Diez castillos espectaculares para descubrir en Madrid

Manzanares el Real: el acto constitutivo de la Asamblea de Madrid

La Comunidad de Madrid cuenta en su página web con una completa guía de rutas turístico-culturales por los municipios de la región con castillos. Aquí una selección, con los diez más conocidos (o no) de la Comunidad.

Es el castillo más famoso de cuantos hay en la Comunidad de Madrid y no solo por lo bien que se conserva. Aunque quizás por ello, fue el lugar elegido en 1982 para la celebración del acto de constitución de la Asamblea de Madrid. Durante todo el año se celebran diversos espectáculos: conciertos de música barroca, espectáculos luminotécnicos, visitas teatralizadas, un mercado medieval...

En la actualidad, el de Manzanares el Real es propiedad del Duque del Infantado, quien lo ha cedido por un período de setenta años a la Comunidad. Se decidió restaurar en las décadas de los sesenta y setenta, de ahí el buen aspecto que presenta. Además, desde 1931 es Monumento Histórico-Artístico.

Las obras para levantar esta fortaleza comnezaron en 1475. Desde sus orígenes y hasta el presente, el castillo pertenece a la familia de los Mendoza -Duque del Infantado-. En su estructura destacan grandes ventanales de arcos de medio punto y cuatro torres en sus vértices.

Buitrago de Lozoya, lugar de residencia de importantes personajes de la monarquía

No se conoce la fecha exacta de su construcción. Sí, que fue entre los siglos XIV y XV. Está situado en la esquina sureste del recinto amurallado de Buitrago de Lozoya y se cree que su levantamiento se hizo encima de otro antiguo castillo.

Su estilo arquitéctónico es múdejar y su planta es casi cuadrada, de unos 45 metros de lado. Tiene siete torres de sillarejo y ladrillo, con arcos de medio punto y de herradura. También contaba con barbacana y foso, pero quedó destruido en el siglo XVIII y, desde entonces, no se ha reformado.

En esta fortaleza residieron importantes personajes de la monarquía castellana y española como Juana «La Beltraneja» y su madre o Felipe III. También, por supuesto, los señores de Buitrago -marqués de Santillana y los Duques del Infantado-.

San Martín de Valdeiglesias, residencia temporal de Isabel La Católica

En 1434, Álvaro de Luna compró el Señorío de Valdeiglesias a los frailes de un monasterio que por aquel entonces había en Pelayos de la Presa. Ese mismo año, el Condestable de Castilla ordenó construir el castillo de la Coracera. Una fortaleza que a lo largo de su historia ha cambiado de propietarios.

¿Los actuales? El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias y José Fernando Cornejo Pablos, quienes desde 2003 poseen la titularidad del mismo al 50 por ciento.

El episodio más famoso de este castillo de la Coracera ocurrió en su primer siglo de vida cuando sirvió de residencia a Isabel La Católica al ser proclamada heredera de Castilla.

El edificio tiene planta cuadrada, con tres torres cillíndricas en sendas esquinas y una cuarta, la torre de Homenaje que, por su apariencia, aparenta ser el castillo entero. En el interior del edificio existen varias dependencias en torno al Patio de Armas, entre las que destacan la capilla y la bodega.

Batres, un castillo que fue propiedad de los padres de Garcilaso de la Vega

Una de las cosas que más sorprende del castillo de Batres, situado a la entrada de la localidad, es que fue construido en barro cocido sobre cimientos de pedernal, allá por los siglos XV y XVI. Es este, además, uno de los mejor conservados en la Comunidad, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1970. En él destacan su torre del Homenaje, de 25 metros de altura, y su balconada de hierro.

En su origen fue propiedad de los Señores de Batres, casa que guarda una curiosa historia. A finales del siglo XV, la VI Señora de Batres, Sancha de Guzmán, fue presionada por el mismísimo Fernando El Católico para contraer matrimonio con el valeroso capitán Garcilaso de la Vega. Aquello fructificó y de ese matrimonio resultó el famoso poeta Garcilaso de la Vega, quien, por cierto, nunca ostentó el título de Señor de Batres.

Villaviciosa de Odón, la sede del Archivo Histórico del Ejército del Aire

Desde que se empezara a construir en 1496 por orden de los Marqueses de Moya hasta el momento actual, cuando alberga la sede del Archivo Histórico del Ejército del Aire, el castillo de Villaviciosa de Odón guarda entre sus paredes innumerables vivencias.

Se construyó para proteger la línea defensiva que iba desde el valle de Amblés hasta la sierra de la Paradera. Décadas más tarde, en 1520, fue destruido por los comuneros, y su reconstrucción la llevaría a cabo, años después, Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla.

Con el tiempo, acogería a personajes ilustres como los Condes de Chinchón, Fernando VI o Godoy. En la actualidad, es propiedad del Ministerio de Defensa.

Villanueva de la Cañada, un castillo testigo de la batalla de Brunete

Pocas referencias históricas existen del castillo de Aulencia o de Villafranca, situado en el término de Villaviciosa de Odón. De hecho, las que existen son más bien de una época reciente, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de fortalezas.

Estas referencias dicen que el castillo de Aulencia fue testigo durante la Guerra Civil de dos batallas: la de la carretera de La Coruña y la de Brunete, ambas en 1937. En esta última incluso fue bombardeado por tropas franquistas, además de servir de refugio a una brigada soviética, que combatía con el bando republicano.

De origen árabe, está formado por un cuerpo principal de planta cuadrada. Poseen una torre del Homenaje y otras seis torres cilindricas repartidas entre sus vértices y los centros de sus lados.

Pinto, una torre en la que estuvo encarcelada la Princesa de Éboli

La Princesa de Éboli, Antonio Pérez, el Duque de Nochera... todos ellos pasaron unos meses de su vida en el castillo-torre de Pinto, que durante parte de los siglos XVI y XVII fue utilizada por la Corona como prisión para notables.

La edificación, sin embargo, se construyó en la segunda mitad del siglo XV cuando el entonces rey de Castilla, Pedro I El Cruel, cedió el Señorío de Pinto a Íñigo López de Orozco. La torre, de 30 metros de altura, 16,5 de largo y 10 de ancho, está levantada en una llamativa piedra blanca, con las esquinas redondeadas.

Chinchón, uno de los escenarios de Águila Roja

Construido a finales del siglo XV, el primer castillo de Chinchón fue destruido a las pocas décadas: el 21 de enero de 1521 cayó en manos comuneras, que lo dejaron en un lamentable estado. Hubo, pues, que reconstruirlo de nuevo sobre los restos del anterior. Se hizo según los cánones de la época -más como un palacio que como una fortificación-, pero con el paso del tiempo sufriría destrozos en diferentes guerras. En 1705 en la de Sucesión, en 1808 en la de la Independencia.

El edificio siempre ha pertenecido a los Condes de Chinchón, aunque estos dejaron de habitarlo en el siglo XVIII. Debido a ello, desde entonces ha tenido diferentes usos como, por ejemplo, acoger una fábrica de licores o el más reciente: ser escenario de diferentes películas o series. ¿La última de ellas? La exitosa «Águila Roja».

Villarejo de Salvanés, refugio de «El Empecinado»

Muy poco se sabe de la construcción del castillo de Villarejo de Salvanés. Algunos dicen que fue para reforzar la defensa contra los árabaes. Otros, en cambio, especulan con que su origen sea anterior al siglo XIII, incluso que pudiera haber sido una fortaleza romana.

Una u otra versión, el caso es que el castillo de Villarejo ha vivido numerosos episodios históricos. O mejor dicho, «Nacionales», pues en dicha fortaleza se refugió a principios del XIX Juan Martín Díez «El Empecinado», enfrentado a Fernando VII, y la historia de tal personaje la recogió en sus libros Benito Pérez Galdós. También en el de Villarejo tuvo lugar uno de los levantamientos fracasados del general Prim.

Actualmente, del castillo solo se conserva la torre del Homenaje, que forma parte junto a la iglesia de San Andrés y a la Casa de la Tercia del Conjunto Histórico-Artístico del municipio.

Fuentidueña de Tajo, sede del reino durante el siglo XII

La historia de Fuentidueña de Tajo va ligada a la de sus dos castillos: el de Alfariella -luego Alarilla-, ya desaparecido; y el de Santiago, conocido hoy como Torre de los Piquillos, que en la actualidad también se encuentra muy deteriorado. Este último está muy relacionado a los reyes Alfonso VI y Alfonso VIII. El primero reconquistó estas tierras a los muslmanes, mientras que el segundo por la Reconquista.

El castillo también fue sede del reino en tiempos de Doña Urraca, la mujer de Alfonso I El Batallador. Dice la leyenda que en los bajos de la fortaleza existían pasadizos secretos, uno por cada amante morisco que cortejaba a Doña Urraca. Posteriormente, en este castillo también estuvieron como prisioneros Pedro Manrique o Álvaro de Luna. Su mayor destrucción llegaría con la guerra de Independencia.