CARTAS AL DIRECTOR
Reforma laboral
Hace unos días salieron a la luz l recortes que el Gobierno iba a hacer para recortar la deuda. Ahora, se rumorea que la reforma laboral va a ver la luz en poco tiempo. Como ciudadano, estoy hasta las narices de las chapuzas de este Gobierno. Cualquier persona con mínima formación sabe que una reforma siempre debe tener como objetivo la máxima vigencia temporal. El Gobierno esto no lo tiene nada claro y prefiere hacer una chapuza para salir de las críticas y así presumir ante Europa. Mire, señor Zapatero, las cosas no se hacen así. A mí en el colegio, y supongo que a usted también, se me enseñó que las cosas hechas rápidas y sin poner los medios suficientes son cosas mal hechas. Agradecería, como ciudadano corriente, que hiciese la reforma laboral bien, sin sucumbir ante presiones. Lo agradecería porque mientras ustedes discuten tonterías que no le importan a nadie, hay mucha gente en la calle sin trabajo.
Álvaro Sola Orbaiceta
Pamplona
Bandazos constantes
El presidente del Gobierno ha tenido hace unos días la oportunidad de oro de obtener muchos enteros a su favor, sólo con que hubiera realizado los famosos recortes, en vez de a funcionarios y pensionistas, a esas otras partidas que le han sido recomendadas desde amplios sectores, a saber: subvenciones innecesarias a organismos y ONG pintorescas; montones de asesores (no funcionarios) inútiles; dos o tres Ministerios fantasmas y un largo etcétera. Pero no, ha preferido ganarse las iras de todos y aún más las de los servidores públicos de carrera y por oposición y, todavía peor, las de los sufrientes pensionistas. Este pobre hombre no tiene arreglo; con lo fácil que lo tenía para asegurarse un mínimo de tranquilidad hasta el fin de la legislatura, ha preferido, como siempre, manifestar firmeza en el error.
José María López Ferrera
Madrid
Corpus Christi
en Toledo
La procesión del Corpus en Toledo es una fiesta de tradición muy antigua que se celebra cada año en esa ciudad. Este año, el primero en jueves después de veinte años, se ha convertido en el primer acto religioso solemne con participación castrense tras la aprobación del nuevo reglamento de Honores Militares.
La aprobación de esta nueva normativa del Ministerio de Defensa ha ocasionado cierta polémica entre los sectores más tradicionales y conservadores de la ciudad por las limitaciones a los militares en los actos religiosos. Como cada año, se renuevan las procesiones profundamente arraigadas en nuestro país, contra las que parece que nada puede la corriente laicista que desde cierta progresía de pacotilla se pretende imponer ignorando la realidad social. Polémicas que me recuerdan uno de los momentos más divertidos de aquella serie que nos ofrecía nuestra primeriza televisión: «El Séneca», con guión de José María Pemán. En uno de sus capítulos un personaje, que se proclama rematadamente ateo, le propone al alcalde eliminar toda referencia a la religión en los lugares públicos. De pronto alguien le informa de un lamentable suceso y el hombre, llevándose las manos a la cabeza, exclama: «¡Virgen Santísima! ¡Cristo Nuestro Señor! ¡Dios mío, que desgracia!». Ahí el actor Antonio Martelo, que interpretaba al «Séneca», concluía con un guiño al telespectador: «¿Lo ven? Lo echan por la puerta... pero les entra por la ventana».
Aurora de Castro
Barcelona
El nacionalismo
del PSC
Ha declarado el presidente de la Generalitat que polémicas como la del «burka» no son problemas reales. ¿Pero desde cuándo se preocupa, señor Montilla, de los problemas reales, cuando usted ha querido ser más nacionalista que los nacionalistas y sólo se ha ocupado de las obsesiones identitarias? Los proyectos estrella de su tripartito han sido la ley del cine en catalán, los toros y las veguerías. El problema de fondo es que con Montilla, el PSC ha perdido sus señas de identidad, ha dejado de ser socialista para ser sólo nacionalista y se ha convertido en una copia de mala calidad de CiU.
María Arroyo
Lérida
Embarazada
Acabo de volver del médico. Estoy embarazada de dieciocho semanas. En cuanto he visto a mi chiquitín moviéndose durante la ecografía, me he acordado de todos esos niños inocentes a los que sus padres no dejan nacer, bien por que tienen alguna malformación o porque no los desean. Nunca entendí cómo alguien puede pensar que un niño de 18 semanas de gestación no es un ser humano. Y ahora que he visto al mío creciendo dentro de mí, me parece que todo lo que hagamos por defenderles es poco. Respeto que haya distintos tipos de situaciones, y sé que no somos quiénes para juzgar, si ciertas decisiones son o no las correctas. Sin embargo, no creo que ninguna de ellas pueda justificar un asesinato tan atroz.
Rocío Vázquez
Madrid
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