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«El énfasis que ponen los padres en el rendimiento les dice a los hijos que los logros importan más que su persona»

Por Nora Rodríguez, fundadora y directora de Happy Schools Institute

S. F.

Las nuevas generaciones necesitan vínculos sólidos, pero también autoconocimiento, resistencia, compasión, humildad y la brújula ética y conectar con la brújula ética que nace desde su interior. La guía que les permite reflexionar no solo en el propio bienestar sino también en el de los demás. Somos la única especie que podemos enseñar a procurarnos bienestar y felicidad, pero la clave es que no se trata de estados que se consiguen rápidamente, como un deseo espontáneo, sino que nuestros hijos han de cultivar la felicidad responsable. La que consiste en aprender que los seres humanos sentimos mayor bienestar si conocemos nuestras fortalezas y nos beneficiamos de ellas para mejorar, cuando nos sirven además para ser solidarios, ayudarnos unos a otros, ser más generosos, altruistas y compasivos... Y en tiempos de pandemia, conquistar estas competencias es mucho más importante que alcanzar logros académicos .

El entorno no solo educa

¿Qué ha cambiado el Covid-19? Sin duda, muchas cosas, tanto individual como colectivamente . No hay más que ver cómo en las limitadas reuniones familiares ya son menos los que prefieren estar con el móvil en la mano… Pareciera que los seres humanos hemos redescubierto el placer de estar juntos , de mirarnos a los ojos, de escucharnos… Aunque sigamos aún sin saber, y tal vez tardemos más de lo que deseamos, hasta dónde esta inesperada experiencia global puede estar limitando en las nuevas generaciones de algunos de los aprendizajes que nos hacen más humanos y que necesitarán para avanzar.

Tanto niños como adolescentes están e una etapa en la que necesitan poderosamente la cercanía de personas de su edad o edades similares para que les devuelvan una imagen de si mismos. Necesitan devoluciones de aceptación sobre quiénes son, cómo son, y hasta dónde son válidas sus ideas… Algo en lo que ya hacía hincapié enfoques cercanos a la neurociencia social, como los trabajos del neurobiólogo Michael Gazzaniga: «El cerebro es lo que sustenta, gestiona y genera el sentido de la identidad y de la personalidad, la percepción del otro y la esencia humana».

O las investigaciones que han puesto el foco en cómo los contextos nos modifican también biológicamente, tal como ha explicado una y otra vez el neurobiólogo John Cacioppo: «En la actualidad podemos comenzar a encontrarle sentido a cómo el cerebro dirige el comportamiento social y a su vez a cómo nuestro mundo social influye en nuestro cerebro y en nuestra biología». Y es que el modo en que los seres humanos nos vemos a nosotros mismos en la adolescencia, y lo que entendemos sobre lo que somos en esa etapa, depende esencialmente de «nuestro grupo» pero fundamentalmente cómo experimentamos nuestro sentido de pertenencia. Así que volvamos a la idea inicial: ¿Qué pueden hacer los padres en tiempos de pandemia?

No es el momento de empujar para obtener logros

Para quienes necesitan por demanda evolutiva socializarse, en un contexto donde hay que estar alerta por pandemia, luchar por el cambio climático, sopesar la posibilidad de una futura crisis económica global, exige a los padres y otros adultos alentarles desde otros lugares, para que tengan propósitos y enfrenten sus propios desafíos, por mínimos que sean, poniendo el foco en cómo decidir pasos y procesos, más que en resultados.

El énfasis en el rendimiento en tiempos de impacto social como los que estamos viviendo les dice a los hijos que los logros importan más que su persona . Tal vez con demasiada frecuencia, los padres adoptan el enfoque de poner sus propias expectativas sobre ellos, frenando la oportunidad de que se equivoquen, vuelvan sobre sus pasos, se arrepientan y vuelvan a tomar energía para volver a probar y avanzar. Y lo cierto es que hoy, más que nunca, vivenciar todos estos aspectos es imprescindible, para fortalecerlos interiormente, para que aprendan a ser flexibles, para que desarrollen la adaptabilidad, y para el desarrollo de la resiliencia. Poder levantarse tras una caída es lo que da lugar al optimismo, porque se perciben más fuertes, y también la humildad es mayor, y entonces el camino hacia la compasión por los demás, que no es otra cosa que la empatía en acción, se convierte en una verdadera fortaleza. Y lo más importante, estas experiencias son las que necesitarán cuando la vida les pida que han de reinventarse.

Haz de tu hijo un líder socio-emocional

¿Y si los padres enseñaran a sus hijos la importancia de expresarse cuando están frustrados o desilusionados como primer paso para que luego tomen decisiones estratrégicas? ¿Y qué tal si les enseñaran a volver a su centro, a su interioridad, antes de exponerse a los demás en una situación de estrés? ¡Pues les estarían inspirando a poner el foco en lo que son, en sus valores, solo así es posible desarrollar una mente estratégica para tiempos de pandemia! Esto es una mínima parte de lo que les enseñamos en una semana a los jóvenes en los cursos online de liderazgo juvenil centrado en valores, pero estaría bien que lo enseñaran los padres. A menudo lo sugiero como entrenamiento para adaptarse a los cambios que plantea el crecimiento de los hijos, aunque los beneficiados sean éstos en última instancia.

Hoy más que nunca han de practicar aquellos desafíos que les sirvan para afrontar situaciones que en el futuro pudieran resultarles difíciles. Pero también han de intentar transmitirles que aún las experiencias más complejas son verdaderas oportunidades, y también son los padres los encargados de transmitir entusiasmo cuando las cosas salen mal, así como la curiosidad, porque los padres son verdaderos motores para despertar aquellos aspectos que le servirán en el futuro a los hijos para caminar en situación de incertidumbre. Y han de hacerlo cada día.

Puede empezar por proponerse apagar el televisor a la hora de la cena, y hablar desde un lugar en que todos se sientan comprometidos, con temas comunes como el cambio climático, o cómo colaborar con un grupo que acción dando ideas simples para ayudar a otras personas frente a las necesidades de la pandemia. Los hijos necesitan escuchar a los padres, pero ante todo necesitan compartir, exponer sus propios puntos de vista, necesitan no estar de acuerdo y defender sus propias ideas. Y mientras los padres avancen a su lado, será exactamente ahí donde hallarán su propia brújula ética . No es un problema de que ahora hagan botellón los adolescentes, es un problema de cambiar de perspectiva adecuándose al contexto a la hora de educarles.

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