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¿Cómo celebran los Reyes Magos los españoles en el mundo?

¿Cómo celebran los Reyes Magos los españoles en el mundo?

Los corresponsales de ABC nos cuentan el éxito de los Reyes Magos entre los españoles en el mundo, donde Melchor, Gaspar y Baltasar son, en algunos rincones como Israel, unos perfectos desconocidos.

En Marruecos no hay más rey que Mohamed VI

La cercanía geográfica y el boom de los vuelos baratos trasladan a buena parte de la colonia española asentada en Marruecos a casa por Navidad. Pero sin dejar de ser un país musulmán, el reino alauí se suma a la vorágine navideña, aunque sea más de estética occidental. Se impone, como en casi todos sitios, el consumismo, informa Luis de Vega desde Rabat.

En los centros comerciales Papá Noel se hace fotos con los niños sobre su trineo cargado de regalos, los hipermercados y los zocos de las medinas sacan a relucir para los clientes el espumillón, los árboles de navidad y las luces para adornar las casas. Eso sí, frente al gordinflón de barba blanca vestido de rojo, nada tienen que hacer los Reyes Magos. Sólo Mohamed Khadadri, un artesano de la ciudad de Salé, sorprende a los compradores con belenes de barro cocido en los que sí aparecen los tres Magos de Oriente. Es casi la única excepción, porque hasta la Navidad ha de saber que en Marruecos no hay más rey que Mohamed VI.

Roscón de reyes en las pastelerías mexicanas

La globalización, la mercadotecnia y la vecindad con Estados Unidos ha hecho perder peso a los Reyes Magos frente al orondo Santa Claus (aquí no se estila el afrancesado Papá Noel). Sin embargo, el peso de la tradición no se ha perdido en la madrugada del 5 de enero, ni entre la colonia española (alrededor de 77.000 compatriotas en el registro consular, aunque son bastante más) ni entre los nativos del lugar. Así, el tradicional roscón es tan solicitado en las reposterías del D.F. como puede serlo en Madrid.

De hecho, en ningún lugar del orbe probablemente exista mayor veneración a los tres sabios que en la localidad yucateca de Tizimín , donde desde los últimos días del año se pintan las fachadas de las casas, se sacrifican cochinillos y pavos, se sueltan vaquillas en la plaza, se arman mercadillos y ferias, suenan las jaranas y curiosos y devotos de todas partes forman largas filas ante el templo de los Santos Reyes (siglo XVII) para depositar velas ante sus imágenes, expuestas al pie del altar, y ungirlas con ruda, una planta aromática, escribe Manuel M. Cascante desde Ciudad de México. A estas tallas se les atribuyen propiedades milagrasosas, además de la de repartir alegría entre los niños durante más de dos mil años.

A 40 grados en Argentina... Y sin magos

Todos los españoles en Argentina celebran las navidades casi, casi, como si estuvieran en casa. Con un sol de justicia de norte a sur y a veces hasta 40 grados en Buenos Aires, pasar la Nochebuena y Año Viejo en mangas de camisa y pantalón corto es una experiencia que cuesta trabajo asimilar. Pese a los sudores y la ausencia de ambiente navideño, las familias intentan cumplir con las tradiciones de su tierra.  Aunque la imagen pueda resultar chocante para alguien que nunca haya estado en diciembre o en enero en esta parte del continente, las grandes superficies cuentan con su propio Papa Noel y… un potente aire acondicionado.

No sucede lo mismo con los Reyes Magos que, prácticamente, pasan desapercibidos, dice Carmen de Carlos desde Buenos Aires. No existen las cabalgatas —hasta que alguien decida ponerlas de moda— aunque los pesebres se venden como churros en el invierno español. Pese a todo, los niños cumplen pidiendo regalos a Papa Noel y a Melchor, Gaspar y Baltasar. El asunto de las comidas también tiene su miga. “Con estas temperaturas no vamos a cocinar un cordero. Nosotros, -explica Pilar Ávila- preparamos cosas frías. Podemos tomar gazpacho, pescado o como hacen muchos argentinos, un cochinillo frío”.  

En Israel no hay Navidad

Israel es el Estado judío, y los judíos no creen en el Niño Jesús. Por tanto, mal panorama para Sus Majestades, que aquí son unos perfectos desconocidos, por mucho que estos sean parajes de Oriente. Conviene aclarar que en esta región que alberga la Tierra Santa de la Biblia no mandan las tradiciones cristianas. Hay que recordarlo, insiste Laura L. Caro desde Jerusalén, sobre todo para sacar de su error a aquellos que se entusiasman pensando en lo bonitas y entrañables que deben ser estas fiestas en lugares como Jerusalén… Pues no.

Aquí no hay villancicos, ni nacimientos, ni escaparates a reventar de perfumes, ni mucho menos una cabalgata. Y las únicas luces tintineantes por esta época son las de los candelabros que se ponen en las ventanas para la Hanuká , una celebración que conmemora la purificación del Templo en el año 165. En Hanuká no hay más protagonistas que los niños, a los que durante ocho noches seguidas se hacen regalos como pequeños juguetes, monedas de chocolate, y siempre un dreidel o peonza de cuatro caras. En una casa en Israel donde haya pequeños es imposible sustraerse a esta costumbre, sea la familia española o china, así que no faltan padres que aprovechan la ocasión y cumplen con el ritual de los Reyes sin que en realidad sean Reyes Magos. Tampoco falta quien le echa entusiasmo y organiza las dos cosas…

Lo más importante es que esta esquina del mundo, cuna de la Cristiandad, ofrece la oportunidad extraordinaria y única de vivir la Navidad en el lugar de autos: en Belén. Merece la pena conseguir un permiso para entrar en la Basílica de la Natividad y asistir a la Misa del Gallo al menos una vez en la vida.

Pero para los que se queden fuera, que tampooc nadie espere ver hecho realidad el cliché de los “belenes” que dibujábamos en el colegio, con sus pastorcillos y la aldeíta nevada surcada por un río de plata. A los ojos de un español, Belén en Nochebuena es lo más parecido a una verbena en la plaza mayor de un pueblo español, con su espectáculo musical en el escenario y todo. Por cierto, capitaneado hace años por la española Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Violencia de Género, que nos cantan en español y nos recuerdan que es Navidad.

Santa Claus con cierto parecido a Baltasar en África

Con 30 grados a la sombra y ante la incapacidad de encontrar a Melchor y Gaspar en las calles, los ex patriados españoles que celebramos la Navidad en territorio africano nos hemos resignado a que sea Santa Claus -eso sí, con cierto parecido a Baltasar- el principal depositario de nuestros regalos, comenta Eduardo S. Molano .

En Grecia celebran la Epifanía y bendicen las aguas

Los españoles no celebran los Reyes Magos en Grecia. No. Y no lo celebran porque hay pocos españoles en el país y porque Grecia es de mayoría ortodoxa: Papá Noel trae los juguetes a los niños y los adultos, siguiendo las tradiciones griegas, reciben regalos en fin de año o el 1 de enero. El día de Reyes, conocido en Grecia como la Epifanía, se celebra en las iglesias con una liturgia especial y todos los sacerdotes (incluidos los católicos) bendicen las aguas, informa Begoña Castiella . En los puertos tiran una cruz al mar, y chicos y chicas se lanzan de cabeza al agua para recogerla.  

Demasiada nieve para los Magos en Suecia 

La Navidad en Suecia, que comienza el primer domingo de Adviento, cuando se encienden miles de abetos con luces blancas que iluminan el largo y oscuro invierno nórdico y candelabros eléctricos en cada ventana, es una fiesta íntima, familiar y religiosa a la vez, escribe Carmen Villar Mir . En cada hogar, el dia 24 de diciembre, tras la lectura del pasaje del Evangelio de Lucas del nacimiento del Niño, se ofrece glögg (vino de especias caliente) y la comida tradicional, una «smörgåsbord», reina de los bufés, a la espera de la llegada del «Tomte» o Papá Noel. Cada familia tiene el suyo que suele ser un abuelo, un tío o el mismo cabeza de familia, disfrazado con bigote, una barba larga y blanca, botas negras, gorro y casaca roja, que aparece en cada hogar con su pesado saco para repartir regalos.

Aunque algunos españoles mantienen la tradición de los Reyes Magos que tal vez dejen algún regalito el día 6 de enero, las tres Majestades de Oriente nunca han podido competir con el Papá Noel nórdico. Esos monarcas montados sobre sus camellos no soportarían los hielos ni las nieves de este lejano Norte. Historia, tradición y sencillez son las claves de la Navidad escandinava. Nadie que pase aquí esas fiestas (que se prolongan hasta el 14 de enero)  podrá escapar al espíritu nórdico, al hechizo de un paisaje puro sin luces de colorines ni guirlandas de plástico.            

La Natividad en Venezuela tiene un sabor gallego

Entre comer, bailar y repartir regalos transcurren las fiestas navideñas de los españoles residentes. Nada distinto de lo que harían en su terruño con la diferencia que en Caracas la nostalgia y la ausencia de seres queridos les impacta de manera especial. Para llenar ese vacío los comités de damas en los centros hispanos se esmeran por organizar una agenda de actividad que no da lugar al aburrimiento. Todo diciembre se va en fiestas con temperaturas «frías» que bajan hasta los 15 grados. El que se encuentra solo puede conseguir compañía hasta para ligar si lo deseara.

El Centro Canario y la Hermandad Gallega, son los más activos y populares de la comunidad española. Los gallegos son sentimentales y familiares. Organizan bingos y bazares para pasarlo bien. El 25 de diciembre se reúnen para ahogar la resaca de la Nochebuena y contar los chismes de la velada. Pero la fiesta más importante es Nochevieja, cuando tiran la casa por la ventana.  Por estar junto a la familia gastan lo que sea para reservar la mesa del último día del año y el primero que comienza. Es un ritual que pega en el alma de todos los cristianos, relata Ludmila Vinogradoff. En la Hermandad Gallega  ofrecen una carta de cinco menús, con entrantes y postres, y se baila al son de tres orquestas los comensales bailan hasta el amanecer cuando les ofrecen churros y chocolate para empezar bien el día y el nuevo año.

El Día de Reyes la Hermandad Gallega es una referencia inigualable y obligada en Caracas. Se reparten más de mil regalos para los niños. Los tres reyes magos bajan en caballo desde el cerro Ávila con entrada triunfal.  Los niños se divierten como nunca con los tres monarcas montados en sus equinos. 

Los británicos se despiden delas fiestas antes de que vengan los Reyes de Oriente

Los Reyes Magos no cruzan el Canal de la Mancha. Los españoles que residen de modo temporal en el Reino Unido intentan empalmar en España las celebraciones de Navidad y Reyes, pero quienes no pueden tomarse tantas vacaciones o tienen la familia establecida en la isla ponen el acento de los regalos en el Father Christmas de Navidad, mientras que el día de Reyes, que es jornada laborable, adquiere un bajo perfil, cuenta Emili J. Blasco .

La ausencia de simbología relacionada con los Magos de Oriente en un país de tradición anglicana conlleva que el 6 de enero pase prácticamente desapercibido. De hecho esa jornada se dedica a deshacerse del árbol de Navidad y a recoger los demás adornos, pues dice la tradición que da mala suerte para el nuevo año mantener la decoración navideña más allá de los doce días siguientes a la Nochebuena. Así, más que de Epifanía, los británicos hablan del 6 de enero como del décimosegundo día de Navidad, como canta un conocido villancico inglés.

En Francia un brindis, como no, con champagne

¿La Navidad? ¿En Francia / París? Qué puede esperarse de una Navidad sin Reyes Magos ni lotería... aventura Juan Pedro Quiñonero .

A falta de Reyes que traigan sacas de ilusión, los franceses se contentan con un rosario de regalos, que se entregan entre Nochebuena y Navidad, en familia y sin negociar, todo debe ser sorpresa. De paso, recauchutan los michelines familiares con un rosario nada desdeñable de productos de la tierra: pollos de Bresse, ostras de Arcachon, foie del Périgord, sopa de trufas del valle del Ródano, pato confitado de Aquitania, etc... 

A falta de la lotería como Dios manda, los franceses tienen un largo rosario de loterías y juegos de azar: que no tienen, jamás, la cosa lujuriosa de un buen sorteo cantado por los niños del colegio de San Ildefonso. Las cadena de tv francesas retransmiten algunas de sus loterías presentadas por señoritas de buen ver, vestidas muy sumariamente: pero es una erótica distinta. 

Entre todos brebajes consumibles estos días, el champagne ocupa un lugar excepcionalmente alto: como aperitivo, como bebida de base, como bebida de fin de fiesta. El champagne es algo más que una bebida con burbujas de aleatorio tamaño. Para los franceses y algunos desterrados, el champagne es una bebida que nos abre las puertas a los paraísos prometidos de la ilusión. Hay champagne para todos los bolsillos: de 10 a 1.000 euros la botella. La ilusión no tiene precio. 

Sólo cuatro panaderías hacen roscón de Reyes en Colombia

Es un secreto a voces. Para la colonia española en Colombia la celebración de los Reyes Magos es toda una odisea. No sólo porque no se acostumbra en Colombia sino porque sólo hay cuatro panaderías que producen el roscón de reyes (Toledo, La Castellana, Guernica y Maité), a diez euros la pieza. Así que el día de Reyes sólo lo celebran los hijos de los españoles que llegaron este país andino tras la Guerra Civil, narra Alejandra de Vengoechea. La mayoría de los artículos navideños con que se celebran estas fiestas proceden del gigantesco mercado de Yiwu, el «todo a 100» global «made in China»

Sólo en China no celebran una Navidad «made in China»

Aunque cada vez más debido a los tremendos cambios que está experimentando gracias a su crecimiento económico, la Navidad apenas se celebra en China, un país budista que se abrió al mundo hace 30 años tras décadas de feroz aislamiento maoísta. Pero eso no significa que los chinos desconozcan la Navidad, de la que han hecho uno de los negocios más rentables de la «fábrica global». Todo, prácticamente todo lo que usted haya comprado para celebrar estos días la Navidad, tendrá el ya habitual sello «Made in China» en su reverso, apunta Pablo M. Díez .

La mayor parte de dichos artículos se manufacturan en las cadenas de montaje de la «fábrica del mundo», que se concentran en la sureña provincia industrial de Guangdong (Cantón), fronteriza con Hong Kong. Y, por precios irrisorios, todos ellos se pueden comprar al por mayor en la ciudad de Yiwu, que se ubica en la provincia costera de Zhejiang (al sur de Shangai) y se ha convertido en el «todo a 100» global.

En las gigantescas superficies comerciales de esta «pequeña ciudad» de 2 millones de habitantes destacan, cómo no, los artículos navideños, que se pueden encontrar en toda una planta del mercado de Futian, que cuenta con unas 50.000 tiendas repartidas por cuatro edificios de varios plantas comunicados entre sí. Para que la celebremos en Occidente, de allí viene la Navidad «made in China».

Los Reyes Magos van poco a Estados Unidos, pero con mucha más magia

Todo el mundo sabe que Estados Unidos es territorio Santa Claus. Tanto es así que las vacaciones navideñas son sensiblemente más cortas para los niños norteamericanos que para los niños españoles: al día siguiente de primero de año ya les vuelven a chutar para el colegio. Los Reyes no tienen página oficial en el calendario de festejos. No existen. No son...Otra cosa es que el país cada vez es menos homogéneo y también lo son sus fiestas. Cada vez más tienen más fuerza las alternativas a la Navidad de toda la vida, comenta Anna Grau . Desde la Hannukah judía, una fiesta menor anclada en la Antigüedad clásica que se utiliza para «contraprogramar» el poderío consumista navideño buscando una excusa para colmar de regalos a los niños hebreos, hasta fiestas de guardar árabes que poco a poco empiezan a ser respetadas en determinados organismos oficiales y en las escuelas públicas. Los Reyes lo tienen más crudo que otras tradiciones porque el predominio de Santa Claus es enorme incluso entre la comunidad latina más católica. Se ve como una fiesta más española que hispana, algo en la línea de los toros y la siesta. Todo lo cual significa que a día de hoy la mayor parte de las familias que celebran el Día de Reyes en Estados Unidos lo hacen a título privado. Pero eso no significa que lo tengan que hacer en la clandestinidad ni en soledad. Hay gente capaz de llegar a extremos conmovedores de organización. Y es que a veces aquello que en «casa» se haría de trámite, lejos de ella se reviste de significado. Y de magia. 

La Navidad es sinónimo de Alemania

Los Reyes Magos, aunque muchos españoles lo desconozcan, están enterrados según la historiografía en la cripta de la catedral de Colonia y son bien conocidos por las familias de tradición cristiana en Centroeuropa, aunque sin el componente de los regalos. A este respecto, el término Epifanía es sorprendentemente conocido e incluído por su carácter álgido y conciliar hasta en el lenguaje político, indica Ramiro Villadepierna . Entre los expatriados, los Reyes son celebrados especialmente por las familias con niños, que en casos intentan mantenerlo como una variante propia de la identidad, cuando para los locales las fiestas han terminado ya el día de Navidad, con el añadido de Fin de Año. Pero la cultura regional está centrada en los preparativos del Adviento, que incluyen el horneado de pastas y dulces, la busqueda y decoración del árbol y la selección de regalos, con su punto álgido en la Nochebuena, en la que los regalos los trae el nacimiento de Jesús; e incluso desde semanas antes con la noche de San Nicolás, un querido personaje histórico que visita ya a primeros de diciembre las casas con niños, dejando tradicionalmente una naranja y unos chocolates,  y que es el origen del trasatlántico Santa Claus.

Los niños en Bélgica reciben regalos y mandarinas de un obispo

Con más de dos siglos de soberanía española en los Países Bajos, y medio siglo de emigración, los belgas y los holandeses conocen perfectamente la costumbre de celebrar la fiesta de los Reyes Magos, recuerda Enrique Serbeto . Sin embargo, la tradición favorita en esta parte de Europa, así como en Alemania, es la fiesta del día de San Nicolás. Desde el punto de vista práctico, es mucho mejor para los niños que los regalos se los entregue el 6 de diciembre, unos días antes de la Navidad este obispo de Anatolia que según la tradición vino a predicar a la Europa Germánica. Así que los obsequios los reparte un señor de inmensa barba blanca, vestido con el hábito episcopal dorado, apoyado en un báculo y cubierto con una mitra brillante. En las escuelas y en las casas se suele instalar un calendario de Adviento en el que hay un pequeño bombón de chocolate para cada día que falta hasta la Navidad y uno especial para el de San Nicolás. Que el barrigudo de rojo al que se conoce como Santa Claus es un descendiente de San Nicolás es algo que no se puede poner en duda. Los mitos que atraviesan el Atlántico a veces regresan con unos cuantos kilos de mas y una adaptación inmejorable al marketing planetario. Pero lo que sabe menos gente es que en realidad San Nicolás viene de España, algo que cualquier niño holandés o belga sabe perfectamente, y que por eso entre los regalos que distribuye no pueden faltar las mandarinas, naturalmente valencianas. En cierto modo, cerrando el círculo del personaje, se puede deducir que Santa Claus pasó por España, antes de convertirse en el principal competidor de la muy española tradición de los Reyes Magos.

Los españoles en Rusia prefieren a Papá Noel 

Durante las Navidades, lo normal es que en Rusia no quede ningún español. Nos vamos todos a celebrar las fiestas a nuestro amado suelo patrio, cuenta Rafael M. Mañueco . Sin embargo, algunos se quedan en la gélida estepa: los de guardia de la Embajada, uno o dos periodistas y, sobre todo, los «niños de la guerra», aquellos pequeños que fueron enviados a la URSS en los tiempos de la Guerra Civil para salvarlos de las bombas.    

Ahora no son tan pequeños, los pocos que quedan rondan o superan los 80 años. Se  mantienen fieles a las tradiciones de su país de origen y celebran la festividad de los Reyes Magos. Pero sus hijos y nietos, la mayoría de ellos fruto de matrimonios mixtos, se han adaptado a las costumbres locales. «Died Moroz» (el abuelo invierno), equivalente ruso de Papá Noel, es quien se encarga de repartir los regalos y lo hace, no el 6 de enero, sino el 26 o el 31 de diciembre. El día 26, «Died Moroz»  entrega los juguetes en colegios y empresas junto a la «Yolka» (árbol de Navidad) y en la noche de Fin de Año lo hace por las casas. Los presentes se colocan al pie del abeto navideño. El Papá Noel ruso, que llega procedente del norte en un trineo tirado por renos, no realiza a solas su ingente labor. Le ayuda la bella «Sniegúrochka» (copo de nieve), su nieta, una angelical rubia de ojos azules. Después vendrá la Navidad. Los ortodoxos la celebran el 7 de enero.

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