se le declara la guerra sin cuartel, uno se teme que los fantasmas absolutistas de los dos últimos siglos no se hayan desvanecido.

Severiano Blanco

Madrid

Nuestros Reyes

En relación a la visita que los Reyes y los Príncipes de Asturias realizaron a Badajoz, quería agradecer el interés y la simpatía con que la hicieron, pero principalmente alabar la talla de nuestra Casa Real. El gran titular del día fue sin duda la gran ovación que recibieron, en contraposición a los pitidos que recibieron los políticos. Desde la sencillez de un español de Badajoz, ¡muchas gracias! por ser como son.

Víctor Manuel González Utrera

Badajoz

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