Los primeros diez indicadores que alertan de un caso de violencia en la pareja

Te controla el móvil: no le dejes ni le des contraseñas

Podríamos repasar uno a uno los 45 nombres de las mujeres muertas durante 2013 a manos de sus parejas, exparejas o desalmados que compartieron con ellas algún momento de sus vidas. Ellos decidieron ponerles fin «motu proprio» sin preguntar, sin avisar, y en cinco de esos casos, no saciaron su sed de venganza ni colmaron sus ansias de infligir sufrimiento que segaron igualmente la vida del pequeño que se encontraba bajo el mismo techo. Ellos mismos interrumpieron su biografía en algunos casos, como en el reciente caso acaecido en Villarreal (Castellón), en que el agresor Vicente M., de 50 años, se lanzó al vacío delante de su propio hermano, tras matar a su mujerRosario S., de 52 años, y a su hijo, de solo 10 años. El último de estos sangrientos sucesos que sacude a los cimientos de toda una sociedad, en la educación y los valores que la sustentan, se ha producido en Torrelaguna (Madrid) donde Raúl G.G., presunto asesino de su exmujer Concha E., desencajó la vida a golpes de esta mujer de 44 años este sábado 23 de noviembre. Raúl tenía contadas denuncias por maltrato, había entrado y salido de prisión en los últimos cinco años al quebrantar sin ningún miramiento y de forma continua las órdenes de alejamiento. Los casos de violencia machista no se vislumbran tan a las claras como el haz de luz que parpadeaba con la conducta reiterativa de Raúl, quien cada vez que se topaba con su expareja hacía caso omiso a las voces y los ojos que miraban y le propinaba empujones, la breaba a amenazas y coacciones y hacía de la vejación continua su única válvula para seguir respirando. El desgaste físico, psicológico y emocional que los verdugos aplican a la víctima no se prevé a decenas de kilómetros como aconteció en el caso de Madrid, advierte la Policía, que aprovecha esta efeméride negra de la lacra doméstica para remarcar varios de los mensajes que llegan a las adolescentes y que les deben alertar acerca de si mantienen una relación tóxica. De hacerlo, deben poner fin, es el único consejo que tiene peso.

Fiscalización del móvil

La Policía Nacional quiere repeler el dato de que una de cada diez adolescentes confiesa en la actualidad que su pareja les controla «de manera abusiva» el móvil, es decir, les fiscalizan con quién hablan, dónde van, lo que dicen, el tiempo que conversan, los mensajes que reciben, las horas a las que se conectan en WhatsApp. Son datos que corresponden al estudio «Evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de Género», elaborado por la Delegación del Gobierno para la Eliminación de esta lacra doméstica.

Para ello los agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado recomiendan a las jóvenes que no dejen que su pareja tenga una vigilancia excesivo sobre su terminal, como saber con quién habla, cuándo se conecta o qué hace a lo largo del día. También les pide que, en ningún caso y menos ante indicios de celos en la pareja, faciliten a su novio los datos de sus contraseñas de las redes sociales ni del correo electrónico.

«Los celos no son una expresión normal del amor»

En un reciente estudio que lleva el cuño de la catedrática de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, María José Díaz Aguado, más de cada siete diez adolescentes españolas confiesan haber recibido en algún momento por parte de un adulto cercano, en la mayor parte de los casos en el seno del hogar, el mensaje de que «los celos son una expresión de amor». No es así. La muestra de este estudio es lo bastante gruesa como para que la confesión sea altamente preocupante:se preguntó a más de 8.000 jóvenes de entre 13 y 19 años y de todo el país. La única advertencia que la Policía y los expertos de la psique otorgan en este punto es la de que la joven tiene que saber discernir en todo momento si la suya es una relación afectiva o de dominio por parte de su pareja.

El trabajo de Díaz Aguado pone el acento en el aumento progresivo que se registra en la tasa de muchachas que consideran los celos propios de una buena relación y la investigadora objeta en dicho informe: «Los celos no son una expresión normal del amor. El control voraz es un antecedente de la violencia de género y no podemos bajar la guardia».

Mofas, burlas y mensajes que hieren tu fuero interno

En su nueva campaña, lanzada en todos los formatos y plataformas en este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Policía Nacional pone sobreaviso a las muchachas que reciban continuas mofas por parte de sus parejas, más si cabe alerta contra aquellos que tratan de hacerse los «gallitos» burlándose de ellas delante de sus amigos o faltándoles al respeto. Delante y detrás de los círculos sociales, hay que frenarlo. Si lo hacen frente a sus familiares, clubs, peñas, pandillas y también a solas.

«Desde tu primer amor, no permitas que te menosprecie a solas, ni se burle ante tus amigos, ni te falte al respeto», dicen literalmente en su iniciativa divulgada a través de redes sociales, en Twitter, Facebook y Youtube. Si lo consientes, puedes convertirte en una potencial víctima de violencia machista.

Ni un grito o falta de respeto; al primero, dale «puerta»

Se puede discutir con la pareja, tener un altercado o disputa puntual, pero jamás las diferencias entre ambos miembros de una relación afectiva se pueden reconciliar a través de una amenaza o agresión. Ni un golpe ni un insulto grave o un chantaje son permisibles. «Si lo hubiera, denuncia» es el consejo que lanzan los expertos y los responsables de la Seguridad del Estado.

Continúan lanzando al corazón de todas las jóvenes y adultas este mensaje directo: «Aunque seas muy joven, no permitas que tu novio te grite, controle tu vida o tus comunicaciones y te coarte».

Tu vestuario no se somete a revisión

«Viste, maquíllate y habla como quieras. Puedes aceptar consejos de tu pareja si quieres, pero nunca imposiciones». Otro de los ámbitos donde los psicólogos hacen hincapié es en el control del vestuario por parte de la pareja, una delgada línea roja que se atraviesa con suma asiduidad, consideran.

En este ámbito relata varios casos Ángel Peralbo, del Centro de Psicología Álava Reyes en su libro «De niñas a malotas» (La Esfera de los Libros). Comenta también ejemplos como el de Fátima, una chica muy inteligente pero que se prestó y sometió a una relación tortuosa, como se comenta en la página 74 del libro y en la que el control iba desde el ropaje a todo lo de más. El consejo de Peralbo a progenitores como los de esta joven es: «Si vemos que nuestra hija se deja llevar hacia el norte, no tratemos de llevarla hacia el sur, hemos de fomentar también en este ámbito su capacidad para guiarse por ella misma. Esto supondrá haberle enseñado a utilizar una brújula en vez de intentar guiarla siempre o haber alentado su capacidad de decidir hacia dónde ir en vez de marcarle su camino». Se les debe enseñar a ser «asertivas» y no «sumisas».

Te pide que le pases fotos tuyas desnuda

Otro de los indicadores de un posible o futurible caso de violencia machista puede ser el de la exigencia por parte del novio de que la chica se haga fotos de carácter erótico, semidesnudas o desnudas al completo, porque él quiere «pasarlas o compartirlas». En ningún caso se debe acceder a practicar este modo de «sexting» como símbolo de cariño.

Los agentes subrayan: «No es una muestra de amor mandar fotografías íntimas a tu pareja, y siempre hay riesgo de una difusión mayor», con lo que la repercusión y en consecuencia también el daño a la chica enamorada puede llegar a niveles estratosféricos.

Eliminación del control entre iguales

Todo síntoma de hegemonía, de imposición de criterios y control excesivo de lo que debes hacer y decir puede desencadenar en una situación violenta. Por ello, en el establecimiento de cualquier relación, los psicólogos prescriben a las mujeres adolescentes y adultas la reivindicación de su personalidad propia, dando estatus de igualdad de condiciones a la voz de cada miembro de la pareja. No hay un más y un menos en ninguna relación, es un amor entre iguales y así deben entenderlo los dos novios. Otro de los marcadores de un factible abusador o agresor es que te culpe siempre de los problemas, de los suyos y de los que se producen en el marco de la pareja.

Te genera miedo, te provoca temor...

Si ante cualquier conducta de tu pareja, sientes miedo o te genera temor, entonces la relación no pinta nada bien. El mismo análisis mentado de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género alerta, realizado entre jóvenes de 14 a 19 años, destaca que seis de cada diez chicas reciben mensajes a través del teléfono móvil con insultos por parte de sus novios y amigos de pandilla y el 10% reconoce que esos mensajes les han provocado miedo. Los jóvenes usan cada vez más las redes sociales y la mensajería instantánea, pero la percepción de estas nuevas tecnologías como una vía para ejercer la violencia de género todavía es muy baja, colige el mismo estudio. Así que no hay que ceder en ningún momento a los mensajes pavorosos, si no se quiere entrar en un circuito de pánico y recelo hacia la propia pareja.

¿Trata de aislarte, te ridiculiza...?

Psicólogos y especialistas en violencia de género consultados recomiendan a la potencial víctima que se haga las siguientes preguntas en algún momento:

¿Se violenta cuando quieres dialogar con tu pareja acerca de lo que te molesta o le molesta a él, se muestra agresivo? ¿Se dedica a minarte la autoestima y te ridiculiza? ¿Trata de aislarte como puede de los amigos, la familia y el resto de grupos? Si las respuestas son positivas, entonces estas situaciones pueden confluir y desembocar en un estado más grave de violencia doméstica. Debes aparcar esta relación o no ceder ante estos bretes dolorosos.

No cedas a la sumisión

Los síntomas de posesión y envidia en tu pareja, el afán vigilante, y la exigencia de sumisión conforman el perfil de un abuso en la pareja. El único consejo es que el hombre no debe sentirse hombre solamente bajo la condición de que su pareja sea completamente sumisa y dependiente de él, la mujer no le debe docilidad y obediencia por muy prendada que esté de esa persona. Las bases de la relación hay que acordarlas y construirlas de forma afectuosa entre ambos miembros de la pareja. El «tú a tú» no es de mansedumbre, no te debe imponer un rol con el que no estás de acuerdo.