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Lorca de ópera

El Festival de Santander alcanza su velocidad de crucero según avanza agosto. Tras unas notables veladas de danza a cargo del serio y solvente Ballet de la Ópera de Munich, con «Eugene Onieguin» de Chaikovski como argumento, se pasó al estreno absoluto en España de la ópera «La casa de Bernarda Alba», del compositor y director Miquel Ortega, sobre la obra homónima de García Lorca.

El festival cántabro ha sido constante en el apoyo a los creadores españoles y cada año los estrenos son un hábito en su programación. Ahora se ha dado un paso adelante con la ópera y el acierto ha sido total. «La casa de Bernarda Alba» es una obra de teatro magistral y la fidelidad al original es una guía certera en su traslación operística mediante un libreto del desparecido Julio Ramos -conocido en la profesión como Bruno Bruch- sobre el que Ortega ha escrito una música intensa y arrolladora, de enorme belleza expresiva.

El compositor, ex director musical de la disciplinada orquesta de la Ópera Nacional de Lituania, se sumerge en el universo lorquiano a través de una partitura descriptiva que ahonda en la raíz operística del siglo XX, insertándose en la tradición desde una óptica contemporánea en la que un sustrato declamatorio da carácter a la atmósfera opresiva de la trama. En Ortega está Bartok, pero también Janacek o Stravinski. La orquestación es magnífica y la vocalidad se ha trabajado desde un conocimiento profundo. Larga vida a esta «Bernarda» operística que el público aclamó en Santander.

El notable nivel de la función vino también marcado por la seriedad escénica con la que Román Calleja afrontó una dramaturgia de la que exhibió un conocimiento de calado. Logró Calleja un trabajo dramático impecable por parte del reparto. Las cantantes se volcaron y de esa entrega se percibió un resultado compacto, en el que merecen destacarse la rotunda Bernarda de Raquel Pierotti o la fascinante Poncia de Marina Rodríguez Cusí. Y en el primer plano también marcaron la pauta Montserrat Martí como Adela -su madre Montserrat Caballé asistió al estreno- o la magnífica Martirio de Beatriz Lanza. El resto -incluida la actriz Vicky Peña- fueron esenciales en la consecución de un gran éxito que nos aporta otra mirada sobre una de las más grandes obras de nuestro patrimonio teatral.

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