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Cómo cuidar el aire acondicionado para que enfríe y no cueste dinero

Muchos creen que no requiere mantenimiento, y que además cuando llega el frío hay que olvidarse de ella, pero no es así: algunos hábitos y consejos aseguran el cuidado de la climatización de nuestro vehículo, un importante elemento de confort y seguridad.

Cómo cuidar el aire acondicionado para que enfríe y no cueste dinero

e. cano

La climatización del vehículo requiere de un mantenimiento espaciado pero que, llegado el momento, hay que acometer para evitar averías y errores de funcionamiento. Sobre todo ahora que aprieta el calor, conviene llevarlo a punto porque de su eficacia depende no solo nuestro confort, sino también la seguridad de marcha.

Los equipos de climatización, y en particular el aire acondicionado de los vehículos toman aire del exterior, caliente en verano (frío en invierno), y lo transforman aire frío, o viceversa. Un gas que circula por un circuito intercambiador obra el «milagro».

El equipo consta de filtro de habitáculo, de polen o de aire (a sustituir aproximadamente cada 10.000/15.000 km, o menos cuando se circula por zonas de mucho polvo, por un precio que ronda los 80 euros), que retiene partículas de polen, polvo y otras similares (hasta de los gases de escape de nuestro vehículo y de otros aledaños), y que hay que cambiar de forma regular para respirar aire purificado; botella deshidratante, que filtra impurezas y recupera la humedad del circuito para proteger el compresor; válvula de expansión, para que el fluido pase del estado líquido al estado gaseoso, lo que genera el frío; evaporador, que se encarga de enfriar el aire del habitáculo y de neutralizar la humedad; compresor (como en los frigoríficos), que comprime el gas del sistema y relanza el ciclo de climatización; y condensador (de nuevo como en las neveras o en los equipos de climatización domésticos), que enfría el gas y asegura que pase al estado líquido que ha sido comprimido por el compresor.

Mantenimiento

Al menos una vez al año, sobre todo al comenzar el verano, conviene revisar su funcionamiento. Lógicamente, el sistema se desgasta cuanto más se utiliza, pero también lo hace si no lo ponemos nunca en marcha, incluso en invierno.

Constataremos que el sistema falla si la temperatura interior no desciende rápidamente al conectarlo, lo que puede estar ligado al nivel del líquido de fluido, a la botella deshidratante, al filtro del habitáculo o al bloqueo de alguno de los elementos.

También si al conectarlo desprende olores desagradables por acumulación de humedad, bacterias, polvo y hongos; si produce vaho en los cristales porque no bien (suele responder a falta de gas en el circuito); o cuando sale poco caudal de aire, habitual de filtros obstruidos y una de las averías más habituales. Ojo a las salidas o toberas de aireación sobre el salpicadero: de vez en cuando hay que limpiarlas porque acumulan polvo entre sus rejillas.

Recargarlo no es una operación compleja, pero requiere herramientas específicas. De promedio, una carga de gas ronda los 30 euros en un taller multimarca, pero salvo por fugas del sistema (sobre todo en conductos y manguitos) al cabo del tiempo, no es fácil que el circuito se descargue.

Por cierto, la temperatura ideal de funcionamiento debe oscilar entre 21 y 23ºC, ratio que se considera de confort y como saludable. Según modelos, la activación del circuito incrementa el gasto del vehículo hasta un 20 por ciento, aunque los equipos modernos ajustan mucho más el consumo y apenas restan potencia al propulsor.

También es cierto que en los modelos con sistema de parada y arranque automáticos de motor se desactiva cuando el vehículo se detiene por espacio de unos segundos, para no descargar la batería. Algo fácilmente apreciable pues, de inmediato, el sistema reduce el caudal de aire emitido y éste, además, se aprecia más cálido.

¿Climatizador o solo aire acondicionado?

Según modelos, el climatizador puede ser de serie o bien un elemento opcional. Hoy día prácticamente todos los modelos nuevos aportan entre su dotación estándar aire acondicionado , pero el climatizador, que puede ser de uno, dos, tres e incluso cuatro ambientes, sigue considerándose extra en muchos casos.

Pues bien, merece la pena pagar por él, pues si bien en un sencillo equipo de aire acondicionado contamos con un simple regulador del flujo de aire (un selector del ventilador, para entendernos), en un climatizador se determina una temperatura y el sistema la mantiene o regula por sí solo.

La diferencia es clave: mientras que el aire acondicionado, sea cual sea la posición de frío o ventilación elegida, no deja de soltar aire en esa configuración hasta llegar a enfriar más de la cuenta y obligar a modular el sistema una y otra vez, sobre todo en largos desplazamientos o en períodos prolongados a bordo, como en atascos, el climatizador, del que se puede desconectar el aire acondicionado a voluntad, mantiene la configuración elegida de un toque de botón una vez seleccionada la temperatura y pulsada la posición «Auto», hasta con diferentes ambientes según el equipo de que se trata para conductor, acompañante y pasajeros traseros.

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