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«Defiendo a muerte los derechos del autor pero no el abuso de ellos»

Jorge Culla, responsable de Orcam Ediciones, alienta la aparición de nuevas iniciativas en la edición de partituras, territorio dominado hasta ahora por la SGAE

Orcam Ediciones va camino de cumplir dos años. Creada por la Fundación de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam) nace con vocación de convertirse en una alternativa a la edición de partituras, terreno prácticamente monopolizado desde hace años por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), que dirige Emilio Casares.

Dependiente de la SGAE, con la participación de la Universidad Complutense, el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid, el ICCMU ha establecido puentes con diversas instituciones españolas donde se programan sus ediciones críticas (algunas de ellas gracias a un convenio por el que se bonifica económicamente a algunos de los teatros que programa sus partituras, como el Teatro Real). Al frente de Orcam Ediciones se encuentra Jorge Culla que durante doce años fue gerente de la Orcam, a la que sigue vinculado comosecretario del Patronato. Actualmente es Intendente de los Teatros del Canal y San Lorenzo de El Escorial.

El valor de la creación

La pregunta brota de manera natural: ¿Por qué una orquesta, en este caso la Orcam, decide crear una editorial? «Básicamente nos planteamos dos problemas fundamentales -explica Culla-: uno, que salvo excepciones, los materiales de orquesta de música española que hay en el mercado, todo lo que se refiere a la recuperación, son bastante deficientes; y en segundo lugar, porque pensamos que se está produciendo un abuso con el derecho de autor».

Culla considera «bastante injusto» que un señor que coge la partitura original de otro, y corrige las erratas y las cosas que están mal de origen, «luego cobre el cien por cien del derecho de autor. Algo que sucede en pocos países», señala. Si bien la SGAE recauda a los teatros españoles, en concepto de derechos de autor, el 10 por ciento de la taquilla, en otros países este porcentaje puede bajar «al cinco e incluso al tres por ciento». Y añade: «El verdadero valor de la creación es del autor que ya ha pasado a ser del dominio público». Es precisamente el 5 por ciento lo que cobra Orcam Ediciones, por lo que se sitúa en un plano muy competitivo frente a otras entidades. Si bien sus materiales de alquiler son algo más caros que, por ejemplo, los de la SGAE, la calidad de la revisión, y sobre todo, la rebaja en el porcentaje de derechos compensa a los teatros «que tienen grandes aforos y que hacen varias representaciones». «Nosotros podemos recaudar ese porcentaje porque no somos socios de ninguna entidad de derechos de autor, esto nos permite cobrar libremente».

Así lo han hecho por el momento en el Teatro de la Zarzuela, donde se ha representado con su edición «La Gran Vía» y «Música clásica», título este último que se verá en Málaga. No sucederá lo mismo con la que tenían previsto realizar de «Los sobrinos del Capitán Grant», para el montaje de Paco Mir que se estrenó hace varios años en la Zarzuela -con la edición del ICCMU-, y que próximamente viajará a Sevilla, Pamplona y Oviedo. «Nos han dicho que no se puede utilizar la nuestra porque hay un compromiso adquirido con otra entidad».

Eso no ha desanimado a Orcam Ediciones que ya tiene en cartera varios proyectos- «La revoltosa», «La corte de Farón» y «El barberillo de Lavapiés»-. Para llevar a cabo su trabajo, Orcam Ediciones recurre «a Archivos públicos y privados que ponen a nuestra disposición. Yo mismo he cedido algunas obras del archivo de mi familia, en el que hay alrededor de 400 títulos».

Además de los «abusos» de los derechos de autor, Culla denuncia el estado de los materiales que se están utilizando en casi todos los teatros. «Están llenos de erratas». Y para ilustrarlo menciona títulos y números: «En una edición de «La corte del Faraón» pudimos contar 1.200 erratas; en «Pan y toros» había casi 500». Pero más grave que estos errores, para Culla es «la falta de criterio» a la hora de realizar una edición. ««La Calesera», que se representó hace unos meses, estaba llena de incongruencias». También es cierto, afirma, «que hay honrosas excepciones, como demuestran obras como «La bruja»».

Pacto de silencio

Para Culla lo lamentable es que «estas quejas son generalizadas y parece que hay un pacto de silencio y nadie se atreve a decirlo en público, pero en el mundo musical es de sobra conocido que determinadas recuperaciones son, en algunos casos, extremadamente catastróficas».

Sobre la política de la SGAE de realizar convenios con determinados teatros para asegurar la presencia de las ediciones del ICCMU, afirma que «al no ser socios es algo que nos nos afecta, si lo fuéramos tal vez estaríamos muy enfadados por la competencia desleal que hace la entidad que se supone nos representa». Culla afirma con vehemencia que como responsable de Orcam Ediciones «defiendo a muerte el legítimo derecho del autor sobre su obra, pero lo que no puedo entender es el abuso que hacen de él determinadas entidades de gestión». Y anima a la creación de otras editoriales: «Cuanta mayor diversidad haya en el mercado, éste será más rico e irá en beneficio de todos».

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