Salitre, una primera toma de contacto que regala buenas sensaciones

La taberna Salitre en Fuengirola mantiene el anterior espacio prácticamente igual, agradable y luminoso, aunque se ha renovado con tonos marineros y las dos terrazas garantizan la afluencia con buen tiempo. La carta, muy extensa y atractiva, se divide en tapas clásicas, molletes, salazones, platos de atún, guisos e incluso alguna carne . Famosas han sido siempre sus mollejas de hecho. Buena materia prima y propuestas inteligentes que engancharán al público. 

Para empezar merece la pena probar las tortillitas de gambas cristal , originales y muy logradas, entre las mejores que se pueden comer por la zona. Bien cremosas las croquetas, tanto las de marisco como las de corvina . Algo menos convencieron los guisos , con salsas algo ligeras y sin trabar. Algo que se puede pasar por alto en unas ricas albóndigas de choco pero que deslucía el conjunto del atún con tomate y huevo a baja temperatura.

A partir de ese momento nos centramos en la estrella de la carta de Salitre: el atún rojo . Comenzando por unos estupendos salazones –corazón de atún, mojama y huevas de maruca–, continuando con una aún mejor selección de crudos –sashimi de descargamento, sashimi de tarantelo y tartar de ventresca– y terminando con un corazón de atún a la plancha y una parrillada de mormo, morrillo y una parpatana soberbia . Mucha calidad en el producto y sensibilidad y cuidado en los puntos de cocción.

La carta de vinos , aún en construcción, contiene referencias interesantes en el apartado de generosos y se muestra algo más tímida en el resto de apartados. Servicio muy correcto en nuestra visita a mediodía y entre semana pero con casi cien cubiertos al mismo tiempo tendrán que estar vigilantes. Aun con algunos platos y detalles por pulir, la taberna Salitre en Fuengirola deja buenas sensaciones y promete alegrías en el futuro.