Son muchos los que han decidido invertir el reintegro, la pedrea o cualquiera que haya sido el premio del décimo premiado en Navidad en la Lotería del Niño y, en consecuencia, han marcado en rojo el día de hoy en su calendario. Pero algunos, a pesar de la recibir el anuncio del número agraciado con la alegría propia del que gana en el sorteo del día 6, terminan percatándose de que su décimo se ha deteriorado, cansado de esperar la fecha de los premios; se ha extraviado, olvidando el lugar en el que hasta el Día de Reyes reposaba supuestamente a buen recaudo; o se lo han robado, y aquí ya hablamos de palabras mayores.

Pues bien, en la mayoría de estos casos existe una solución destinada a resolver el problema y que el afortunado sobre el que la suerte ha depositado su mirada, no la retire instantes después.

El escenario más probable, por desgracia, es la sustracción o pérdida del billete. En este caso, las administraciones de loterías recomiendan denunciar el robo ante la Policía Nacional, acreditando la compra del décimo —se debe identificar datos como el número, serie, fracción y sorteo del boleto—, y a ser posible antes del sorteo, es decir, que deberían haberlo hecho ya. De la misma manera, hay que notificar por escrito el hecho a la Asesoría Jurídica de Loterías y Apuestas del Estado.

Aunque esta medida no garantiza el cobro del décimo agraciado, sí paraliza, al menos, el recaudo.

Si, en cambio, nuestro problema son las condiciones en las que hemos conservado el billete, ahora reconvertido en un «cheque millonario», debemos acudir a una división especializada en repararlos que tiene Loterías y Apuestas del Estado. Para ello es imprescindible que en Selae autentifiquen el resguardo. Si por cualquier circunstancia persisten las dudas, pese a haber acreditado la veracidad del billete comprado, Loterías deberá remitir el décimo a la Casa de la Moneda para verificar su veracidad.