Hazte premium Hazte premium

familia/vida sana

Las alteraciones crónicas del sueño afectan hasta a un 30% de la población infantil

La privación o la mala calidad del sueño de forma crónica puede ocasionar secuelas físicas y psicológicas

Las alteraciones crónicas del sueño afectan hasta a un 30% de la población infantil

S.F.

Según el doctor Javier Albares, director de la Unidad del Sueño Pediátricode sanitas Hospitales, «el sueño es un estado fisiológico cuya ausencia o alteraciones produce efectos adversos significativos, por lo que es fundamental diagnosticar el trastorno a tiempo y realizar un tratamiento adecuado que evite complicaciones cognitivas e incluso físicas. Es importante aclarar que los trastornos del sueño en adultos son diferentes a los de los niños y, por tanto, sus causas y consecuencias también».

El objetivo es abordar un problema que afecta de forma transitoria a gran parte de la población infantil y de forma crónica hasta a un 30% de la misma. Los trastornos del sueño en niños pueden tener un origen fisiológico relacionado con otras enfermedades, pero en su gran mayoría se deben a problemas relacionados con los hábitos establecidos por los padres. «Una correcta higiene del sueño es responsabilidad de los padres y en ocasiones éstos necesitan ayuda para establecer unos hábitos que ayuden al niño a descansar de forma adecuada. Tanto en esos casos como en los que el problema se debe a una enfermedad subyacente hay que acudir a un especialista para establecer un diagnóstico y un tratamiento personalizado que evite complicaciones o que el problema se haga crónico», afirma el el doctor Albares.

La recogida de datos mediante pruebas especializadas y la historia clínica del niño son herramientas fundamentales para establecer los pasos que deberán seguirse en el estudio de cada caso y determinar a qué se debe el trastorno del sueño que padece cada paciente.

Trastornos del sueño infantil

Algunas de las principales patologías del sueño en edad pediátrica están asociadas a problemas respiratorios, como la apnea obstructiva, que produce repetidamente la obstrucción de las vías respiratorias, o el ronquido primario, que afecta al 10% de la población infantil. Si se sospecha la presencia de esta patología es necesario realizar una polisomnografía. Esta técnica estudia el sueño mediante el registro de múltiples parámetros fisiológicos que se recogen mientras el niño duerme, durante un tiempo variable, normalmente de 8 horas. Es un estudio inocuo para el paciente que no requiere anestesia o sedación. Gracias a la información recogida durante la monitorización puede determinarse el trastorno respiratorio exacto que padece el niño y que le impide descansar con normalidad.

El insomnio también es un trastorno muy frecuente en la infancia. «En la mayoría de las ocasiones se puede resolver con la explicación de hábitos correctos de sueño a los padres, ya que suele estar ligado a problemas de establecimiento de hábitos y límites en el momento del sueño», apunta el doctor Albares. Es el caso del denominado trastorno del establecimiento de límites, que es una alteración que se caracteriza por el rechazo del niño de irse a la cama en el momento adecuado y que se produce por un error del cuidador a la hora de inducir el sueño. También del trastorno de las asociaciones al inicio del sueño que se produce cuando el sueño se altera por la ausencia de un objeto o circunstancias que el niño asocia al inicio del sueño.

Otros problemas habituales son la narcolepsia, que se caracteriza por la somnolencia y períodos de sueño de aparición súbita; el síndrome de movimiento de piernas nocturno; el sonambulismo; las pesadillas o terrores nocturnos y las micciones involuntarias durante el sueño.

En la adolescencia también pueden presentarse alteraciones del sueño como son los trastornos del ritmo circadiano, también llamados trastornos del ritmo sueño-vigilia. Entre los más frecuentes, el denominado síndrome de fase retrasada del sueño, asociado a acostarse a altas horas de la madrugada y que ocasiona dificultades para despertarse temprano y, en consecuencia, desarrollar las actividades habituales durante el día. «En la Unidad del Sueño Pediátrico contamos con una técnica pionera que nos permite estudiar los trastornos del ritmo circadiano. El paciente lleva durante una semana unos sensores especialmente diseñados para su medición», explica el doctor Albares.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación