Nuevas formas residenciales - CASAS SOCIALES DE AUTOR

El valor añadido de las viviendas sociales con firma

 
 

Calidad, diseño y sostenibilidad para las viviendas sociales con el sello de arquitectos de primera línea. Con esta idea las administraciones públicas intentan conjugar la necesidad de viviendas protegidas con edificios útiles, prácticos, ecológicos y con alto valor estético.

Los proyectos de los arquitectos y diseñadores de todo el mundo compiten por hacerse un hueco en el crecimiento urbanístico de las ciudades y reclaman, incluso, protagonismo en los museos. En el territorio nacional, Madrid es la ciudad que cuenta con un mayor número de proyectos de autor, al sumar más de una treintena en los nuevos desarrollos urbanísticos de la capital.

 

La idea del Ayuntamiento es la de sumar a la escena de la ciudad edificios con la impronta de los más prestigiosos arquitectos internacionales en colaboración con estudios nacionales. Los trabajos recibirán un buen impulso, ya que el 1% del presupuesto de urbanización de los nuevos barrios irá destinado a mejoras estéticas.

 

Más allá de la capital se desarrollan actualmente otros proyectos en ciudades como Valencia. En la ciudad del Turia se levantan dos bloques de viviendas sociales, uno del estudio de Vicente Guallart, y otro de Josep Lluis Mateo. Este último se ubica en el barrio de La Torre con un proyecto que se caracteriza por la preservación del entorno de huerta en el que se encuentra. Para no alterar la vegetación del suelo el edificio tiene una huella mínima, mientras su interior es diáfano, lleno de espacios libres y abiertos al exterior que favorecen la luz natural.

 

El mirador de Sanchinarro
De vuelta a Madrid, el estudio holandés MVRV y el de la española Blanca Lledó son los responsables del edificio con mayor proyección, reconocimiento y tamaño de los que se han construido, el Mirador de Sanchinarro. Para el nuevo barrio al norte de la ciudad los arquitectos concibieron un edificio de 21 plantas en forma de cuadro en cuyo centro, y a 36 metros de altura, se ubicó una terraza en la que disfrutar de las vistas de la Sierra de Guadarrama. La estructura interna de estas 156 viviendas, habitadas desde octubre de 2005, se articula como calles y plazas verticales. El edificio está dividido en nueve áreas que se distinguen por el uso de colores y materiales diferentes y dotan de identidad al edificio.

 

Los arquitectos insisten en que han querido dar respuesta a las diferentes necesidades de los distintos tipos de familias huyendo de los “edificios autistas que se miran así mismos”, según reconocía la propia Blanca Lledó.

 

El proyecto del Sanchinarro compartió protagonismo durante la muestra sobre arquitectura española del MOMA de Nueva York con el del estudio Morphosis, de Thom Mayne. La apuesta del último ganador del premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura, junto a Begoña Díaz Urgorri, se encuentra en el Ensanche de Carabanchel.Allí se edificarán unas 140 viviendas de protección pública, unifamiliares y en bloque, con una clara vocación ecologista. Las cubiertas de los edificios serán en verde y los unifamiliares tendrán los tejados preparados para plantar arbustos o pequeños árboles.

 

Oriente en Carabanchel
El Ensanche de Carabanchel contará, además de con el proyecto de Thom Mayne, con las aportaciones del prestigioso arquitecto japonés Arata Isozaki y del chileno José Cruz. Este nuevo barrio tendrá la mayor concentración de vivienda de autor por metro cuadrado en España, con apuestas tan interesantes como la del arquitecto nipón creador del Palau Sant Jordi o el centro cultural Caixa Forum. Isozaki ha contado con la colaboración de los arquitectos españoles Manuel Serrano y Concepción Rodríguez Caro para idear Penrose Pattern, proyecto con 136 viviendas protegidas en forma de malla. Se trata de una fórmula matemática de rombos que hace que las edificaciones colocadas en cadena adopten un perfil de biombo que permite a cada casa abrirse a dos fachadas. Tal y como es típico en la arquitectura de Isozaki, los efectos visuales serán una parte importante del conjunto. El edificio será construido con criterios de eficiencia energética, incluyendo paneles solares, y adaptando el tamaño vivienda a las diferentes necesidades de los propietarios.

 

Otro arquitecto internacional, el chileno José Cruz, ganador de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura en 2004, lidera el proyecto que dará origen a 77 viviendas vecinas a las de Isozaki. En esta ocasión son tres bloques, el mayor de ellos con seis plantas más ático, con fachadas ligeramente curvas. En Villaverde es David Chipperfield, en colaboración con José María Fernández y Manuel Santolaya, el responsable de un edificio singular en el que cada ventana de cada uno de sus 176 apartamentos es única gracias a un diseño casi matemático. La elección de los materiales y sus colores aportan un efecto óptico con ricas combinaciones marcadas por el rosa de la fachada, el gris del pórtico o el verde del jardín central. También en Villaverde, el arquitecto Carlos Ferrater ha ideado una pequeña promoción, de apenas una veintena de viviendas, en las que las necesidades básicas de los usuarios y la integración del medio ambiente cobran un especial protagonismo.

 

Mendes da Rocha
El último arquitecto en sumarse a la firme apuesta de Madrid por la vivienda de autor es el brasileño Paulo Mendes da Rocha, galardonado también con el premio Pritzker. Esta vez será en Vallecas donde se construyan 60 viviendas, cuyas obras finalizarán a principios del próximo año. En el proyecto y dirección de este edificio trabaja también Paloma Gómez Marín. El inmueble quedará configurado como una moderna corrala con forma de L donde el vidrio cobra especial Protagonismo. Mendes da Rocha ha previsto que las fachadas principales de las viviendas estén orientadas hacia la calle para que los salones reciban la luz natural. Fruto de otra colaboración, esta vez entre el arquitecto británico Peter Cook, fundador en los años sesenta del influyente movimiento Archigram, y del madrileño Salvador Pérez Arroyo, nacerá un nuevo edificio de autor en Vallecas. Según reconocía el propio arquitecto británico, "la idea es recrear los estímulos vitales y visuales” con cambios de colores, azul oscuro en el norte y claro en el sur. En la azotea habrá zonas comunes y una gran pérgola con paneles solares.

 

Necesidad histórica
Pero aunque la vivienda de autor esté ahora más de moda que nunca, la idea de usar la arquitectura como un bien social, además de estético, no es nueva. Si ahora hablamos de Cook, Isozaki, Chipperfield, Mayne o Ferrater, hace ya más de dos siglos filósofos y arquitectos pensaban en cómo aplicar el desarrollo a la construcción. Las primeras propuestas surgen en plena la revolución industrial, cuando las ciudades comenzaron a recibir millones de personas en busca de un puesto de trabajo y una vivienda barata. Aquí nace el urbanismo moderno, en el intento de ampliar a las diferentes clases sociales los beneficios de la revolución industrial.

 

Pensadores y filósofos, como Robert Owen o Charles Fourier, dieron a luz proyectos como el de los falansterios, edificios con capacidad para más de 1.000 personas con estructuras similares a la de los palacios reales franceses y que se articulaban como auténticas ciudades.

 

Más recientes son las influencias de la vivienda racional del Existenzminimum, que culminó en el CIAM 2 de Frankfurt en 1929, y la revisión tipológica de los años sesenta y setenta, que introdujo elementos más flexibles en los edificios. Surgen así ideas como el proyecto PREVI de Lima, a partir de una convocatoria de Naciones Unidas a finales de los sesenta, que contaron con arquitectos como Chistopher Alexander, James Stirling y Aldo Van Eyck, entre otros.

 

En términos generales y aunque la situación social y económica actual tenga poco que ver con la incipiente industrialización europea del siglo XIX o con el desarrollismo del pasado siglo XX, siguen existiendo las mismas necesidades, viviendas de calidad y a precios asequibles, que consigan satisfacer las necesidades de la población al mismo tiempo que contribuyen, en la manera de lo posible, a la estética urbana.